
Apple ha abierto un laboratorio al norte de Taiwán donde ha establecido más de medio centenar de ingenieros para desarrollar una nueva tecnología que sea capaz de reinventar sus pantallas, tanto para el iPhone como para el resto de dispositivos móviles de la compañía y sus ordenadores portátiles.
Según informa Bloomberg, Apple habría contratado a personal de AU Optronics y Qualcomm con la idea de hacer pantallas con mejor resolución, más estrechas y con menor consumo, lo que les permitiría tanto estirar la capacidad de sus baterías como optimizar el diseño.
Sin embargo, este movimiento de Apple no sólo llega para mejorar la tecnología de sus dispositivos, sino que impulsaría sus cuentas ya que no se vería obligada a encargar las pantallas a otros proveedores, con lo que reduciría así la dependencia de grandes rivales como Samsung, Sharp o LG y encargaría la fabricación a proveedores más pequeños.
Lo cierto es que la apuesta por mejorar las pantallas es un camino que Samsung y LG ya iniciaron en el terreno móvil hace tiempo ya que han sido referentes tanto en expandir las pantallas OLED en el mercado como en innovar con conceptos curvados.
Precisamente, el diario japonés Nikkei apuntaba en noviembre que Apple adoptaría la tecnología OLED en sus pantallas en el 2018, lo que sería -según los cánones de lanzamiento de productos de Apple- el iPhone 8. Con este planteamiento y con los tiempos desarrollo, todo apunta a que la revolución en las pantallas de Apple está sólo empezando.