
Tras largos meses de negociación, Vueling y el sindicato Sepla alcanzan un preacuerdo para el IV Convenio Colectivo de pilotos de la compañía. Con el pacto, apoyado por el 77,7% de los comandantes, la aerolínea aspira a desbloquear inversiones y la llegada de más aviones. Hasta ahora, la falta de un nuevo marco laboral había lastrado su crecimiento dentro de International Airlines Group (IAG).
La operadora aérea informó en un comunicado que el acuerdo fue suscrito en una votación en la que participó el 90,2% del colectivo. "Se ha trabajado en una propuesta encaminada a alcanzar un equilibrio que apoye el objetivo de desarrollo de Vueling y cubra las necesidades del colectivo". El texto nace del convenio actual, vigente hasta el próximo 31 de diciembre.
"El preacuerdo permite comparte los buenos resultados de la compañía con el colectivo. Contempla medidas económicas, laborales, de desarrollo profesional y beneficios sociales, entre otras", desgrana.
La compañía que preside Carolina Martinoli sella así el convenio con los pilotos un año después de hacer de firmar la paz con los tripulantes de cabina, que también debían tener un nuevo convenio colectivo. Aunque con los comandantes se alcanzó de manera pacífica, los tripulantes protagonizaron una huelga de tres meses, de noviembre de 2022 a enero de 2023.
Vueling espera ahora las nuevas inversiones
Con el acuerdo ya cerrado, Vueling espera ahora ser protagonista de las nuevas inversiones de IAG -el conglomerado que forma junto a British Airways, Iberia o Aer Lingus-. La llegada de nuevos aviones con los que ampliar capacidad estaba supeditada a la estabilidad laboral ya conseguida.
En el primer semestre del año, la low cost incrementó solo un 1,4% su capacidad y un 5,9% los pasajeros transportados. Iberia, por ejemplo, llevó a un 10,3% más de viajeros y elevó la capacidad el 17,4%. La media del grupo fue una subida del 7,2% de pasajeros y del 7,5% de la capacidad.
Las inversiones, además, servirían a Vueling a acelerar en el camino de desestacionalizar su operativa y hacerla menos dependiente de la temporada de verano y mantener su posición de dominio en el aeropuerto de Barcelona-El Prat ante la apuesta que muchas compañías están haciendo por la plaza catalana.