
"Son los datos, imbécil". Si Bill Clinton tuviera ahora un nuevo debate electoral con George Bush (padre), no apelaría a la importancia de la economía para convertirse en presidente de los Estados Unidos como hizo en 1993, sino que cambiaría su célebre frase para enfatizar el valor de la materia prima del Big Data.
Así lo confirma la compra de LinkedIn por Microsoft. La operación deja claro que los datos son el nuevo petróleo del siglo XXI. La información abundante, precisa y actualizada de millones de usuarios es un tesoro abrumador. De esa forma, a cambio de 23.270 millones de euros, el líder mundial del software se sitúa en lo más alto en el negocio de las redes sociales profesionales, al hacer suya una plataforma con 433 millones de usuarios. Es decir, Microsoft tiene a su antojo los curriculums de las personas que mueven el mundo, con la información más precisa y documentada del universo digital.
Quien no disimula el fascinante valor que esconden los datos es Jack Ma, fundador del gigante chino del comercio electrónico Alibaba. Ayer mismo, en el día de los accionistas de la firma, el primer ejecutivo desveló su estrategia al pregonar que el éxito de su compañía no consiste en vender más productos y servicios en sus dominios puntocom, sino en recabar más y más datos cada segundo. "Tenemos la empresa con mayor rendimiento del mundo, pero lo relevante de nuestro negocio está basado en los datos".
Facebook también puede quitarse la careta al respecto y reconocerse como la compañía más poderosa que existe, al disponer de la mayor cantidad de información de las personas que pueblan el Planeta, con potenciales datos personales entrelazados y relacionados de Facebook, WhatsApp e Instagram, entre otros. Hace menos de dos años, Mark Zuckerberg se gastó 22.000 millones de dólares para adquirir la firma líder en mensajería gratuita. Entonces la plataforma tenía 600 millones de cuentas y ahora ya supera los mil millones de usuarios enganchados a todas horas a esa mensajería instantánea.
Desde aquella operación hasta la fecha no se atisba interés por rentabilizar su inversión con servicios de pago o publicidad. "No hay ningún plan por monetizar WhatsApp, estamos concentrados en su crecimiento y eso parece estar dando sus frutos. Pretendemos asegurar que la plataforma ofrezca la mejor experiencia posible para que la gente se conecte y comunique", explicaron fuentes de Facebook a este periódico.
La siguiente jugada de algún otro gigante será asaltar Twitter, capricho 'puntocom' que ha perdido el 64% de su valor desde que pisó por primera vez el parqué en el otoño de 2013, y cuya capitalización ahora ronda los 10.100 millones de dólares. La misma suerte puede esperar a Snapchat, cuyo valor supera los 20.000 millones de dólares.