
La recuperación de la movilidad y el tráfico aéreo tras la pandemia del Covid-19 se ha visto impactada por una subida de los precios del petróleo que se ha acrecentado con la guerra en Ucrania. Las aerolíneas europeas han conseguido esquivar las primeras consecuencias de las tendencias inflacionistas del petróleo, pero se enfrentan ahora a una disyuntiva: contratar coberturas de cara a los próximos trimestres con la vista puesta en la curva de los futuros. Es por ello que, tal y como confirman fuentes del sector a elEconomista.es, están acortando este tipo de derivados financieros ante la situación actual del mercado que, admiten, "está prácticamente cerrado" ante la caída de la curva que se espera para este invierno.
Las aerolíneas europeas se caracterizan por tener unas coberturas financieras sobre los precios del combustible que les salvan de los mayores impactos, pero no todas han seguido el mismo camino y algunas, como la compañía de bajo coste WizzAir, optaron por anular este tipo de salvavidas tras el golpe financiero que supusieron durante la peor época de la pandemia.
El resto, por el contrario, se encuentran de cara a los primeros meses en porcentajes de cobertura que van desde el 40% de las de mediano tamaño al 80% de gigantes como Ryanair. En medio se encuentran otras como IAG, con el 78%, easyJet, con el 71%, o AirFrance-KLM, con el 72% para este segundo trimestre. Esto les permite reducir su exposición a la volatilidad del mercado de los combustibles en un momento en que las constantes subidas ponen en jaque la rentabilidad del sector. Pero pese a que los porcentajes de cobertura son similares, los precios a los que se han firmado estos derivados financieros distan en cientos de dólares por tonelada entre una y otra compañía. En este sentido, según datos de las propias compañías, Ryanair es la que más barata ha conseguido la tonelada para los próximos meses. En concreto, a cierre de su año fiscal, en marzo, la cobertura del 80% tenía un precio medio de 470 dólares. No muy lejos se queda Lufthansa, con 528 dólares por tonelada. Precisamente esta aerolínea reconocía en su informe anual de cierre de 2021 que, pese a las coberturas, el precio de su partida de costes principal, el combustible, se había encarecido en un 50% el año pasado. No ha parado de subir desde entonces y el escenario para este ejercicio muestra mayores subidas. En un siguiente escalón, easyJet, con 619 dólares por tonelada.
Entre las que han pagado el queroseno más caro se encontraban IAG, con el 78% de las previsiones de gasto cubierto para este segundo trimestre a 905 dólares, y Air France-KLM, con un 72% este segundo trimestre y un 70% para el verano a un precio de más de 1.000 dólares por tonelada de fuel.
De cara a mejorar los niveles de cobertura en el medio plazo -de cara a la temporada de invierno y el próximo verano-, las aerolíneas están acortando las coberturas y tratan de retrasar al máximo la contratación de nuevos derivados. La curva de futuros del petróleo comienza a reflejar una bajada de los precios, por lo que poner sobre la mesa nuevos contratos en la situación de volatilidad de precios actual constituye para las propias aerolíneas "un riesgo de pagar más caro algo que está en descenso", admiten desde el sector. En concreto, tal y como se puede ver en el gráfico, es a partir de agosto de este año cuando se empezará a ver la bajada de precios. Para este mes estival, el precio es de 120,26 euros por barril, cifra que irá cayendo mes a mes hasta cerrar el año en 111,74 euros. De cara a 2023, las cifras de enero se sitúan en los 109,87 euros por barril, dato que se ve reducido hasta los 102,29 euros para junio de 2023.
Las últimas coberturas contratadas ya muestran esta subida. Por ejemplo, easyJet cerró 2021 con un 15% del combustible que usará en verano de 2023 firmado a un precio de 766 dólares. Solo tres meses después, este porcentaje ha subido al 20% y el precio se ha elevado hasta los 807 dólares.