
El próximo 15 de mayo vence la fecha límite acordada para la entrada de Sidenor en Talgo. Sin embargo, la dilatación en el tiempo de esta mediática operación, anunciada hace más de dos meses y que podría demorarse otro mes más, no hace sino acrecentar la ya de por sí enredada maraña de especulaciones que circulan entre los analistas. De no ejecutarse finalmente esta adquisición, la complicada situación que arrastra el fabricante vasco de trenes, en la cuerda floja desde el año pasado, podría hacer que descarrilara. Es por eso que, a tenor de la delicadeza del asunto que está entre manos, las instituciones que se han manifestado a lo largo del proceso optan ahora por la más extrema prudencia.
Este repentino hermetismo provoca nuevas dudas en torno a la decisión final del presidente de la acerera vasca, José Antonio Jainaga, que hace justo una década se hizo con Sidenor, la empresa en la que ocupaba el cargo de director general. Supo ver su oportunidad cuando en 2005, la brasileña Gerdau, que había comprado la compañía industrial a Sabino Arrieta diez años antes, anunció su salida. La compró entonces sin apoyos externos, a través de la empresa Clerbil, que constituyó con sólo 3.000 euros.
Durante estos años, el empresario vizcaíno ha incrementado la rentabilidad de dicho grupo, a pesar de la pandemia y de los altos costes de la electricidad, que incluso a finales de 2021, le obligaron a interrumpir durante 20 días la producción de su fábrica matriz de Basauri, en Vizcaya. Con esta experiencia a sus espaldas, unida a su larga trayectoria y a su deseo de realizar diversas adquisiciones con el objetivo de diversificar sus negocios, Jainaga debe ahora dilucidar si sigue adelante con su entrada en Talgo o, si por el contrario, echa mano del freno.
Un lastre de 116 millones
Las cuentas de la histórica compañía de trenes han quedado tocadas por la multa de 116 millones que le impuso Renfe por no cumplir los plazos previstos para sus entregas. En este sentido, el fabricante ferroviario registró un beneficio de 8,8 millones en 2024, un 28% menos que el año anterior, pero que se ha tornado en pérdidas de 107,9 millones de euros después de provisionar el pago de dicha sanción.
Es por eso que Talgo sigue tratando de flexibilizar su pago. De hecho, su presidente, Carlos Palacio, ha enviado una carta al nuevo presidente de Renfe, Álvaro Fernández, para trasladarle su preocupación por la situación de la compañía y pide al operador ferroviario revisar sus contratos, como está haciendo con CAF, Stadler y Alstom, por el incremento del precio de los materiales tras la pandemia y la invasión rusa de Ucrania. En su misiva, alerta de que dicha sanción, que ha arrastrado a Talgo a números rojos en 2024, podría poner en peligro su futura viabilidad al dificultar un acuerdo con la banca, que debe estar dispuesta a refinanciar los 403,9 millones de euros de deuda financiera neta con los que Talgo ha cerrado el pasado ejercicio.
De ser así, habría vía libre para continuar con los planes presentados a Trilantic para comprar el 29,8% de Talgo junto a BBK, Vital y el Gobierno Vasco -a través de su fondo Finkatuz-, a cambio de 154 millones ahora y otros 30 hasta 2028. Sin embargo, habrá que ver qué evolución sigue la cotizada, cuyo valor actual en Bolsa se acerca a los 3 euros por acción, muy por debajo del récord de 5 que alcanzó a tenor de la OPA realizada por el grupo húngaro Magyar Vagon y que sirvió de base para negociar el montante de la oferta vasca al fondo británico. Así, el consorcio liderado por el empresario vizcaíno estableció una parte fija de 4,15 euros y elevó su bonus de 0,65 a 0,85 euros en función de los resultados financieros que obtenga Talgo en 2027 y 2028, si bien estos aún están pendientes de refrendar.
Nuevo plan industrial
Una vez despejadas esas incógnitas, Jainaga deberá diseñar un nuevo plan industrial que resuelva la saturación de sus dos plantas de Rivabellosa y Las Matas y ayude a sanear y fortalecer la compañía, aunque para ello deberá conocer al detalle el estado de los pedidos retrasados y leer la letra pequeña de los comprometidos con Alemania y Dinamarca, también fuera de plazo, que podrían acarrear más sanciones. Se desconocen aún las posibles multas, pero probablemente superarían lo establecido por Renfe a nivel nacional.
Una cartera de pedidos en todo el mundo por valor de 4.173 millones
Desde su fundación hace más de 80 años, en 1942, Talgo ha sido sinónimo de exportaciones desde la comercialización de los nuevos trenes diseñados por Alejandro Goicoechea con financiación de José Luis Oriol Urigüen, conocidos como composiciones Talgo, que en la actualidad están presentes en las Series 112 y 730 de Renfe, y también en los S106, conocidos como Avril. Aunque este modelo se presentó en 2008, no fue hasta 2016 cuando Renfe encargó las primeras unidades y, si bien el fabricante de trenes adquirió el compromiso de tenerlos listos para 2021, las primeras unidades no se entregaron hasta el año pasado. Además, han sido objeto de numerosas incidencias.
Al cierre de 2024, la cartera de pedidos de Talgo ascendía a 4.173 millones de euros, una cifra similar a la del ejercicio anterior, y más del 80 % de los mismos corresponden a proyectos internacionales. Sus encargos para fabricación de nuevos convoyes cuentan con un calendario de ejecución de ingresos que abarca de 2 a 5 años, que complementan sus ingresos recurrentes derivados de sus contratos de mantenimiento.