
La nube tiene múltiples ventajas como el acceso desde cualquier dispositivo a nuestros archivos o la posibilidad de compartirlos, de trabajar en red... También, a cambio, tenemos las cuotas a pagar, los servicios de suscripción, y nunca estaremos totalmente a salvo de cualquier intromisión en nuestra información. Por eso, cuando es posible, se está produciendo un regreso al almacenamiento de datos en modo local. En esa tendencia encaja el disco duro externo Sandisk Desk Drive que hemos tenido oportunidad de probar en su versión de 8TB (709 euros). La otra versión inferior en capacidad de 4TB cuesta 409 euros.
En un dispositivo de este tipo hay que valorar esa capacidad de almacenamiento (más que sobrada aquí de 8TB) pero también la velocidad a la que es capaz de acceder a toda la información contenida en él, en este caso de 1000 MB/s en lectura y de escritura de hasta 900 MB/s. Por esa potencia, necesita alimentación a la red, para lo que dispone de alimentador y adaptadores a distintos enchufes, así como adaptador de mini USB a USB tradicional. Por su tamaño (apenas 9,92×9,92×4,02 centímetros) y peso (268 gramos) también podemos llevarlo a cualquier parte.
Por su alta capacidad, este SanDisk Desk Drive de 8TB ha sido diseñado especialmente para creadores de contenido, fotógrafos y profesionales que manejan grandes volúmenes de datos, pero también como el soporte definitivo a todos nuestros archivos, imágenes… Las velocidades de lectura y escritura demostradas en las pruebas, muy cercanas a las que leemos en las especificaciones técnicas de la ficha del producto, lo convierten en una opción idónea para la edición de vídeos en alta resolución o para el almacenamiento de archivos pesados sin comprometer la fluidez del trabajo, evitando esperas…
Por todo lo dicho, este dispositivo nos da el poder y la autonomía para gestionar toda nuestra información sin depender de cuotas mensuales, despreocuparnos de posibles sorpresas en esas suscripciones y garantizando al mismo tiempo que todo está a bien recaudo. Sin embargo, la decisión entre un dispositivo físico y la nube dependerá de las necesidades de cada usuario. Quienes prioricen el control, la velocidad y la seguridad personalizada encontrarán en este SSD una solución efectiva, mientras que aquellos que necesiten la accesibilidad remota y la escalabilidad podrían inclinarse por la nube.