
En menos de un año, dos jueces federales en Estados Unidos han fallado que Google, filial de Alphabet Inc., mantiene monopolios ilegales en partes críticas de internet. El Departamento de Justicia (DOJ) ahora se encuentra en una posición de fuerza para exigir cambios estructurales profundos, incluyendo la venta de tecnologías clave en su negocio publicitario y hasta la escisión del navegador Chrome. El caso antimonopolio contra Google es el mayor proceso antimonopolio en Estados Unidos desde la demanda contra Microsoft en los años 90 y, en términos estructurales, el más ambicioso desde la disolución de AT&T en 1982.
La jueza Leonie Brinkema declaró este jueves que Google ejerce un monopolio ilegal sobre los mercados de intercambios publicitarios y servidores de anuncios para editores. Aunque Google planea apelar la decisión, la jueza abrirá una serie de audiencias para determinar los remedios adecuados, entre los cuales se encuentra la venta forzada del paquete "Ad Manager Suite", que incluye su servidor publicitario (DFP) y su plataforma de intercambio de anuncios (AdX).
La jueza mantiene que, si bien las adquisiciones de DoubleClick y Admeld no fueron por sí mismas anticompetitivas, pero su integración vertical permitió a Google consolidar una posición dominante, controlando ambos lados del mercado publicitario digital. Este control limita la capacidad de los editores para monetizar sus espacios de forma libre y justa.
Es un caso paralelo pero independiente, que el de agosto de 2024 cuando el juez Amit Mehta de Washington determinó que Google monopolizaba ilegalmente el mercado de las búsquedas. La audiencia para definir los remedios comenzará la próxima semana, y el DOJ ha propuesto medidas drásticas: obligar a Google a vender Chrome, licenciar sus datos de búsqueda a competidores y prohibir que pague por exclusividades con fabricantes como Apple.
El propio Mehta espera emitir su decisión final en agosto de 2025. Esta resolución podría servir como referencia para Brinkema en el caso publicitario, aunque las complejidades técnicas de ambos casos exigen soluciones distintas.
Sin salida para Alphabet
"No hemos visto esto antes", afirma la profesora Rebecca Allensworth de la Universidad de Vanderbilt. "Los grandes casos de separación estructural en el pasado fueron decididos por un solo juez". Hoy, las decisiones se toman en paralelo y afectan distintas áreas del negocio de Google, lo que complica cualquier estrategia de defensa unificada.
A diferencia de otros casos regulatorios internacionales, el DOJ no puede imponer multas en casos civiles antimonopolio. Esto significa que Google no puede simplemente "pagar y seguir". Cualquier resolución implica reestructurar o ceder partes de su imperio. La empresa ya intentó negociar con el DOJ para evitar una escisión, pero sus esfuerzos fueron infructuosos.
Lee-Anne Mulholland, vicepresidenta de asuntos regulatorios de Google, defendió los productos publicitarios de la empresa: "Los editores tienen muchas opciones y eligen Google porque nuestras herramientas son simples, asequibles y efectivas". Sin embargo, el DOJ ha sido categórico: "Google es un monopolista y ha abusado de su poder", dijo la fiscal adjunta Gail Slater. En un cruce de declaraciones ayer tras conocerse la sentencia.
El analista Gil Luria, de D.A. Davidson, apuntó en declaraciones recogidas por Reuters que: "El Departamento de Justicia de EEUU está centrado en desmantelar todos los monopolios de Google y no parece que vayan a ceder. La mejor estrategia para Google sería escindir proactivamente algunos de sus negocios para atender las preocupaciones del DOJ. Eso podría incluir la red publicitaria, Chrome y Android. Creemos que una ruptura de Google generaría un valor significativo para los accionistas, ya que la suma de sus negocios individuales vale mucho más que el precio actual de la acción".
Incluso si las medidas estructurales se aprueban, es probable que los cambios tarden años en materializarse debido a las apelaciones previstas. Sin embargo, el mero hecho de que el DOJ plantee desmembrar a Google en varias partes ya marca un antes y un después en la política antimonopolio estadounidense.
Dan Morgan, analista senior de Synovus Trust, señala en declaraciones a Bloomberg: "Una ruptura del modelo publicitario de Google afectaría directamente su rentabilidad, pero no esperemos cambios inmediatos hasta que termine los plazos de las apelaciones".
Con la Comisión Federal de Comercio atacando a Meta en un caso similar, y con Apple y Amazon bajo la lupa, EEUU ha entrado en una nueva era de regulación tecnológica. Ya no se trata solo de imponer reglas; se están barajando cambios estructurales de gran alcance. El resultado podría cambiar para siempre la forma de usar internet y las resdes sociales.