
Hugo Cea, consejero delegado de I-SEC, recuerda a elEconomista.es cuando participó con un grupo de amigos en la compra de Abydos, hace apenas siete años. Desde entonces, la compañía de servicios avanzados de seguridad en infraestructuras críticas ha crecido desde 22 empleados a 3.500 trabajadores, y de una facturación de 200.000 euros a los más de 120 millones de euros previstos para finales de este año.
En los tiempos convulsos actuales, el sector de seguridad goza de extraordinaria pujanza. ¿Qué previsiones de negocio proyecta I-SEC, filial española del grupo ICT?
En los próximos días, a lo largo del mes de julio, aprobaremos nuestro plan de negocio hasta 2028. Estamos trabajando en ello, pero puedo adelantar que el primer objetivo consiste en consolidar nuestra la cartera de clientes. También esperamos crecer entre un 10 y un 15% anual durante los tres próximos años y aumentar nuestra plantilla hasta los 5.000 trabajadores.
Hablamos de una empresa cuya fortaleza fundamental reside en los servicios de guardias jurados. ¿Cuál es el valor añadido de I-SEC España?
Nuestro elemento diferencial se centra en los servicios sobre infraestructuras críticas y edificios singulares, con más de medio centenar de grandes contratos. Por ejemplo, trabajamos en 15 aeropuertos españoles, gestionamos casi el 50% de la seguridad de Renfe y tres líneas de Metro de Madrid o Bilbao, así como infraestructuras críticas del gobierno de Navarra, puertos marítimos del norte de España, contratos de seguridad en Pamplona, hospitales, comisarías policiales... El denominador común en toda nuestra actividad es la tecnología, pero sin olvidar tres principios que considero fundamentales para el negocio.
¿Vamos a ello, cuáles son esas tres máximas corporativas?
Lo primero es cuidar al empleado. Sin esa prioridad no se podría triunfar en un mundo tan competitivo como este. En segundo lugar, tenemos un compromiso con el cliente. Queremos convertirnos en un socio estratégico, mucho más que un simple proveedor de servicios. La seguridad es un bien público que requiere protección y un alto índice de calidad. Y nosotros buscamos la excelencia. Cuando hablamos de seguridad no podemos pensar en guardias jurados y vigilantes, sino en ciberseguridad.
Los vectores de riesgo de las empresas se han multiplicado en los últimos años...
Así es. Lo que otros definen como ciberseguridad yo lo llamo ciberinteligencia. Llevamos un año apostando en ello para proteger las infraestructuras críticas. Por ejemplo, desarrollamos sistemas capaces de identificar señales tempranas de riesgo en redes sociales, medios abiertos y entornos como la dark web.
Muchas de nuestras amenazas se cocinan en la 'deep web', ¿verdad?
Sin duda. En esos entornos accedemos a información que afecta a nuestras infraestructuras críticas y podemos saber cuándo se va a producir algún tipo de incidente para poder prevenir al cliente.
¿Póngame un ejemplo que se pueda desvelar sin comprometer a nadie?
Mire, por ejemplo, podemos saber si mañana se van a juntar cinco grafiteros en la estación de Atocha. En ese supuesto, nos anticipamos e informamos a Renfe para que pueda contactar con los cuerpos y fuerzas de seguridad y prevenir incidencias contra el patrimonio público.
¿Las redes sociales también están bajo su mirada?
Absolutamente. En ese ámbito disponemos de un grupo de expertos, con servicios que ofertamos de forma gratuita a nuestros clientes, porque es un elemento vinculado a la seguridad. Lo llamamos el espía digital. Ahora estamos probando unas soluciones específicas para esos escenarios. Llevamos un año invirtiendo en ello. Ya tenemos una versión 2.0 y estamos trabajando en la siguiente. Hasta que no esté completamente testada y hasta que no funcione con un porcentaje de éxito del 100% no saldrá al mercado. Espero que sea el próximo septiembre. Es algo completamente novedoso entre las empresas de seguridad en España.
¿Y esta práctica de espía digital es exclusiva de ustedes?
Imagino que habrá compañías del sector que también lo tienen, pero estoy seguro que no estará tan desarrollado como el nuestro. No lo veo como un coste, sino como una inversión. Siempre he pensado que el cortoplacismo en los contratos, o en cualquier otra cosa, conduce a la melancolía.
El suyo es un sector conflictivo laboralmente y castigado...
Como antes he explicado, nuestra mayor obsesión consiste en cuidar a nuestros trabajadores. Podemos presumir que en aquellos sitios donde hemos entrado, y donde había cualquier tipo de conflicto, lo hemos solucionado nada más entrar. Eso ocurrió en el aeropuerto de Barcelona, en 2017 y el día que llegamos se desconvocó la huelga que entonces existía. En otros lotes ha pasado exactamente lo mismo. También invertimos mucho en formación de nuestro personal, con tres centros homologados, en Madrid, Barcelona y Bilbao. Creo que somos la empresa del sector con el mayor compromiso en nuestro personal,
Hablemos de ranking del sector... ¿qué posición ocupan?
En España deberíamos estar en el Top 5 en el mercado de la seguridad y nuestro objetivo consiste en situarnos entre los tres primeros en tres años. Eso sí, ahora mismo somos los números uno en el área de infraestructuras críticas. La clave consiste en rodearse de buenos expertos de la seguridad e intentar crear un equipo que sea muy potente, así como optimizar procesos y procedimientos. Con esta estrategia ya somos la principal filial del grupo en todo el mundo.
¿Qué uso hacen de la IA en lo que denominan ciberespionaje digital?
Sí, nos apoyamos en inteligencia artificial y no solamente para eso, sino también para reclutar a nuestros empleados. Buscamos permanentemente talento, con homologación especial para trabajar en sitios como aeropuertos.
¿Perciben déficit de talento en el sector?
Sí. Y se trata de un problema que sufrimos en el mundo de la seguridad y que requiere una reflexión por parte de todos. Ahora mismo, en España, harían falta entre 9.000 y 12.000 vigilantes de seguridad. Posiblemente la edad media del vigilante de seguridad es alta. Por lo tanto, en los próximos tres o cuatro años se van a producir muchas jubilaciones y prejubilaciones. También hace falta mejorar la regulación, para que proteja y dignifique la figura del vigilante de seguridad. Hay que poner en valor la función del vigilante.
¿Cómo percibe la figura del vigilante de seguridad en el horizonte de cuatro o cinco años? ¿Habrá robots o drones que quiten empleo?
Veo una figura muy apoyada en la tecnología, pero siempre prevalece el componente humano. Y poco a poco se está alcanzando. Entre todos tenemos que mejorar sus condiciones laborales y salariales, para así profesionalizar aún más la seguridad.