
Xiaomi acostumbra a que la relación entre calidad y precio sea lo más estrecha posible, y con el Mi 9 lo ha llevado a un nuevo nivel. El Xiaomi Mi 9 se siente premium en la mano gracias a su diseño; se siente premium en el manejo, gracias a la potencia y a la optimización del sistema operativo; pero es el gama alta más barato que se puede comprar ahora mismo.
Aunque su precio oficial es de 449 euros para la versión más barata, se puede encontrar en distribuidores a un precio menor, una oportunidad de tener un móvil de alta gama a un precio asequible.
El Xiaomi Mi 9 es bonito. Tiene un diseño estilizado, unas líneas elegantes y un agarre cómodo. En la mano, nadie diría que cuesta menos de 500 euros. Cuenta con un diseño de cristal curvado, es ligero pero se siente robusto y bien fabricado. Lo que se esperaría de un gama alta.
En la parte trasera monta tres cámaras en la esquina superior izquierda, mientras que en la parte frontal monta una pantalla de 6,39 pulgadas que ocupa casi el 91% de superficie. El resto son los escasos bordes que tiene y un notch en forma de gota donde se aloja una cámara para selfies y un led que avisa de las notificaciones. Sutil pero cómodo.
Bajo el panel monta un lector de huellas preciso, pero no tan rápido como el que tiene el OnePlus 7 Pro o el Huawei P30 Pro, un detalle que se le perdona teniendo en cuenta su precio. Es menos preciso que el lector de huellas, pero su sistema de desbloqueo facial es muy rápido, tanto que a veces no da tiempo a poner la huella siquiera.
Otro detalle práctico que podemos encontrar en el diseño es un botón en el lateral izquierdo pensado para lanzar al Asistente de Google. Aunque la inteligencia artificial se adentra cada vez más en la rutina del usuario siendo más útil, el botón es personalizable y se podrá lanzar otra aplicación.
Potencia y MIUI 10, una combinación que fluye
Sin embargo, más allá del diseño, es bajo el capó donde sucede la magia y el Mi 9 se comporta como un gama alta al combinar el procesador más avanzado de Qualcomm con 6 GB de RAM.
El principal elemento que hace que el Mi 9 se comporte de forma sobresaliente es su procesador, el Snapdragon 855. De 7 nm, la compañía china fue pionera en implantarlo en su teléfono y permite correr y abrir aplicaciones más rápido, y tener una experiencia fluida. Tanto confía Xiaomi en su tecnología que, con el sistema MI Turbo, "garantiza que el teléfono no se congele ni se vuelva lento después de un año y medio de uso".
El procesador se combina con 6 GB de RAM, cantidad suficiente para que el rendimiento sea óptimo. Es cierto que algunos de sus rivales montan mayor memoria RAM, y siempre se agradece, sin embargo, a no ser que se esté buscando un teléfono con un gran rendimiento gaming, con ésta será más que suficiente. Xiaomi aún así ha implantado el sistema Game Turbo que aumenta aún más la velocidad del procesador para tener una experiencia de juego mejorada.
El procesador permite tener una carga rápida mejorada con respecto al modelo anterior. Ahora, cuenta con la capacidad de recargar el teléfono a 20 W de forma inalámbrica, un poderoso avance ya que permite cargar por completo el móvil en 90 minutos sin necesidad de estar conectado. Eso sí, si se enchufa con su cargador podremos mejorar los tiempos de recarga de batería gracias a la carga de 27 W.
Toda esta potencia está basada en la última versión del sistema operativo de la compañía, MIUI 10. Un software cada vez más limpio y que se aproxima a Android stock o a Oxygen OS de OnePlus, los sistemas que mejor rinden en un teléfono con el ecosistema de Google.
MIUI 10 es más agradable de manejar que versiones anteriores, sus animaciones están más refinadas y, sobre todo, hace que el Mi 9 vaya como una bala.
Triple cámara, versatilidad y calidad
El Xiaomi Mi 9 también da un salto adelante en la calidad fotográfica con respecto a otros modelos de la casa. No se sitúa a la vanguardia del mercado, donde Pixel o P30 Pro están un paso por delante, pero rinde con nota. Lo hace gracias a una triple cámara que aporta versatilidad al equipo y a una cámara principal que cuenta con un sensor de 48 megapíxeles.
La lente de 48 megapíxeles permite captar más luz y más detalles gracias a la combinación Pixel Binning, que agrupa los píxeles en grupos de 4 lo que permite tenerlos a un tamaño mayor de pixel (1,6 ?m) y lograr captar así más cantidad de luz. Eso sí, si lo deseamos también podremos disparar a 48 megapíxeles, aunque por defecto se dará la agrupación de píxeles.
A la lente principal le acompañan un gran angular de 117 grados de visión, que corrige la deformidad propia de este tipo de objetivos para que la foto no salga curvada. Así como un teleobjetivo de 12 megapíxeles con aumento 2X óptico y 10X digital. Se queda un paso atrás del mercado pero es suficiente para sacar partido a un sólido modo retrato.
La cámara también cuenta con un modo macro que permite acercarse a 4 cm de un objeto para enfocar con detalle -aunque no es tan preciso como el sistema de Huawei-, así como un modo noche y un modo luna que permite estabilizar el teléfono y que las imágenes no salgan movidas y con mayor ganancia de luz nocturna.
En la parte frontal monta una única lente de 20 megapíxeles que consigue el efecto de modo retrato gracias al tratamiento con software y al reconocimiento facial a través de inteligencia artificial. La combinación de píxeles de la lente delantera logra un tono agradable, especialmente con luces tenues, un trabajo de software que Xiaomi ha ido perfilando con cada una de las nuevas versiones.