WhatsApp ha celebrado este pasado fin de semana su décimo aniversario, una marca que supone un auténtico hito en la historia de las telecomunicaciones y que refleja la evolución de la aplicación en este periodo de tiempo: ha pasado de ser una pequeña herramienta de mensajería sostenida por media docena de personas, a un gigante global con 1.500 millones de usuarios diarios y controlada por Facebook.
Jan Koum y Brian Acton lanzaron el 24 de febrero la aplicación de mensajería para iOS y Android. En una primera versión muy básica que únicamente permitía texto, ya que la posibilidad de compartir imágenes y vídeo o llegaría hasta diciembre de 2009.
A lo largo de los años, WhatsApp fue creciendo en funciones, en 2010 introdujo la posibilidad de compartir localización; en 2011 los chats grupales y en 2013 incorporó los mensajes de voz.
Estas funciones hicieron que WhatsApp creciera de forma exponencial, hasta los 500 millones de usuarios activos mensuales. Un éxito que llevó a que Mark Zuckerberg logró moverse rápido y acabó comprando la compañía por 19.000 millones de dólares para pasar a integrarla dentro de Facebook.
Ese mismo llegó uno de las funciones diferenciales que más enganchó a la aplicación -y que más polémica generó entre sus usuarios: el doble check. En noviembre de ese año, los emisores ya podían conocer si los mensajes habían llegado a su destino y si habían sido leídos.
Tras el doble check, a principios de 2015 WhatsApp dio el salto al PC con una versión Web, lo que permitía llevar la conversación a más lugares a la vez. Eso sí, la app siempre ha mantenido la necesidad de estar vinculado a un único teléfono, con lo que a diferencia de otras no se puede usar WhatsApp desde varios smartphones a la vez.
En 2016, WhatsApp superó los 1.000 millones de usuarios mensuales; un año en el que incorporó la encriptación end-to-end, la aplicación de escritorio y -por fin- las videollamadas, una de las funciones más pedidas por los usuarios para competir así con Skype o Facetime.
Un año después, WhatsApp se lanzó a competir también con aplicaciones de mensajería como Snapchat, incorporando los Estados de usuarios. Un incremento de uso que le llevó a pasar a los 1.000 millones de usuarios diarios.
Finalmente 2018 ha sido el año de la explosión de la compañía. Por un lado la aplicación ha logrado superar los 1.500 millones de usuarios de la aplicación, ha lanzado los stickers -para que las conversaciones sean más amenas-, así como han llegado las conversaciones grupales. Por otro, la app se ha desdoblado para abrir la puerta a los comercios y a las transferencias de dinero, en una clara vía por monetizar al máximo posible su gigantesco tamaño y uso.
La presión de Facebook sobre WhatsApp para sacar rédito económico a la app ha llevado a pesos pesados de la app a abandonar la empresa. El más sonado ha sido el propio Koum que en mayo anunció su salida de la red social, meses después de hacerlo Acton.
Gran parte de las diferencias entre ambos cofundadores y Zuckerberg es la incorporación de anuncios en la aplicación, un paso que se dará este mismo año, como la propia empresa hizo oficial en noviembre.
