
El mercado de la aviación ejecutiva, centrado en los vuelos en jets privados, vivió un fuerte impulso durante la pandemia de Covid-19, tras el desplome inicial de 2020. "El negocio del alquiler de jets privados está ahora mismo en un momento de estabilización después de una gran subida durante la pandemia", explica el director general de LunaJet, compañía especializada en vuelos privados.
En 2020, con los confinamientos, la actividad fue "un año fatal para la aviación en general". Sin embargo, a partir de 2021 y especialmente en 2022, la aviación ejecutiva se recuperó con rapidez: muchos viajeros optaron por el jet privado ante la reducción de vuelos comerciales regulares y las restricciones sanitarias. Según LunaJet, tras la reapertura de fronteras "no había tantas frecuencias de aerolíneas, por lo que mucha gente tuvo que volar probando esta manera de seguir con sus viajes personales". Este fenómeno provocó "un gran subidón de demanda" durante lo peor de la crisis sanitaria.
Los datos confirman este repunte. En Europa, el número de vuelos de aviación de negocios aumentó un 12,9% en 2022 respecto a 2021, superando en muchos casos los niveles previos a la pandemia. España no fue la excepción: numerosos usuarios descubrieron el jet privado como una alternativa para viajar con mayor autonomía y evitando aeropuertos concurridos.
Según LunaJet, más del 80% de quienes probaron la aviación ejecutiva durante la pandemia repitieron posteriormente, consolidando una base de clientes recurrentes. Superado el pico inicial del periodo post-Covid, el sector ha entrado en una fase de crecimiento estable. "Ahora estamos en un momento de estabilización de ese gran crecimiento", señala el directivo.
Esto no implica una caída abrupta de la demanda, sino una normalización en niveles altos, sin el ritmo exponencial de 2021-2022. Muchos de los nuevos clientes siguen volando con regularidad. "La demanda que se creó durante la pandemia está volando cada vez más a menudo", apunta, tras lo que considera que viajar en jet privado se ha convertido en hábito para un segmento de viajeros frecuentes.
Desde el punto de vista económico, las empresas del sector han recuperado e incluso superado sus niveles de facturación previos a 2020. Es el caso de Eurosky, bróker aéreo español fundado en 2008, que facturó algo más de 4 millones de euros el año pasado, muy cerca de su récord de 2019 (4,5 millones).
"La mejor marca fue 2019 y el año pasado por poco la logramos", señala su director general, quien anticipa que en 2025 alcanzarán los 4,5 millones. La previsión de crecimiento sostenido a medio plazo aleja al sector de los altibajos vividos entre 2020 y 2022.
España en el contexto europeo
España se ha consolidado como uno de los cinco principales mercados de aviación ejecutiva en Europa, solo por detrás de Francia, Reino Unido, Alemania e Italia. En 2023 se registraron 114.656 movimientos (vuelos de despegue o aterrizaje) de aviación de negocios, lo que sitúa al país en el quinto puesto del ranking europeo.
Esta actividad generó un impacto económico de 3.100 millones de euros y sostiene unos 21.000 empleos directos e indirectos. Tras el máximo de actividad de 2022, el número de operaciones se ajustó ligeramente a la baja (un 5% menos en 2023), en línea con la normalización pospandemia observada en el continente.
El peso del sector dentro del sistema aéreo español también ha vuelto a proporciones más habituales. En 2022, los vuelos de negocios llegaron a representar el 10,5% de todos los movimientos aéreos en el país, frente al 4,9% registrado en 2023, ya con la aviación comercial plenamente recuperada.
Aun así, España cuenta con una red de 79 aeropuertos utilizados por jets privados y cerca de 9.216 ciudades conectadas al año mediante este tipo de vuelos, lo que refleja su relevancia para la conectividad punto a punto, especialmente en rutas que no cubren las aerolíneas comerciales.
Pese a la estabilización de la demanda y la consolidación de la oferta, la aviación ejecutiva en España sigue enfrentando desafíos clave. La escasez de pilotos, la evolución del marco regulatorio europeo en materia de sostenibilidad y la creciente competencia marcarán la evolución del sector. Tanto operadores como brókers coinciden en que el reto será mantener la competitividad sin sacrificar calidad ni eficiencia operativa.
LunaJet estima que un vuelo promedio puede rondar los 800 euros por persona, una cifra que hace más accesible este tipo de servicios. La compañía atribuye esta rebaja a la mayor disponibilidad de aviones, aunque advierte de que la falta de pilotos podría limitar la capacidad de respuesta del mercado.
En este escenario, la última incorporación al mercado español ha sido la de Welojets, que ha establecido en el país su sede central europea. Con oficinas también en Buenos Aires, Miami y Boston, la compañía apuesta por España como uno de los epicentros de la aviación ejecutiva, tanto por su peso en la conectividad aérea del sur de Europa como por el creciente interés del pasajero internacional.
Fundada en 2018, Welojets creció un 34% en 2023 y prevé un incremento del 42% este año. El refuerzo de su presencia global se traduce en la apertura de una nueva oficina en Boston, que permitirá estrechar vínculos con el mercado estadounidense, el más potente en este sector.
La compañía opera con acceso a más de 7.300 aeronaves en todo el mundo, exclusivamente mediante operadores certificados. Su oferta abarca desde jets privados y helicópteros hasta vuelos chárter para grupos, adaptándose a distintas necesidades con una orientación clara hacia la seguridad y la experiencia de cliente.
En España, la compañía se beneficia de un entorno especialmente dinámico: durante el verano de 2023, los vuelos internacionales privados superaron en un 25% los niveles de 2019.
Sólo las Islas Baleares concentraron en torno al 20% del tráfico europeo, con un volumen de inversión asociado superior a los 450 millones de euros. Esta inyección de capital sitúa al mercado español como una de las plazas más atractivas para las compañías de aviación ejecutiva