Por Lisa Rapaport
(Reuters Health) - Un estudio sugiere que las noticias sobrelos riesgos de seguridad de los fármacos para la osteoporosisconocidos como bifosfonatos habrían influido en la disminuciónde su uso, aunque los médicos y las autoridades regulatorias deEstados Unidos nunca desaconsejaron esas terapias.
Fosamax (alendronato sódico) fue aprobado en Estados Unidosen 1995 y su uso generalizado, junto con el de otros fármacossimilares, en las dos décadas posteriores coincidieron con unareducción significativa de las fracturas de cadera, segúnpublican los autores en Journal of Bone and Mineral Research.
Varios informes publicados en los medios desde el 2006 seocuparon de los estudios que asociaron esos productos conefectos adversos graves, pero poco frecuentes, como lasfracturas del fémur, la pérdida de tejido óseo en la mandíbula yel cáncer esofágico. Con eso, el uso de esos fármacos cayó másdel 50 por ciento entre el 2008 y el 2012.
Aunque eso tiene sentido, "la magnitud de la caídasorprendió", dijo el autor principal, Timothy Battacharyya,investigador de los Institutos Nacionales de Salud. "Laosteoporosis sigue siendo un problema enorme y todos los díasatiendo personas con fracturas evitables", agregó vía e-mail.
"Los bifosfonatos son efectivos y los riesgos de seguridadson bajos", agregó.
Los CDC de Estados Unidos estiman que, cada año, uno de cadatres mayores de 65 sufre una caída, que es la principal causa delesiones fatales y no fatales en esa población. En las mujeres,el riesgo se combina con la osteoporosis (o debilitamientoóseo), que aparece con la disminución de estrógeno después de lamenopausia.
Fosamax, y productos similares como Actonel (risedronatosódico) y Boniva (ibandronato sódico), retrasa el proceso dereemplazo óseo. Los fármacos previenen la pérdida ósea ypromueven el crecimiento óseo para reducir el riesgo defracturas.
Con información de Google, el equipo de Battacharyya buscópatrones de uso de Fosamax y otros bifosfonatos. Detectó unaserie de variaciones ente el 2006 y el 2010 que coincidían conla aparición en los medios de los efectos adversos asociados conlos fármacos.
La primera ocurrió con la cobertura del primer juicio contraMerck & Co, productor de Fosamax, por la pérdida del tejidomandibular. Otra variación en la búsqueda en Google fue en el2008, luego de que un estudio publicado en Archives of InternalMedicine asociada el fármaco con un aumento del riesgo dedesarrollar fibrilación auricular.
También se registró una variación del patrón de uso en el2010, cuando ABC World News le dedicó un segmento a los estudiospresentados en la reunión de la Academia Estadounidense deCirujanos Ortopédicos que relacionaban a Fosamax con laaparición de fracturas atípicas de fémur.
El mayor uso de los bifosfonatos orales alcanzó al 15,8 porciento de las mayores de 55 en el 2008 y al 1,9 de los hombresen el 2010. Las mujeres caucásicas, los habitantes rurales y lasmujeres sin estudios secundarios eran los grupos más propensos aabandonar el tratamiento.
Para Andrew Grey, investigador especializado en salud óseade la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, consideró que, eneste caso, la cobertura mediática no fue la impulsora de lareducción del uso de los bifosfonatos. Los primeros estudiossobre daño óseo mandibular aparecieron en el 2003 y el 2004, sinque disminuyeran las indicaciones médicas de uso, según dijoGrey, que no participó del estudio.
Y los medicamentos de nueva generación, que aparecierondespués del 2006, obtuvieron las ventas de los bifosfonatosanteriores. "La idea de la interferencia de las noticias en lastendencias de la indicación médica de los bifosfonatos deberíatratarse con cuidado", indicó Grey por e-mail.
La preocupación sobre la seguridad de esos fármacos superólos riesgos de no tratar la osteoporosis, según dijo el doctorMatthew Drake, investigador especializado en endocrinología dela Facultad de Medicina de la Clínica Mayo, Rochester,Minnesota.
"En casi todos los pacientes a los que se les receta unbifosfonato, el riesgo de padecer algún efecto adversos pocofrecuentes es por lo menos 100 veces más bajo, en muchos casos1000 o más veces, que el de tener una fractura", agregó Drake,que no participó del estudio.
FUENTE: Journal of Bone and Mineral Research, online 14 dejulio del 2015.
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