Una startup denominada Ministry of Supply está haciendo dinero vendiendo trajes a medida, y hasta aquí todo normal. Lo curioso es que se trata de una empresa que imprime. Y no son de lana, sino de poliéster. Y ni siquiera son baratos.
"El problema con los trajes es que no son igual de confortables que una sudadera", dice la publicidad de la compañía (que literalmente podría traducirse como Ministerio de Suministros) en su web. "Vamos a cambiar eso", prometen.
El precio de los trajes que esta empresa está fabricando con impresoras en tres dimensiones, es poco competitivo -448 dólares por la chaqueta, 248 dólares por unos pantalones- no desanima a los consumidores, y de hecho la versión en azul marino está temporalmente agotada.
Es desde luego novedoso, puesto que probablemente es el primer traje de la historia que no está hecho de un tejido, sino de plástico fundido.
Se trata, más concretamente, de un tipo de poliéster que al ser fundido en la impresora, molécula a molécula, termina formando una especie de espuma que tiene fama de ser cómoda (aunque no parece especialmente recomendada para entornos calurosos).
