La generación de nativos digitales cuentan con la enorme ventaja de que todo aquello tecnológico o digital les viene de forma natural, y muchos de ellos tienen capacidades innatas a la hora de usar y comprender cómo funcionan los dispositivos que van saliendo.
Muchas veces no son ni conscientes del valor que tiene esta facilidad e imaginación a la hora de usar o aplicar las nuevas tecnologías, y un claro ejemplo de ello, es la historia del joven de 17 años Cooper Taylor. Este joven estadounidense desarrolló un proyecto desde su casa para participar en una conferencia científica, pero sin saberlo había solucionado un costoso problema que tenía el ejército estadounidense.
Taylor diseñó un dron, con la particularidad de que los componentes de este dispositivo habían sido creados con una impresa 3D, un enfoque que hasta ahora no se había planteado, pero que se ha posicionado como una solución que ha encajado a la perfección para el Departamento de Defensa de EEUU.
Esto es porque al diseñar las piezas de ensamblaje con una impresora 3D se abaratan enormemente los costes de fabricación de estos dispositivos, ya que este modelo desarrollado por el joven de 17 años tiene un coste total que equivale a una quinta parte de los modelos existentes del mercado que tienen unas prestaciones similares.
El uso de drones se ha multiplicado enormemente en los últimos años, sobre todo en labores de seguridad y vigilancia, por lo que encontrar una solución tan barata ha supuesto una gran noticia para el Departamento de Defensa. En total, este joven ha construido hasta seis prototipos de dron y no solo se ha encargado de imprimir y juntar las piezas, sino que también ha desarrollado el software que da todas las capacidades a este.
Gracias a su gran invento, Taylor recibió una beca de 8.000 dólares en el Simposio Juvenil de Ciencias y Humanidades, financiado por el mismo Departamento de Defensa, además de recibir otros 15.000 dólares por parte de la Marina estadounidense para conseguir el diseño de este modelo.