
Napster ha vuelto. La que fue considerada un referente en la historia de las aplicaciones P2P, junto con otras conocidas como por ejemplo eMule, Ares, Kazaa o BitTorrent, ha sabido reorientar su negocio en los últimos años. Primero como servicio de música por 'streaming' y, una década más tarde, resucitando bajo una nueva identidad, como empresa de inteligencia artificial.
A finales de los 90, la única forma que tenían los usuarios de descargarse e intercambiarse archivos era a través de aplicaciones P2P. Una de ellas era Napster que, como sus rivales, era una red centralizada, ya que utilizaba un servidor principal para mantener la lista de usuarios conectados y archivos compartidos por cada uno de ellos. Fue desarrollada por John Fanning, Shawn Fanning y Sean Parker, primer presidente de Facebook.
Sin embargo, su popularidad tan solo duró dos años, hasta que en el 2001 fue cerrado tras una intensa batalla legal con las discográficas, las cuales iniciaron un juicio de violaciones de derechos de autor con una deuda multimillonaria en contra de Napster. Esto no frenó la admiración de los internautas, todo lo contrario, supuso la llegada, antes de perder su primera vida, de varios millones de nuevos usuarios, alcanzando en su máximo esplendor, 80 millones de usuarios mensuales que hacían 2.000 millones de transferencias al mes (25 canciones por usuario).
Los seguidores de Napster nunca entendieron la persecución a la que fue sometido este tipo de servidores. Para ellos, la capacidad de compartir archivos era una característica propia de Internet, y no de Napster, el cual actuaba únicamente como motor de búsqueda. De hecho, muchos argumentaron, y así terminó siendo, que el cierre de Napster provocaría la huida hacia otros sistemas de intercambio de archivos como eran los ya mencionados anteriormente (eMule, Ares, Kazaa, etc.)
Finalmente, en julio de 2001, un juez ordenó el cierre de los servidores Napster para prevenir más violaciones de derechos de autor. Dos meses después, la historia de Napster había llegado a su fin, aceptando pagar a las empresas discográficas 26 millones de dólares por daños y otros 10 millones por futuras licencias.

Uno de los grandes perseguidores de Napster fue la banda Metallica. Al grupo no le hizo ninguna gracia que su canción 'I Disappear' se escuchara en la radio antes de tiempo. A esto se le sumó que toda su discografía estaba disponible en Napster, lo que provocó la ira de la banda estadounidense, que de la mano de Lars Ulrich, batería del grupo, acusó a Napster de infracción de copyright ante la Corte de Distrito para el Distrito Norte de California. "Desde un punto de vista de negocios, esto va sobre la piratería, de que nos han quitado algo que nos pertenece", explicó Ulrich en declaraciones a la revista Rolling Stone.
El 3 de junio de 2002, Napster se declaró en bancarrota liquidando todos sus activos. "La presentación de hoy marca un nuevo comienzo para Napster. Está claro que la demanda de una comunidad de intercambio de archivos de música basada en Internet que beneficie a artistas y consumidores es tan fuerte como siempre", señaló Konrad Hilbers, el CEO de Napster.
De travesía en el desierto a competidor de Spotify
Napster no paró de reinventarse. A pesar de hundirse, su fama no pasó desapercibida para las empresas, que no dudaron en comprar la marca y el logo para aprovechar su oportunidad. Una de ellas fue Roxio en noviembre de 2002, dueña de Pressplay, que compró los derechos de marca de Napster por 5,3 millones de dólares y cambió el nombre de Pressplay a Napster 2.0. Más tarde, en 2008, Napster cambió a las manos de Best Buy, que desembolsó 121 millones por un servicio de suscripción que tenía 'solo' 700.000 suscriptores. Su objetivo era desbancar a grandes como iTunes de Apple o Amazon MP3. También lo intentó Rhapsody, un servicio de música en 'streaming' que no quiso dejar escapar la oportunidad, al fusionarse con Napster en 2011.
Sin embargo, en junio de 2013, Napster anunció su llegada a España para hacerle la competencia a sus nuevos rivales, como Spotify, Deezer o Google Music. La principal diferencia con servicios como los ya mencionados fue que, paradójicamente, no tendrá cabida a una oferta gratuita para los usuarios. A pesar de ello, la empresa sí que llegó a ofrecer un período de prueba de 30 días que requiere, eso sí, el ingreso de una tarjeta de crédito o débito para poder ser disfrutado.
Irrumpe en el campo de la IA
Un cuarto de siglo después de su irrupción en el mundo de la música, Napster está de vuelta gracias a la startup estadounidense de metaverso Infinite Reality. En marzo de 2025 fue adquirida por 207 millones de dólares pese a que arrastraba más de 56 millones en royalties no pagados, y el 15 de mayo anunció a sus 1.500 accionistas que cambiará su nombre a Napster Corporation, posicionándose como una compañía de "experiencias digitales impulsadas por inteligencia artificial".
Estas experiencias pasarán por "conectar con sus fans, así como apropiarse y monetizar su relación con ellos". Algunas ideas que maneja su nuevo dueño son la creación de espacios virtuales 3D oficiales para conciertos virtuales, fiestas de estreno de temas, venta de 'merchandising' y entradas y atención general al público mediante inteligencia artificial.
Aunque no pasa por su mejor momento, ya que ocupa el puesto 39 entre las apps musicales, la marca conserva un fuerte peso simbólico en la cultura digital, lo que parece ser un componente clave en la estrategia de 'rebranding' de Infinite Reality.
Con todo esto, Napster busca reinventarse una vez más, con una nueva identidad, promesas de miles de millones y un inversor poco conocido, como John Acunto, cofundador y director ejecutivo de Infinite Reality. La pregunta es si esta nueva aventura le permitirá construir una propuesta tecnológica real y duradera.