Telecomunicaciones y tecnología

Los 'hackers' de Anonymous inquietan a las instituciones por sus métodos

  • Llevan al mundo digital las protestas sociales con procedimientos ilegales

¿Qué tienen en común el aeropuerto de Narita en Japón, el ISIS, el cantante de Prodigy y el Ku Klux Klan? Los cuatro se han ganado la enemistad de Anonymous por muy diferentes motivos: el grupo de ciberactivistas ha declarado la guerra a las instituciones niponas para denunciar la caza de ballenas, al ISIS tras los ataques terroristas en París, a Keith Flint por cazar zorros y al KKK por su xenofobia. Descárguese la revista elEconomista Tecnología.

El grupo, que oculta su identidad bajo la máscara sonriente y misteriosa de Guy Fawkes, tiene también otros muchos objetivos: desde la pederastia a la corrupción política, pasando por las corridas de toros, los transgénicos, el sistema financiero o la falta de transparencia de los gobiernos y la libertad en Internet.

Anonymous, que pronto cumplirá una década de actividad, se ha convertido en un fenómeno ineludible del mundo digital que nos ha tocado vivir. El interés que despiertan es evidente: Google encuentra 429 millones de entradas sobre el movimiento. La publicación del libro Las mil caras de Anonymous nos ha animado a preguntarnos quiénes son, sobre la legitimidad de sus acciones y si estarán entre nosotros durante mucho tiempo.

Muchos grupos distintos

En primer lugar, no podemos hablar de un único Anonymous, pues en cada país y en cada zona existen diferentes facciones de este movimiento. Sus orígenes los encontramos en la web 4Chan, cuyos foros estaban caracterizados precisamente por ese anonimato.

Llevan su anarquía a tal extremo que no sólo no existe una cabeza visible o un líder, sino que, por la ilegalidad de muchas de las acciones que realizan, se ocultan en esa masa popular de la que emanan. "Es un movimiento digno de estudio por los sociólogos. No me sorprende que exista, porque es una respuesta a algo que las democracias no han sabido manejar. Es la voz de una sociedad digital", nos dice Antonio Ramos, profesor universitario de hacking y seguridad informática que no pertenece al movimiento, pero que ha podido seguir de cerca muchas operaciones del colectivo.

¿Cómo los definiría? "En verdad no es otra cosa que llevar la protesta popular que hemos practicado toda la vida a un mundo digital. Por la sencilla razón de que el mundo de hoy es digital. Es un entorno que conocen bastante bien. Sabemos que hoy en día ir a una plaza a levantar las manos pues está un poquito pasado de moda. Y si yo fuera el culpable de la situación que están denunciando, reconozco que estaría tronchado de la risa en casa viendo a esos 500 pringaos pasando frío protestando contra mí. Sin embargo, si esos activistas se unen y atacan el sitio web de mi empresa o institución y me provocan pérdidas millonarias, no sólo se me quitarán las ganas de reírme, sino que probablemente me lleve a replantearme lo que estoy haciendo para que no me vuelvan a atacar".

Dudosa legalidad

La efectividad está comprobada, pero ¿y su legalidad? En cuanto a sus acciones, las hay de todo tipo, aunque las más extendidas y comunes son aquellas en las que se anulan los servicios de una web, llamados DDoS o de denegación de servicio. Así, puede darse el caso de que haya 5.000 personas entrando de forma simultánea en un sitio web con una determinada herramienta para provocar su caída o bien que un único hacker controle todo. En cada caso valoran cómo pueden causar más impacto y, por ejemplo, el ataque al Ku Klux Klan consistió en revelar el listado de mil nombres de miembros de esta organización xenófoba.

Fernando de la Cuadra, channel manager de la compañía de seguridad informática ESET en España, entiende que "no se puede llevar a cabo ninguna acción, ya sea informática o en la vida, a través de la violencia y a través de, por así decirlo, circuitos B. Me parece mucho más honrado dar la cara y plantarte delante de las cosas tal y como son".

"La barrera entre ser un hacker y ser un ciberdelincuente es muy pequeña, y hay que tener el cerebro muy bien puesto para no dar el paso del lado luminoso al lado oscuro de la fuerza", añade. De lo que no cabe duda es de que ha habido una transformación en el modo de reivindicar algo. "Lo que ha cambiado lentamente en los últimos años es la facilidad con la que actores no hacktivistas pueden asociar sus propias acciones con grupos muy conocidos, utilizando operaciones de imitación. Esta tendencia parece que está creando confusión en torno a la ideología que se encuentra detrás de las verdaderas operaciones hacktivistas", nos dice Raj Samani, director de Tecnología de Intel Security para EMEA.

¿Quiénes se ocultan entonces detrás de esas inquietantes máscaras, sacadas de la película y de la novela gráfica V de Vendetta? "Hay perfiles muy heterogéneos, desde verdaderas máquinas tecnológicamente hablando a otras personas con ganas de ayudar pero sin experiencia y conocimiento en hacking", explica Ramos. A las diferentes causas se adhieren afectados por aquello que están denunciando, como sucedió con las preferentes en España, otras personas que se suman y colaboran de forma solidaria...

Ramos, de sus operaciones tratando de entender los movimientos en Anonymous Chile, Anonymous Colombia y Anonymous España, entre otras secciones, recuerda haberse encontrado dentro con universitarios, doctores en Biología... "Las relaciones son de confianza mutua y la manera de entrar tampoco es tan complicada, porque se basa en la buena fe del grupo. Como se hacía antiguamente en cualquier organización. Hace siete meses que dejé estos análisis, pero en los servicios en los que he estado, ha llegado un momento en el que ya no se sabía quién era Anonymous y quién era topo infiltrado. Igual de 50 tíos que había, 40 eran monitorizadores o topos pagados por servicios de ciberseguridad y diez Anonymous de verdad".

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Comentarios 2

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carlos
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Las instituciones son las primeras en romper las normas, sobretodo cuando no cumplen con el objetivo de luchar por el bien comun. Ingenuidad la mia por pensar que las normas se han convertido apenas en herramientas para controlar las masas y no para crear un entorno justo.

Puntuación 54
#1
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Libertad Canaria
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#1 el bien común no existe el Estado es una mafias de ladrones que vive del cuento con el dinero que nos quitan a la fuerza porque son incapaces de ganárselos.

Puntuación 1
#2