
Para muchos, verano es sinónimo de sol, mar y arena. Y en playas, España va sobrada. Solamente contando las banderas azules, nuestro territorio cuenta con un total de 747 localizaciones (638 en la costa) con una calidad certificada. Pero de entre todas ellas u otras, puede resultar complicado elegir una.
Para quienes hayan planeado veranear por el norte, las aguas del Cantábrico esconden un sinfín de rincones maravillosos en los que poder relajarse y darse un baño sin el agobio de las aglomeraciones.
Este es el caso de la playa de Torimbia, en Llanes (Asturias). Se trata de un pequeño rincón escondido con una excepcional belleza natural. Esta playa es conocida por su forma semicircular en forma de concha y por estar rodeada de altos acantilados cubiertos de vegetación. Todo ello ofrece un paisaje en el que el azul del mar contrasta con el verde de sus acantilados.
La playa cuenta con aproximadamente 500 metros de longitud, con arena fina y dorada y con aguas cristalinas en las que bañarse, bucear, practicar deportes acuáticos o simplemente disfrutar del paisaje. Cuenta también con un chiringuito en temporada de verano y con duchas, aunque prohíbe el acceso con animales domésticos desde el 1 de junio hasta el 30 de septiembre.
A la playa se accede a través de un sendero que desciende desde el aparcamiento, lo cual confiere a este lugar de un toque de aventura y exclusividad para quienes la visitan.
El entorno de la playa de Torimbia es igualmente cautivador. Los acantilados ofrecen vistas panorámicas espectaculares, perfectas para los amantes de la fotografía y el senderismo. Además, en los alrededores se pueden encontrar varias rutas de senderismo que permiten explorar la belleza salvaje de la costa asturiana.