
La usamos todos los días y casi nunca pensamos en ello. Y, sin embargo, calentar agua representa casi una quinta parte del gasto energético de los hogares, bien sea por gas o por electricidad. Aun así, el calentador de agua sigue siendo ese aparato, anclado al pasado. Pero una startup californiana, Cala, cree que eso está a punto de cambiar.
¿La promesa? Un sistema que aprende tus hábitos, se adelanta a tus necesidades y decide por sí mismo cuándo es más eficiente (y más limpio) calentar agua. ¿El objetivo? Ahorrar energía y dinero sin que tengas que hacer nada. ¿El método? Una bomba de calor combinada con algoritmos predictivos. Y una app, claro.
Tecnología que busca aprender de nuestros hábitos
La propuesta no es nueva en esencia -las bombas de calor ya se conocen como una alternativa más eficiente a los calentadorestradicionales de gas, propano o resistencias eléctricas-, pero lo que aporta Cala es una capa de inteligencia que busca hacerlos más atractivos al gran público.
La idea es que el sistema no solo caliente agua, sino que lo haga en los momentos óptimos: cuando hay más sol si tienes placas solares, o cuando la electricidad es más barata. En teoría, esto puede suponer ahorros de hasta 6.000 euros durante la vida útil del aparato, que suele rondar entre los diez y quince años.
Como explica su CEO, Michael Rigney, "el objetivo es que nunca te falte agua caliente… pero que tampoco pienses en cuándo o cómo se calienta". Una propuesta que recuerda más al mundo de los asistentes digitales que al de los electrodomésticos convencionales.
¿Promesa real o solución para unos pocos?
El contexto también juega a favor. En Estados Unidos, donde se comercializará en unos meses, las ayudas públicas impulsadas por la Inflation Reduction Act permiten subvencionar buena parte de la instalación: hasta 1.750 dólares en ayudas directas y un 30% en deducciones fiscales. En Europa las ayudas a la eficiencia energética también están a la orden del día. Eso sí, no se garantiza que estas condiciones se mantengan en el tiempo.
Y aquí es donde hay que matizar. Aunque Cala ya acepta pedidos anticipados y promete entregas en 2025, todavía está por ver si esta solución encaja con el grueso del mercado. ¿Hay demanda suficiente? ¿Hay margen real para que los usuarios noten el cambio sin tener que adaptar su rutina o instalar domótica adicional?
En definitiva, estamos ante un producto prometedor que toca varias teclas del presente: sostenibilidad, automatización, eficiencia energética. Pero también ante un sector, el del agua caliente doméstica, que no ha sido históricamente terreno fértil para grandes revoluciones. Veremos si Cala consigue cambiar eso, o si simplemente añade una capa más de complejidad tecnológica a algo que, hasta ahora, funcionaba sin demasiados misterios.