Tecnología

Fever: "Hay mucho dinero ahí fuera, sólo hay que salir a pedirlo e insistir para que lo den"

  • Gómez cree que "en España nos lo tenemos que creer un poco más"
Pep Gómez, fundador de Fever.

Pep Gómez (Castellón, 1992) forma parte de ese selecto club de chicos talentosos e inspirados que un día tienen una idea, creen en ella y no paran hasta ponerla en marcha. Así le sucedió a él con la aplicación Fever, una herramienta que selecciona las mejores propuestas de ocio de la ciudad según los intereses de cada usuario. Descárguese aquí la revista digital elEconomista Tecnología.

Dos millones de españoles ya la tienen en su móvil y realizan 150.000 reservas mensuales en algunas de las principales ciudades. Tras la versión de Londres, está dando los primeros pasos en Nueva York.

La compañía Atresmedia, el primer inversor de Twitter y Alejandro Sanz son sólo algunos de los que han confiado en Gómez para consolidar su proyecto. "En España nos lo tenemos que creer un poco más", dice pese a su humildad: "No soy el mejor ejemplo, pero todo lo que ayude a que haya más gente que emprenda sin miedo al fracaso, pues bienvenido sea".

La aplicación da trabajo ya a 60 personas en sus oficinas de Madrid, Londres y Nueva York. Repasamos con él -al teléfono desde la Gran Manzana- cómo se fragua un proyecto de este tipo.

Lo suyo con la tecnología viene de lejos...

Cuando tenía 15 años me pasaba los veranos trabajando en las Campus Party, montando y desmontando, haciendo un programa de radio... Luego también, mientras estudiaba en el instituto, organizaba conferencias. Eso fue lo que me puso en contacto con Bernardo Hernández, entonces vicepresidente mundial de marketing de Google.

Fue Bernardo Hernández quien le invitó a irse a San Francisco tras la selectividad...

Sí, saqué los exámenes y me marché. Allí gestionaba un vehículo o fondo de inversiones de Bernardo, lo que me permitió conocer cómo funcionaba aquel mundo. Por aquel entonces, tenía 17 años, había pocos españoles por Silicon Valley, tuve que empezar de cero a encontrar amigos, mi inglés no era tampoco como para trabajar en ese idioma... En los dos años y tres meses que pasé allí aprendí muchas cosas para aplicar luego a mi propia empresa.

¿El salto a la universidad no encajaba en ese mundo?

En ese momento opté por aquella posibilidad. La verdad es que no descarto en el futuro estudiar una ingeniería, que me interesa mucho. Sí que hice en 2011-12 un máster con Esade, gracias a una beca que me dieron.

¿Y cómo se le ocurre la app Fever ?

Estaba en casa en San Francisco con dos amigos y como no sabíamos a dónde ir, se nos ocurrió hackear la información de los checkings que estaba haciendo la gente en Twitter, Facebook... Así pintamos en un mapa los sitios donde la gente se lo estaba pasando bien. Con eso sabíamos por dónde había que salir. Así empezó el proyecto. Y al poco vimos que aquello era una necesidad.

¿Qué le dijo Bernardo cuando le comentó que lo que le ofrecía se le quedaba pequeño y que se lo iba a montar por su cuenta?

Fue gracioso porque el tío me dijo "móntalo y a lo mejor te doy pasta o a lo mejor no; móntalo y ya veremos".

¿No se planteó compatibilizarlo?

Hubiera sido imposible porque trabajaba también fines de semana y el trabajo era muy intenso. No hubiera podido montar la empresa en esas condiciones.

El modelo de negocio se basa en cobrar por cada reserva -ya van por 150.000 mensuales- que se hace a través de la app. ¿Cómo funciona?

No estamos ante un club de descuentos. Buscamos las mejores opciones de ocio de cada una de las ciudades en las que estamos -Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga, Valencia, Londres y Nueva York- y cobramos esa comisión por reserva que el usuario no detecta, porque además siempre pactamos el precio mínimo garantizado.

Tiempo después, ¿cómo ha conseguido encontrar financiación de Atresmedia, Jeff Pulver o Alejandro Sanz?

