A partir de 2024, si no hay trabas en los trámites parlamentarios, el 80% de los barcos que pasan por el Puerto de Barcelona pagarán un nuevo impuesto autonómico que gravará con un euro por tonelada las emisiones de óxidos de nitrógeno y partículas de las escalas de los buques de más de 5.000 toneladas, lo que incluye a los cruceros, además de barcos portacontenedores, petroleros, ferrys y otros buques de carga. También será aplicable al 76% de los barcos en el Puerto de Tarragona, y a 75 buques en otros puertos catalanes, como el de Palamós, según datos de 2022.
El consejero de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, David Mascort, ha desgranado en rueda de prensa que la carga tributaria media por escala será de unos 759 euros. El 44% de las escalas tienen una cuota inferior a 300 euros, el 60% por debajo de 500 euros, y el 78% menos de 1.000 euros, pero las casuísticas son muy diversas.
Así, los cruceros pagarán una media de 1.440 euros por escala, frente a unos 495 euros de los portacontenedores, y 3.000 euros en el caso de los petroleros, ha detallado.
Quedan exentos del impuesto los grandes barcos que presten servicios públicos, los que se ven obligados a atracar o fondear en caso de peligro o fuerza mayor y los que realicen actividades de ayuda humanitaria. También se bonifica en un 25% a las escalas de los ferrys que conectan con Baleares (Palma, Mahón e Ibiza), como líneas de servicio público.
Asimismo, se prevén reducciones de la cuota por conexión del barco a la red eléctrica mientras está amarrado, o por uso de baterías internas, y también bonificaciones por certificados de mejora energética. Los ingresos del nuevo tributo se destinarán al Fondo para la protección del ambiente atmosférico de la Generalitat.
Revisión de la recaudación
El nuevo impuesto prevé una recaudación de unos 7,5 millones anuales, inferior a la estimada en el anteproyecto de ley, y también se ha eliminado el sistema de cuotas crecientes conforme pasen los años (se auguraban 9,7 millones de recaudación en 2023 y 34 en 2026).
Eso sí, el Govern hará una nueva evaluación del impuesto dentro de tres años, y sus elementos de cuantificación se pueden modificar a través de la Ley de Presupuestos de la Generalitat.
Según el consejero Mascort, el nuevo impuesto portuario catalán estipula una cuota similar a la que ya aplican otros puertos en los países Bálticos, si bien será el primer enclave español en implantarlo, aunque descarta que por ello los puertos catalanes pierdan tráfico.
La intención de la Generalitat es aprobar el nuevo impuesto antes de fin de año y llevarlo al Parlament para su aprobación, a más tardar, en la primera mitad de 2024. En ese caso, se empezará a aplicar en el segundo semestre del próximo año, con autoliquidación cada seis meses por parte de las navieras y armadores.
De hecho, este impuesto llega con años de retraso, ya que estaba previsto en la ley catalana de cambio climático que aprobó el Parlament en 2017, con la intención de que entrase en vigor en 2019. También formó parte de los acuerdos presupuestarios entre la Generalitat y Podemos para los ejercicios 2022 y 2023.
Más presión a los cruceros
El nuevo tributo añade una nueva carga fiscal a los cruceros que recalan en Cataluña, que ya pagan la conocida como tasa turística catalana, a la que se añade un recargo municipal creciente en Barcelona, si bien estos importes los pagan los pasajeros.
De hecho, según lo estipulado en los Presupuestos de la Generalitat de este año, desde abril ha subido el impuesto turístico autonómico para los cruceros que pasan menos de 12 horas en la capital catalana, que se ha incrementado de un euro a tres, mientras que para los de más de 12 horas la tarifa ha bajado de tres a dos euros, como vía para incentivar escalas más largas que reporten mayor beneficio económico a la ciudad, y penalizar estancias breves en las que los barcos mantienen los motores en marcha.
El recargo municipal de Barcelona, que en 2022 era de 1,75 euros, es este año de 2,75 euros, y a partir de abril de 2024 alcanzará los 3,25 euros.
Cabe recordar que el Puerto de Barcelona está en cabeza a nivel mundial en turismo de cruceros, solo superado por los puertos del Caribe. De enero a agosto ha registrado 2,2 millones de cruceristas, frente a los 1,33 millones del mismo periodo de 2022, y por encima de los registros prepandemia.