Tecnología

La Inteligencia Artificial golpea sin piedad al negocio publicitario de Google

  • Los usuarios sustituyen el tradicional buscador por la IA hasta para las consultas más simples
  • El 82% de usuarios de la generación Z o Millennials acude directamente a las aplicaciones de IA generativa para buscar cualquier contenido
ChatGPT ha necesitado solo dos años para alcanzar el nivel de uso que Google logró en 11 años.
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Google ha tenido 25 años de reinado hegemónico, seguido muy de lejos por Bing y compañía. De hecho, parece que lleve toda la vida con nosotros. Sin embargo, las herramientas de IA generativa se proponen eclipsar ese poderío. Quién sabe si no acabarán barriendo del mercado al superbuscador de Alphabet. De momento, ha incluido una ventana para ofrecer una respuesta personalizada a cada consulta generada por su propia IA, pero esa innovación quizá acabe por enterrarlo.

Esta opción de AI Overviews o Visión general lanzada por Google con Gemini también la ha incorporado -con otros nombres, claro- Microsoft en su navegador Bing o Meta en la aplicación de WhatsApp, por poner solo dos ejemplos. Pero esta fórmula de ofrecer respuestas elaboradas y más directas en los buscadores plantea también nuevos retos. Lo que puede entenderse en principio como un paso más para facilitar la vida al usuario esconde otros efectos -quizá no tenidos en cuenta ni analizados bien hasta ahora- que comprometen la viabilidad del sistema tradicional de generación de información y de acceso a ella.

Ese modelo del que llevamos beneficiándonos -incluido Google- un cuarto de siglo se basa en la cultura simbiótica de clics e interacciones. Hasta ahora, Google se alimentaba de todas las webs a las que remitía en las búsquedas. A cambio, proporcionaba visibilidad a todas esas páginas. El buscador no solo se nutría de toda esa información para tener sentido, sino que después cobraba por los enlaces patrocinados (Google adwords). Este era, en resumidas cuentas, su modelo de negocio.

Ese mecanismo generaba -y sigue generando- muchos ingresos a través de campañas de publicidad, algo que repercutía asimismo en las marcas. Pero si a partir de ahora la respuesta generada por IA nos evita tener que pinchar en cualquier link, se rompen por completo las reglas del juego. El buscador sigue nutriéndose y utilizando para sus respuestas toda la información contenida en las webs, pero también desincentiva tener que entrar en todas esas páginas. Digamos que, en sus iniciativas para adoptar la IA, Google está ocultando aún más la materia prima que necesita para funcionar y elaborar estas nuevas respuestas al tiempo que degrada totalmente los enlaces. En ese nuevo escenario, los medios de comunicación también se pueden ver afectados por todos estos cambios.

No hay duda de que el crecimiento exponencial en el uso de la Inteligencia Artificial (IA) generativa está revolucionando la manera en que accedemos a la información. Un primer dato: a ChatGPT le han bastado dos años para superar los 365.000 millones de búsquedas anuales. Lo consiguió en el pasado 2024. Por comparar esa evolución con la del principal buscador, Google -fundado en 1998- necesitó 11 años para situarse a ese mismo nivel. En la carrera por la IA generativa hay otros muchos actores -Claude, Gemini o Perplexity, entre otros- que atosigan poco a poco la tradicional manera que tenemos de acceder a la información. Solo en el caso de Perplexity, esta herramienta responde a 650 millones de consultas al mes.

Entre los más jóvenes, aquellos que pertenecen a la generación Z o a los Millennials, el 82% ya va directamente a las aplicaciones de IA generativa cuando necesita buscar cualquier contenido. En el caso de los considerados 'baby boomers', ese porcentaje se queda en el 45%. Así, según la herramienta utilizada, podemos hacernos una idea de la edad del usuario que está frente a la pantalla. Según otro estudio llevado a cabo en Estados Unidos, el 41% de los usuarios confía más en respuestas generadas por IA que en anuncios pagados. Los autores de este informe concluyen, además, que esta tendencia va en claro aumento.

Mayor interacción

Pero la idea es ir mucho más lejos y que el sistema pueda dar solución a problemas más complejos. Así, por ejemplo, si hasta ahora se nos estropeaba un electrodoméstico, solíamos buscar el libro de instrucciones del modelo exacto en el buscador para intentar ver qué pasaba. Los nuevos agentes conversacionales nos permiten explicarle en qué está fallando el dispositivo y este nos dice directamente qué podemos hacer. También es posible describir el aspecto de un animal para que nos aclare de qué especie se trata. O, ya con las vacaciones de verano a la vuelta de la esquina, pedirle que nos haga un itinerario de un próximo viaje, a partir de nuestros gustos o preferencias.

Y muchas veces no es necesario ni siquiera escribirle o hablarle. Como conocen bien los más de 1.500 millones de usuarios mensuales de Google Lens, una simple foto basta para ampliar información. Pero ahora también esta popular herramienta va a ser superada por los agentes o la llamada multimodalidad. En estos casos, solo tenemos que activar la cámara en Search Live y que el agente nos ayude a completar un trabajo, nos ofrezca ideas para avanzar en un proyecto…

Debate energético

Sin embargo, el uso de la IA como sustitución masiva de los tradicionales buscadores también tiene sus repercusiones medioambientales. Los expertos recuerdan que, mientas que una búsqueda en Google puede consumir apenas 0,3 Wh, una respuesta con ChatGPT puede requerir diez veces más, en torno a 3Wh. Esto significa que igual estamos matando moscas a cañonazos, que no necesitamos a la IA generativa para preguntarle la hora o para recordar cuál es la capital de Islandia.

Como cabe esperarse, el incremento en el consumo energético de la IA generativa frente a los buscadores está asociado a la necesidad de mantener sus servidores. Si los grandes motores de búsqueda aplicaran IA generativa a todas sus consultas, el consumo eléctrico podría multiplicarse por diez. Según la Agencia Internacional de la Energía, alrededor del 40% de la electricidad en centros de datos se destina a alimentar los servidores y otro 40% a enfriarlos. Son los riesgos colaterales de este boom de la IA, que también hay que contemplar…

Otro dato que invita a la reflexión: el boom de las herramientas de IA está provocando un aumento notable en las emisiones de carbono de las grandes tecnológicas. Así, mientras que Google, por ejemplo, ha visto crecer sus emisiones un 48% en cinco años, en el caso de Microsoft se ha disparado otro 30% entre 2020 y 2023. Con todo esto, se calcula que la demanda global de electricidad por parte de los centros de datos podría duplicarse para 2026. Desde Boston Consulting Group, estiman que los centros de datos de todo el mundo representarán el 7,5% del consumo de electricidad de Estados Unidos para 2030, o el equivalente a 40 millones de hogares en ese país.

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