Tecnología

La solución para diseñar la ciudad perfecta es gamificarla, como en Sim City

  • Crean nuevos simuladores que ayudan a edificar ciudades 'inteligentes'
En Block´hood el usuario tiene que ver la ciudad como un ecosistema de bloques.

Cuando Will Wright lanzó Sim City en 1989, no tenía demasiadas esperanzas en el juego. Sin un objetivo claro, este videojuego había sido pensado más para arquitectos y urbanistas que para el gran público, con su mecánica interminable de creación de nuevos barrios y resolución de problemas como la contaminación o el crimen. Paradójicamente fue al revés: la saga convirtió en un clásico del ocio, pero su modelo ha tenido que esperar 25 años para ser adoptado por quienes tienen la responsabilidad de diseñar las ciudades, donde vive la mayor parte de la población del planeta.

Es el cliché de la 'gamificación': el neologismo que describe de manera más o menos amplia el uso de técnicas y reglas procedentes de los juegos para comprender la realidad y mejorar los procesos de toma de decisiones.

Como parte de esta tendencia están surgiendo simuladores cuya referencia inevitable es Sim City, y que tratan de centrarse en la experiencia de los ciudadanos virtuales ante diferentes escenarios de decisiones: ¿Debemos construir un parque aquí? ¿Subirá la gente a esta nueva línea de tranvía? ¿Es mejor fomentar el transporte público o servicios como Uber?

"En una ciudad inteligente", explica Matthias Haeusler, de la Escuela Australiana de Arquitectura usando otro de los neologismos (en este caso favorito de los políticos), "tienes muchas disciplinas que interacúan entre sí. Y tienen que coordinarse porque son campos de conocimiento muy complejos: ingeniería, ciencia, arquitectura, diseño, política y economía".

Por eso Haeusler es el director de un programa de estudios centrado precisamente en eso: informática aplicada al diseño óptimo de ciudades, como informa el diario británico The Guardian.

Pero hay experiencias anteriores, como Tygron, un programa desarrollado en Países Bajos en el que se reta al jugador (en realidad su tarea será tan complicada que quizá no sea divertida) a tener en cuenta el efecto de sus decisiones sobre la habitabilidad, el estrés térmico o la densidad de población. Y todo ello con un presupuesto público siempre insuficiente, tal y como ocurre en la vida real.

Aprender sin darse cuenta

El tercero y último de estos proyectos de "juegos" serios es Block´hood, actualmente en desarrollo por un antiguo arquitecto, cuya meta es incrementar el bienestar de los habitantes de una ciudad. Se trata, en definitiva, de aprender sin esforzarse, sin darse cuenta.

Estos juegos permiten realizar "un aprendizaje invisible", según explica Rebekah Russell-Bennett, de la Universidad de Queendland. "Es como decirle a la gente que haga ejercicio: nunca funciona. Pero si les pones delante un juego y les dices que sigan un mapa virtual de su ciudad, terminan realizando la tarea junto a sus hijos".

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