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Las ciudades chinas se movilizan para acabar con la epidemia de las bicicletas de alquiler

Bicicletas compartidas en una calle de Pekín. Reuters.

Las principales ciudades chinas han comenzado a movilizarse contra las bicicletas de alquiler por minutos que se gestionan a través de una app. Y es que lo que hace dos años parecía una buena idea para reducir con la contaminación, ha pasado a convertirse en una auténtica crisis de movilidad ya que copan las aceras y su gestión preocupa cada vez más a sus ayuntamientos.

La idea de las bicis de alquiler de aparcamiento libre, nacida de unos estudiantes de la Universidad de Pekín que crearon en 2014 a pionera marca (Ofo) y la sacaron del campus en 2015 ha cambiado el aspecto de las ciudades chinas, volviendo a llenar las calles de bicis como en la época maoísta, pero eso ha traído contratiempos.

La posibilidad de poder aparcar las bicis en cualquier parte, cambiando el habitual sistema de alquiler en anclajes o áreas designadas, ha sido la clave del éxito de una industria que en China ya tiene 70 marcas diferentes en sus calles y 16 millones de velocípedos, aunque también puede ser su condena.

Los peatones de grandes ciudades como Pekín y Shanghái han comenzado a quejarse este año -el de la gran expansión de esta industria- de que estas bicicletas apiñadas bloquean calles y aceras, forzándoles a caminar por la calzada o impidiéndoles acceder con facilidad, por ejemplo, a las bocas de metro.

La situación ha llevado a muchas ciudades del país a prohibir que aumente el parque de bicicletas de alquiler: Pekín fue una de las primeras en ordenarlo, en septiembre, cuando el número de estos vehículos a pedales alcanzó los 2,35 millones.

Los ayuntamientos de otras metrópolis como Shanghái (con 1,5 millones de bicicletas), Shenzhen, Wuhan y Cantón, entre otras, le imitaron y ya son 13 las ciudades que han establecido un límite al sentirse saturadas.

También se han tenido que emitir regulaciones para intentar concentrar estos vehículos en áreas designadas, impedir que se aparquen en el interior de zonas residenciales, o que se abandonen en mitad de la calzada, exigiendo a las empresas que gestionan estos servicios que se encarguen de recogerlas periódicamente.

La solución está en los recolocadores

Ofo, compañía que acaba de llegar a España y que se disputa en China con la también pequinesa Mobike el título de empresa dominante del sector, asegura que entiende estas medidas.

"Respetamos las regulaciones que Pekín, Shanghái y otros gobiernos han introducido, por lo que hemos dejado de introducir bicicletas adicionales inmediatamente", señaló una portavoz de Ofo en declaraciones a Efe.

"Hemos contratado personal para recolocar algunas de estas bicicletas desde el centro (de Pekín) a las afueras, como el gobierno sugirió, y hemos fortalecido nuestra plantilla en zonas bulliciosas para garantizar que los vehículos estén aparcados de forma ordenada", añadió.

La firma, que ya está llevando su idea a ciudades de todo el mundo como Madrid, Londres, Manchester, Florencia, Milán, Singapur o Bangkok, defiende que por encima de algunos problemas logísticos que las firmas intentan resolver, han traído grandes beneficios al transporte urbano.

"A medida que las ciudades están cada vez más pobladas y son más caras, el alquiler de bicicletas es una alternativa viable a largo plazo al transporte público, los taxis o los automóviles privados", defendió la portavoz.

Mobike, que con sus icónicas bicicletas naranjas rivaliza con las amarillas de Ofo, considera que ante la saturación en las ciudades chinas la solución es salir al mercado exterior.

Ofo busca un "ejército" de bicicletas

La firma, que ya ha desplegado bicicletas en países como Reino Unido, Singapur, Kazajistán, Tailandia, Malasia, Japón o Austria, planea un "ejército" de 20 millones de velocípedos en 200 ciudades del globo.

Pero en algunas ciudades europeas el sistema ya se ha prohibido, y en Madrid el Ayuntamiento ya ha anunciado que regulará el sector para evitar una invasión.

La saturación no sólo ha traído consigo problemas urbanísticos, sino económicos para algunas de las muchas firmas que surgieron con la burbuja del sector, y en junio pasado llegó la primera bancarrota de una de las empresas, Wukong Bicycle, a la que siguió poco después el desplome de 3VBike.

Ello crea nuevos problemas, como miles de bicicletas abandonadas por la marca que las gestionaba, porque ha habido ciudades como Xian, en el centro de China, que han establecido la obligatoriedad de avisar con un mes de antelación del cierre o bancarrota de estas compañías.

Muchas de estas empresas, señalaba recientemente el diario China Daily, "no van a sobrevivir en un sector despiadado, y algunas tendrán que fusionarse".

La semana pasada, de hecho, se produjo la primera de esas fusiones, entre Youon, cuyas bicicletas azules y amarillas son también muy populares en Pekín, y Hellobike.

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