
El sector hotelero global está experimentando un cambio sustancial en los flujos de inversión tradicionales. Según el informe Global Hotel Investment Outlook 2025 de la consultora inmobiliaria JLL, los inversores están redirigiendo el capital hacia Oriente Medio y Asia, mientras los mercados tradicionales de Europa y América del Norte muestran signos de saturación. Este fenómeno responde a una combinación de políticas gubernamentales favorables, crecimiento económico sostenido y un entorno turístico cada vez más competitivo en estas regiones emergentes.
En particular, Oriente Medio está destacándose como un destino clave para la inversión hotelera. Arabia Saudí, con su Plan Vision 2030, tiene en marcha un ambicioso proyecto para diversificar su economía y posicionarse como un centro turístico global. Este plan incluye desarrollos hoteleros de gran envergadura que están atrayendo capital internacional.
Iniciativas como el proyecto NEOM, que promete ser una de las ciudades más innovadoras del mundo, han convertido al país en un imán para las grandes cadenas hoteleras, que buscan aprovechar la expansión de la infraestructura turística en un mercado emergente de alto crecimiento. En la misma línea se sitúan el resto de economías arábigas, con especial foco en Emiratos Árabes Unidos.
El mercado indio también está desempeñando un papel central en este cambio de foco. Con una población creciente y una clase media en expansión, India se está consolidando como uno de los destinos preferidos para la inversión hotelera en Asia. El sector turístico indio ha experimentado un fuerte crecimiento, apoyado por políticas gubernamentales que incentivan el desarrollo de infraestructuras y la mejora de la conectividad. Además, la creciente demanda interna y la llegada de turistas internacionales están fomentando la expansión de la oferta hotelera en las principales ciudades y zonas turísticas del país.
A la par de estos dos gigantes, el sudeste asiático también se posiciona como una región clave para la inversión hotelera. Países como Vietnam, Indonesia y Tailandia están experimentando un auge en la construcción de nuevos complejos turísticos y resorts. El aumento de los ingresos disponibles, la mejora de las infraestructuras y el creciente interés por el turismo internacional están impulsando la expansión de la oferta hotelera en estos países, convirtiéndolos en nuevos polos de atracción para los inversores globales.
Ejemplo de ello es la inversión de compañías españolas como Meliá, que acaba de abrir su primer hotel en Laos y crecerá de 22 a 27 hoteles, sumando nuevos en países como Vietnam este ejercicio. La marca española NH Collection, ahora en manos de Minor, también acaba de llegar a Tailandia; mientras Barceló tantea su expansión en Egipto.
Este giro de la inversión hacia Oriente Medio y Asia está siendo impulsado, además, por las altas barreras de entrada y la saturación que enfrentan los mercados tradicionales. En Europa y América del Norte, muchos destinos clave ya cuentan con una oferta hotelera consolidada, lo que limita las posibilidades de expansión.Las inversiones en estos mercados están orientadas a la renovación de infraestructuras existentes o a la diversificación de servicios, mientras que en Oriente Medio y Asia, la construcción de nuevos complejos y la modernización de las infraestructuras turísticas están en pleno auge.
Las políticas gubernamentales en estos países han jugado un papel crucial en la atracción de inversiones. En Oriente Medio, la liberalización del mercado y los incentivos fiscales han sido factores clave para atraer a los grandes inversores internacionales. En Asia, la estabilidad política, la mejora de la infraestructura y la promoción de iniciativas turísticas han convertido a países como India, China y los de la región del sudeste asiático en puntos calientes para la inversión hotelera.
En cuanto a España, aunque sigue siendo un destino clave para el turismo europeo, el mercado hotelero se enfrenta a desafíos derivados de la competencia internacional. Si bien las grandes cadenas españolas continúan operando en el país, el creciente interés por mercados en expansión como Oriente Medio y Asia puede desviar una parte del capital hacia estos destinos emergentes. Los inversores están mirando hacia el futuro, buscando mercados con un potencial de crecimiento a largo plazo, algo que estas regiones ofrecen de forma más atractiva en comparación con los mercados maduros europeos.
El cambio de enfoque hacia el este también está impulsado por la creciente demanda de turismo sostenible y de lujo, que estos destinos están empezando a satisfacer con nuevos desarrollos que priorizan la sostenibilidad ambiental y la integración de tecnologías avanzadas. En muchos de estos países, los desarrollos hoteleros no solo buscan ofrecer lujo, sino también incorporar prácticas sostenibles que atraigan a un nuevo tipo de turista preocupado por el impacto ambiental de sus viajes.
La diversificación de las inversiones hacia estos mercados emergentes también se ve favorecida por los avances en infraestructura tecnológica. La conectividad y la digitalización de los servicios turísticos están convirtiendo a Oriente Medio y Asia en destinos más accesibles y atractivos para turistas internacionales, lo que se traduce en mayores oportunidades para los desarrolladores de proyectos hoteleros. Además, la creciente demanda de nuevos tipos de turismo, como el turismo de salud y bienestar, está alimentando aún más la expansión del sector hotelero en estas regiones.