
No está siendo nada fácil el recorrido de las consolas de nueva generación en el mercado del gigante asiático desde que aterrizaran este 2015. China, que se espera se convierta este mismo año en el principal mercado mundial de juegos de PC y dispositivos móviles, no termina de abrazar el extendido formato de "consola de videojuegos" y mucha culpa de ello recae en las restricciones legales que el gobierno chino impone a las compañías a la hora de lanzar sus juegos.
La censura de contenidos en el país más poblado del mundo es una de las más férreas, prohibiendo que cualquier videojuego que llegue al mercado promueva conductas consideradas non gratas como las apuestas, la violencia, el culto a las supersticiones, la obscenidad, el uso de drogas o que pueda amenazar la cultura, la tradición o unidad nacional de China. Todas estas normas totalmente interpretables por las autoridades censoras parecen estar poniendo en muchos problemas la llegada de títulos atractivos para los jugadores chinos, y por lo tanto el crecimiento de ventas de Xbox One y PS4.
En el caso de la consola superventas de Sony, que ya sobrepasa los 25 millones de unidades en todo el mundo, parece que la expectación por su llegada ha sido sustituida por un impacto bastante discreto tras seis meses desde su lanzamiento. En Tokyo Game Show, la feria japonesa de videojuegos que está teniendo lugar esta misma semana, el presidente de la división de entretenimiento de Sony, Andrew House, ha afirmado que la censura del régimen chino aún les está suponiendo "un desafío en el que seguir trabajando", añadiendo que puede ser "un proceso muy pesado y largo". Analistas del mercado asiático estiman que la venta conjunta de PS4 y Xbox One podría situarse en el medio millón de unidades desde su lanzamiento.
Tanto PS4 como Xbox One han conseguido establecerse en el país asiático este mismo año tras levantar el gobierno local en 2014 una larga restricción que prohibía comercializar consolas extranjeras en este país, como parte del cambio de políticas respecto a las inversiones del exterior. Se trata de una batalla que las grandes compañías llevaban librando desde el año 2000 y que por fin permitió a los gigantes Microsoft y Sony empezar a comercializar sus productos en el tercer mercado más importante del mundo en materia de videojuegos.
Pese a la eliminación de ciertas restricciones, establecerse en China sigue siendo una quimera para las consolas de videojuegos, tan populares en Occidente, pero que no encuentran su sitio respecto al PC, el gran dominador del mercado. Títulos como World of Warcraft, League of Legends, o Hearthstone han conseguido alcanzar el éxito masivo en China, con un mercado que se ha desarrollado de una manera muy diferente y que parece no mostrar el mismo interés por las consolas que por los ordenadores de sobremesa. Por otro lado, lo cierto es que grandes sagas de consola en Occidente como Call of Duty, Battlefield o Grand Theft Auto seguramente tendrían imposible pasar el control de la censura china.
China no es el único país con una regulación específica en materia de videojuegos, aunque sí uno de los más estrictos. Son populares otros casos como los de Australia o Alemania, prohibiendo este último la aparición de toda simbología nazi en videojuegos comercializados en su territorio y el lanzamiento de títulos de gran carga violenta.