
Elon Musk es uno de los multimillonarios de moda. Fundador de PayPal, su salto a la fama se ha consolidado con proyectos futuristas, aunque de momento sin rentabilidad. Lo que sí que tiene detrás es el apoyo gubernamental: sus tres principales empresas, Tesla, SolarCity y SpaceX acumulan subsidios públicos por un total de 4.900 millones de dólares.
Así lo ha calculado el diario Los Ángeles Times, que recuerda que Tesla, dedicada a los coches eléctricos, y SolarCity, dedicada a la energía solar, siguen en pérdidas con más diez año funcionando, mientras que la empresa espacial SpaceX no hace públicas sus cuentas al no cotizar en bolsa.
De hecho, las fuertes subidas en el mercado de Tesla y SolarCity están detrás de la creciente fortuna de Musk. De hecho, su participación en estas dos empresas tiene un valor de mercado de unos 10.000 millones de dólares.
¿Empresas rentables?
"Definitivamente Musk va allí donde está el dinero del gobierno. Es una gran estrategia, pero en algún momento el gobierno dejará de aportar", resume Dan Dolev, analista de Jefferies. De hecho, aquí está el quid de la cuestión: si las empresas de Musk van a ser capaces de sobrevivir por sí mismas cuando se acabe el apoyo público, creando negocios sostenibles. Dolev, como la gran mayoría de inversores, creen que sí.
Pero no todo el mundo piensa así. "El apoyo del gobierno es importante en estas tres compañías, sin él, ninguna de las tres seguiría existiendo", asegura Mark Spiegel, gestor de hedge funds en Stanphyl Capital Partners y que tiene posiciones bajistas en Tesla.
¿Y en qué consisten estos 4.900 millones de dólares en subsidios? Según el diario angelino, incluyen incentivos directos, subsidios, desgravaciones, ayudas a la construcción de fábricas, préstamos blandos y créditos medioambientales. Asimismo, añade también las ayudas que reciben todos aquellos que compran los paneles solares de SolarCity o los coches eléctricos Tesla, muy apreciados entre la comunidad hollywoodiense.
Esta enorme cifra de ayuda pone en duda el modelo de Musk, basado en una financiación público-privada en unas start-ups que no dejan de ser apuestas a largo plazo. De salir bien, el resultado puede ser muy positivo para el conjunto de la población, especialmente desde el punto de vista medioambiental.
Iron Man
Pero, de momento, sus productos no dejan de ser de nicho y dirigidos fundamentalmente a las clases más pudientes. Coches eléctricos, paneles y baterías solares y viajes al espacio no parecen, por el momento, prioridades para la masa de consumidores global.
La mayoría de estos subsidios y ayudas han sido públicos, pero hasta ahora nadie había calculado el montante total, ya que han llegado desde distintos niveles del gobierno y desde distintos estados durante un largo periodo de tiempo.
Elon Musk es sin duda una de las figuras más representativas de la nueva hornada de Silicon Valley, una suerte de nuevo Steve Jobs, pero incluso "más intenso". Comparado con el superhéroe del cómic Iron Man, su personalidad no deja a nadie indeferente con proyectos inverosímiles, como su transporte supersónico Hyperloop o la creación de una colonia humana en Marte.
Pero sus empresas todavía no ganan dinero, y algunos de sus proyectos estrella, como las nuevas baterías solares para consumidores, no tienen una racionalidad económica, como se concede desde la propia Tesla. De momento, al menos, una buena parte del imperio del emprendedor más mediático (y a veces más polémico) de EEUU depende del contribuyente estadounidense.