La industria sueca acaba de conseguir un nuevo hito que, para los más pesimistas, nos acerca un poco más a un futuro sombrío, dominado por grandes máquinas robóticas como las de la saga Matrix. Los camiones sin conductor. La fabricante Volvo acaba de demostrar con éxito en pruebas reales que se puede asignar misiones complejas a camiones, y que éstos las completen sin necesidad de consultar con su jefe humano.
La tecnología que acaba de desarrollar la fabricante sueca pretende crear una nueva generación de robots con ruedas que puedan funcionar en minas. La idea es que en esos entornos, especialmente peligrosos para los seres humanos, tanto por el peligro de derrumbes como por las posibles inundaciones o emanaciones de gases tóxicos, el papel de los trabajadores sea cada vez más residual.
Una de las principales dificultades a las que se enfrentaba Volvo es que, a diferencia de otros proyectos de automatización, como los que realiza Google o Uber, en las profundidades de la tierra falta una tecnología que en la superficie es tan crítica como barata: el GPS.
Para guiarse por las galerías -aunque las pruebas se han realizado en hangares de una base abandonada de la Fuerza Aérea de Suecia-, el camión sin conductor utiliza seis lidar: radares que utilizan luz en lugar de ondas de radio para escuchar (en este caso "ver") cómo rebotan.
Crean así un mapa en tres dimensiones de todo lo que tienen a su alrededor y pueden así esquivar todo tipo de obstáculos, desde baches hasta personas. Y es que bajo tierra, todo es al revés. Si en la superficie el GPS es el rey, los lidar se enfrentan sin embargo a entornos muy complejos tridimensionalmente. En cambio, bajo centenares de metros de roca, el uso del láser es relativamente fiable a lo largo de las relativamente continuas galerías mineras.
Como es habitual, de momento se trata sólo de un prototipo (es un camión normal adaptado), pero en los próximos meses Volvo aprovechará la tecnología para reducir los costes y ofrecer un producto rentable, como informa The Guardian. Será entonces el momento de eliminar la cabina del conductor (si no hay personal humano, es un desperdicio de masa y de volumen), y de intentar suavizar el diseño para que la apariencia de la máquina no termine siendo demasiado temible.