Transportes y Turismo

El cambio climático castiga a la agricultura y al turismo

  • Las altas temperaturas están provocando el desvío de turistas hacia la zona norte de España

Las consecuencias del cambio climático son, ante todo y de momento, visuales. Se observan en termómetros que marcan durante días más de 40 grados; en cauces de ríos sin apenas torrente y en embalses que descubren lo que llevaba décadas bajo el agua; en coches abollados por el granizo, en garajes anegados y, con un aspecto más cruel, en hectáreas de bosques arrasadas. Y las alarmas se solapan: el mes de julio de este año ha sido el más caluroso de la historia, según el observatorio Copernicus. No obstante, y más allá, las repercusiones del calentamiento global prometen desplegar, en no demasiado tiempo, unas realidades que aunque menos visuales son igualmente perjudiciales para el día a día de las sociedades y, en el mundo desarrollado, amenazan con dinamitar su bienestar. Las pérdidas de cosechas conllevan escaladas de precios de los productos del campo, las olas de calor empiezan ya a alterar los flujos turísticos y las altas temperaturas recortan la productividad y la capacidad de trabajo. El cambio climático se revela ya como un agente desestabilizador de la economía mundial.

Los episodios de calor extremo registrados en diferentes zonas del planeta a lo largo de este verano han impactado notablemente en el Producto Interno Bruto (PIB) mundial, anticipando una reducción cercana al 0,6% para 2023, según el informe elaborado por la aseguradora Allianz Trade. "Los empleados afectados por el calor reducen sus horas de trabajo, ralentizan sus tareas y cometen errores. La caída de la productividad en el trabajo derivada de las temperaturas extremas es un fenómeno bien conocido", recoge el documento.

Los fenómenos meteorológicos extremos y relacionados con el clima llevan tiempo provocando pérdidas económicas millonarias. Según un estudio del Banco Central Europeo (BCE), entre 1985 y 2007 estos eventos mermaron los saldos presupuestarios entre un 0,23% un 1,4% en los países desarrollados. El análisis señala, además, que los costes seguirán incrementándose, y prevé que la Unión Europea tendrá que destinar anualmente el 1,4% de su PIB a paliar el impacto derivado del incremento de las temperaturas.

Más allá, el organismo europeo estima que los efectos del cambio climático podrían hacer caer el PIB de la eurozona hasta un 4% en el 2030 y un 10% a finales de siglo y, en este misma línea, otra investigación publicada por la firma de desarrollo sostenible Arup junto a Oxford Economics advierte de que la inacción de los gobiernos y empresas respecto a la lucha contra el cambio climático podría hacer que el PIB mundial se redujera un 5% antes de 2050.

Según el BCE, de las cuatro grandes economías de la eurozona, España es la que cuenta con una inflación más expuesta a los shocks climáticos y afirma que nuestro país ha enfrentado pérdidas equivalentes al 5,4% del PIB entre 1980 y 2020. La institución sostiene que también se posiciona como el más susceptible a sufrir el impacto en la ratio de deuda pública con respecto al PIB.

Plos One asegura que el clima de Madrid será como el de Marrakech en el 2050

La sequía es uno de los fenómenos que más repercusión va a tener en España, también desde el punto de vista económico. Los analistas Hazem Krichene y Arne Platteau, de la agencia de calificación europea Scope, calculan que las olas de calor cada vez más intensas y persistentes podrían costar al conjunto de la Unión Europea 32,7 billones de euros hasta 2050. España, con 4,6 billones de euros (el 17,4% de sus ingresos), e Italia, con 10 billones, serían los países más afectados por este fenómeno que, de acuerdo con la prueba de estrés climático macroeconómico (MCST) que realiza la agencia, es el que cuenta con más exposición al riesgo para la agricultura. Los analistas destacan que los daños ocasionados sólo en estos dos países representarían el 45% de las posibles pérdidas a nivel europeo.

Según Krichene, "el coste agrícola español supone el 20,2 % del coste agrícola de la UE y el 33% de las pérdidas del sector" de las cinco grandes economías del bloque comunitario.

Europa está sufriendo este verano una sucesión de olas de calor inédita en los últimos años. Con temperaturas que en la mayor parte de los países mediterráneos superan los 45 grados, muchos gobiernos han optado por ampliar los horarios de visita de los principales monumentos y lugares de interés turístico para permitir a los visitantes que esquiven las horas centrales de calor.

"Las olas de calor pueden reducir el atractivo del sur de Europa como destino turístico a largo plazo"

"La era del calentamiento global ha terminado. Ha llegado la era de la ebullición global", sentenciaba el pasado mes de julio António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas. Se trata de un aviso especialmente importante para el sector turístico, que afronta ya uno de los retos más importantes de las últimas décadas a nivel internacional. No obstante, países como España, que fían a este sector en torno a un 12% de su PIB, están especialmente expuestos.

"Las olas de calor pueden reducir el atractivo del sur de Europa como destino turístico a largo plazo, lo que tendría consecuencias económicas negativas dada la importancia del sector en España", subraya la agencia crediticia Moody's. También el Daily Mail señala que los turistas británicos, el principal mercado emisor para nuestro país, están empezando a cambiar España por destinos más septentrionales intentando huir de las cada vez más frecuentes olas de calor y los incendios forestales. Y las perspectivas caminan sobre cifras como las que arroja Plos One, que augura que en 2050, el clima de Madrid se asemejará al de Marrakech.

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