
Durante casi diez años, Dan Goldin ocupó el cargo de director de la agencia aeroespacial de Estados Unidos, la NASA. Bajo su mando estuvieron programas tan cruciales como la lanzadera espacial o la construcción de la Estación Espacial Internacional. Ahora, este hombre de 75 años y aspecto afable no tiene tiempo para jugar al golf: lleva encerrado desde hace una década para crear el microprocesador del futuro.
KnuEdge, hasta ahora uno de los secretos mejor guardados de EEUU, fue presentada esta semana y su objetivo es tan sorprendente como ambicioso. Pretende lanzar al mercado un chip de una generación completamente nueva, que deje en pañales los actuales procesadores que fabrica Intel o AMD, y que tire por tierra los esfuerzos de Google por crear una inteligencia artificial avanzada.
"No queremos estar en el campo de juego", afirma Goldin. "Queremos definir dónde se juega", afirma este emprendedor que remarca que su intención en estos últimos diez años era, precisamente, no hacer ruido. Hasta la fecha su misteriosa empresa ha conseguido atraer 100 millones de dólares en inversiones de parte de agentes que quieren permanecer aún en la sombra, y ya tiene entre sus clientes a eso que llaman "complejo industrial-militar".
Huyendo del superpoblado y a veces sobrevalorado Silicon Valley, Goldin se asentó en San Diego -sede por cierto de numerosas instalaciones militares- y buscó inversores y trabajadores pacientes. Y esa era precisamente su promesa al reclutar a los mejores científicos: "Tendréis todo el tiempo que necesitáis para soñar". "Y nadie puede soñar sujetándose a un calendario", apostilla.
Pero vamos ya a lo que hace de este septuagenario un actor a tener en cuenta en el desarrollo de nuevos y mejores procesadores: su tecnología. Goldin se basa en el principio de que a nosotros, los humanos, nadie nos explica en realidad cómo se anda. Lo aprendemos con el tedioso pero efectivo mecanismo de prueba y error: "Adquirimos conocimientos porque cometemos fallos, y tenemos que adaptarnos", explica en declaraciones citadas por Business Insider.
El primer producto realmente comercializable de KnuEdge es KnuVerse, un software de reconocimiento de voz que ya ha sido "probado en el campo de batalla". Pero su buque insignia es 'hardware': un procesador bautizado como Hermosa y una placa madre denominada Knuboard.
Goldin no desvela sus especificaciones técnicas, aunque asegura que es mucho más potente que los procesadores de uso industrial de Intel o AMD, y explica que varias compañías del sector financiero y de seguros ya lo han probado con éxito. Pero hacerse un hueco en el mercado es otra cosa, así que este ingeniero de 75 años se prepara ya para dar el salto a Silicon Valley, donde están las oportunidades de verdad. "El mundo nos necesita", asegura.