Como cada vez es más común y sencillo sufrir una estafa de manera online, los usuarios han bajado la guardia en el mundo real y ahora confían ciegamente en todo lo físico y que tenemos delante de nuestras manos. Pero ni mucho menos deberíamos hacer esto, y es que un estafador realizará todo lo posible para tratar de engañarte, sea por vía digital o través de un papel.
Con la tecnología y medios que tienen los estafadores hacen lo que sea para que sus fraudes sean exitosos, y no tienen reparo en ir a por personas mayores o más vulnerables para sacarles el dinero. Sin embargo, como decíamos, no todos los fraudes tienen que llegar por lo digital, sino que se ha detectado una campaña que no deja de crecer que comienza con la llegada de un sobre naranja en tu buzón.
Cada vez recibimos menos cartas, y por norma general, las que recibimos suelen ser de instituciones o empresas oficiales con información sobre cambios o cobros por sus productos o servicios. Los estafadores son conscientes de que lo físico nos produce confianza, y por ello esta estafa está afectando a tantas personas.
Como decíamos, todo comienza con la llegada de un sobre naranja en tu buzón que parece inofensivo. Cuando lo abres, ves que está escrito en mayúsculas, frases cortas, pero llamativas para atraer a la potencial víctima. A su vez, el sobre contiene logotipos y nombres de empresas o entidades reconocidas, ya pueden ser la DGT, Hacienda o una compañía energética.
El objetivo de la carta es crear una falsa sensación de urgencia para que la persona que la recibe actúe de forma impulsiva. Y es que entre las frases suele aparecer algunas como "notificación de embargo" ,"última oportunidad", "pago inmediato" o algo similar que nos haga reaccionar y querer solucionarlo.
Como no hay faltas de ortografía y todo parece legítimo, confiamos ciegamente en la comunicación que al final de la carta muestra un código QR para darte acceso rápido a la solución del problema que se te acaba de presentar. Aquí es donde te llevan a un enlace fraudulento donde te roban tanto los datos personales como bancarios, y con ellos, los ciberdelincuentes son capaces de vaciarte la cuenta bancaria en cuestión de minutos.