
Cuando la saturación informativa es la norma y la atención del consumidor se ha convertido en un bien escaso, la capacidad de generar conexiones reales se ha vuelto el gran diferenciador para las marcas. El landscape ha cambiado. El mundo ahora está fragmentado, ruidoso, impaciente. Según datos recientes, un 58% de los consumidores ya había sustituido, a finales de 2024, los motores de búsqueda tradicionales por herramientas de IA generativa para obtener recomendaciones de productos y servicios. Esto evidencia un salto significativo, respecto al 25% registrado en 2023, en el mismo periodo.
La IA no solo ha transformado la manera en que interactuamos con el consumidor, sino que también ha elevado el listón en cuanto a personalización, eficiencia y relevancia. De hecho, un 68% de los consumidores adquirió productos recomendados por sistemas de Inteligencia Artificial en 2024, mostrando así la creciente confianza en estas tecnologías.
Este cambio de paradigma implica que las marcas ya no pueden depender solo de estrategias de comunicación masivas. La Inteligencia Artificial ha permitido una hiperpersonalización sin precedentes, donde los algoritmos pueden analizar el comportamiento del usuario en tiempo real y adaptar los mensajes en función de sus intereses, momentos de consumo y necesidades específicas, lo que influye de manera significativa en las decisiones de compra de los consumidores.
Experiencias personalizadas
De hecho, el informe State of Customer Engagement de Twilio así lo confirma: éstos gastan un 54% más en marcas que ofrecen experiencias personalizadas si bien, solo el 16% de las empresas, tiene la información necesaria para implementar estas estrategias de forma efectiva. La IA es una herramienta poderosa para las marcas, pero debe utilizarse siempre dentro de un marco ético y transparente
El experiential marketing hace algo diferente. ¡¡Invita!! Atrae a los consumidores al mundo de las marcas. Datos que sugieren, por ende, la brecha existente entre la tecnología disponible y su aplicación en el mercado.
En Newlink, estamos convencidos de que la tecnología, por poderosa que sea, no basta por sí sola para generar conexiones profundas y duraderas con los consumidores. La verdadera transformación se logra cuando las marcas adoptan lo que llamamos un propósito compartido, el cual se convierte en la intersección entre los intereses propios de una empresa y los de su entorno. Este no solo debe responder a las necesidades del negocio, sino que también debe atender las expectativas y valores de los consumidores, creando un terreno común sobre el que se puede construir una conexión genuina.
La brecha que hoy vemos entre la tecnología y su correcta aplicación en el mercado es precisamente una oportunidad para las marcas que, como nosotros, entienden que no basta con recurrir a las herramientas digitales. Las empresas deben repensar su manera de interactuar con el público: la comunicación ya no es unidireccional, debe ser un proceso bidireccional de conexión en tiempo real.
La coherencia entre lo que las empresas dicen, lo que hacen y, cómo interactúan con su público, es clave para construir una reputación
Hablamos de un principio estratégico que permite a las marcas conectar con sus audiencias a un nivel más profundo. Estas deben buscar y definir su propósito, alineándolo con sus acciones, ya que la coherencia entre lo que las empresas dicen, lo que hacen y, cómo interactúan con su público, es clave para construir una reputación, y un vínculo sólido y duradero.
Además, en un contexto de velocidad, transparencia y colaboración -principios que definimos como esenciales en la nueva era de las comunicaciones-, el propósito compartido se convierte en la brújula que guía a las empresas a través de la hiperconectividad y la constante evolución del mercado. Al final, no es suficiente con contar lo que uno quiere comunicar; es necesario comprender lo que la audiencia espera escuchar y cómo se puede generar valor compartido a partir de ese entendimiento.
En este sentido, la IA se presenta como una herramienta poderosa para reforzar el propósito compartido de las marcas, personalizando experiencias y mejorando la relevancia del contenido. Sin embargo, esto debe hacerse siempre dentro de un marco ético y transparente, lo cual resulta crucial para construir relaciones de confianza.
El desafío no es solo aprovechar la capacidad de la Inteligencia Artificial para segmentar y personalizar, sino hacerlo de forma que los consumidores perciban que su información es utilizada de manera responsable, sin comprometer su privacidad ni su confianza.
Esto se vuelve aún más relevante cuando pensamos en sectores como el lujo o el financiero, donde la confianza es un activo invaluable. En la industria del lujo, por ejemplo, la integración de Inteligencia Artificial ha permitido crear experiencias altamente personalizadas, anticipando las preferencias de los clientes VIP y ofreciendo recomendaciones basadas en su historial de compras. De manera similar, en el sector financiero, la Inteligencia Artificial está transformando la atención al cliente, proporcionando asesoramiento en inversiones y productos bancarios a través de asistentes virtuales que aprenden y evolucionan con cada interacción.
En definitiva, la clave para que la IA se convierta en un motor de conexiones reales entre marcas y consumidores reside en encontrar el equilibrio perfecto entre innovación, ética y humanidad. Las empresas que logren integrar de manera efectiva esta tecnología, con un propósito compartido, serán las que realmente logren trascender en este entorno hiperconectado.

Gustavo Martínez es Country Manager de Newlink en España y Chief Growth Officer global de Newlink