
Un terremoto de magnitud 8,7 en la escala Richter en la costa de Kamchatka, en el extremo oriental de Rusia, ha provocado alertas de tsunami en la costa pacífica rusa y en los estados estadounidenses de Alaska y Hawái, mientras que se han notificado advertencias para Guam y también en Japón.
El país nipón ha activado las alarmas, y ya ha ordenado la evacuación de las zonas más vulnerables, como Fukushima, a pesar de que el país asiático cuenta ya de por sí con medidas de protección y seguridad ante fenómenos de este tipo.
Y es que después del enorme terremoto del año 2011, y posteriormente un gigante tsunami, Japón decidió construir su propia "Gran Muralla". Lo cierto es que el país ya contaba con una serie de muros para proteger a sus habitantes de las olas, pero tras dicha catástrofe en 2011 que se saldó con más de 20.000 víctimas mortales, decidieron fortalecer esta red de muros.
Ahora, Japón cuenta con una red de muros de contención de hormigón armado construidos a lo largo de la costa noreste del país. Esta muralla recorre más de 400 kilómetros y tiene como objetivo principal debilitar y frenar las olas de tsunami entrantes, proporcionando minutos esenciales para que los residentes locales puedan evacuar.
Estos muros tienen una altura de edificios de cuatro o cinco plantas, llegando a alcanzar hasta los 14 metros de altura, y en total hay 440 secciones individuales de hormigón armado, muchas de ellas con cimientos profundos (hasta 25 metros en ciertos lugares) para evitar que las olas poderosas los socaven o derriben.
Se cree que el proyecto tuvo un coste para el gobierno japonés de unos 12.000 millones de dólares, colocando a Japón como el país mejor preparado para los tsunamis. Aun así, las autoridades ya han evacuado a más de dos millones de personas por precaución.