El acuerdo con Atresmedia es muy importante para darnos mayor visibilidad y consolidar el momento en el que estamos. Pero antes que eso pasé un año dando tumbos de un lado para otro. Recuerdo que hubo dos meses en los que mi vida era comer salchichas en casa de mi hermana y contarle el proyecto a todo el mundo. Al final es una cuestión de probabilidades: si vas a ver a 100 posibles inversores, probablemente haya uno que te diga que sí. O igual hay que ir a ver a 200 para que uno te diga que sí. Y, a partir de ese primero que te dice que sí, hay que seguir tirando del hilo y que te lleve a otro que también quiera unirse. Pero si a los 10 primeros que nos dicen que no tiramos la toalla, mala cosa. Ahí fuera hay mucho dinero, sólo hay que salir a buscarlo e insistir mucho para que te lo den. Creo que en España tenemos que creérnoslo un poco más.

¿Recuerda quién fue el primero que le dijo que sí?

Sí, claro, un amigo de Valencia y Jeff Pulver -primer inversor de Twitter- que me dio 25.000 dólares. Ya después sí se unieron Bernardo y otros muchos en distintas rondas de financiación.

Esa técnica que usaban para ver por dónde salir también les ayudó a descubrir dónde estaban los que podían ayudaros. ¿Está permitido colarse en una fiesta privada para pedir dinero?

(Risas) Estábamos en San Francisco y vimos que había muchos checkings en una reunión en la Universidad de Stanford del World Economic Forum sobre innovación. Cogimos un coche y nos plantamos allí. Recuerdo que íbamos en pantalón corto, no en chanclas, pero casi. Llegamos y, para acceder a ellos, compramos 100 cafés para invitarles -a 40 centavos de dólar cada uno-. Debían de estar muertos de sueño porque todos vinieron a por el café. Y allí aprovechamos para contarles nuestro rollo. También así nos enteramos de que después había un cóctel en un museo de Silicon Valley y que luego se iban a una fiesta en casa de Marissa Mayer -del equipo fundador de Google desde 1999-. Así que nos fuimos a GAP a comprarnos el traje más barato y nos colamos en el autobús que llevaba a la gente a ambos sitios. Allí coincidimos con Sean Parker, el fundador de Napster y uno de los primeros fundadores de Facebook, al que le gustó la idea y nos fue presentando a más gente.

¿Y cómo convence por ejemplo a Alejandro Sanz para que invierta?

Eso fue ya cuando la cosa iba bien. Guti, el futbolista, leyó un artículo sobre Fever y pidió a su manager que nos reuniéramos. Recuerdo que subí en el ascensor con Sergio Ramos, a quien no reconocí. Allí los dos decidieron invertir y sobre la marcha Ramos llamó a Alejandro Sanz, que ha sido clave para nuestro desarrollo fuera de España.

En este caso, jugada doble pues aparte de dinero, los nombres de estos inversores dan notoriedad y ponen cara al proyecto...

Y mucho más, porque en el caso de Alejandro, como decía, nos ha ayudado mucho en la expansión internacional. También de ellos aprendemos su visión del negocio del entretenimiento, conocen a la perfección ese mundo, nos dicen cómo son las relaciones o negociaciones, por ejemplo con un club de fútbol...

Usted que ha emprendido en España y fuera ¿qué diferencias encuentra?

En Estados Unidos llevan tiempo con la cultura del do it youself, digamos que está mucho menos estigmatizado el fracaso y que la gente tiene menos miedo a arriesgar. Creo que es muy importante que haya más emprendedores españoles que monten cosas porque poco a poco se construye esa cultura que nos falta. En España ha afectado mucho a la juventud no tener modelos a seguir, los rol models que se dice.

Su caso demuestra que si se tiene una buena idea y se quiere, se puede.

Yo no soy el mejor ejemplo precisamente, pero cualquier cosa a la que podamos contribuir a crear esta sensación para que la gente tenga menos miedo al riesgo y se lance a montar iniciativas pues será bienvenido.

¿Cuándo se dio cuenta de que Fever iba en serio?

En estos casos, el mejor termómetro es el comportamiento de los usuarios, que permite ver sobre la marcha y al momento la utilidad o no de las mejoras que se van introduciendo.

¿Cuáles son los planes de futuro?

En este momento, consolidar lo obtenido, trabajar en la versión de Fever de Nueva York, que ha salido hace un mes, continuar con el plan de expansión internacional desde la oficina en Londres y aumentar el número de ciudades españolas en los que ofrecemos nuestro servicio.

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