
Estamos cansados ya de tener que estar alerta de todas las amenazas cibernéticas que existen, y es que hoy en día no se puede confiar en nada ni en nadie y tampoco por ninguna vía, porque como ya hemos podido comprobar en muchas ocasiones las estafas vienen a través de mensajes, correos electrónicos, llamadas...
Y al estar tan atentos a los engaños del mundo digital, hay ocasiones en las que nos olvidamos de los peligros del mundo real, y es que las estafas no son todas digitales, sino que hay muchas, algunas muy viejas, que se siguen llevando a cabo porque siguen siendo efectivas.
Una de estas estafas míticas, que ha día de hoy se siguen produciendo es la del billete marcado, un engaño clásico, que aunque lleve años entre nosotros todavía sigue siendo efectivo. O por lo menos eso es lo que denunciaba el cocinero y tiktoker @carnesyfuegos, quien lleva un negocio de carnicería, hamburguesas y comidas para llevar en Casariche, Sevilla.
El timo en sí es muy sencillo y básico, pero sin duda si los estafadores llevan años utilizándolo será porque les sale rentable. Este se trata de un engaño dividido en dos partes, y con dos cómplices, donde la primera persona va al establecimiento, tienda, restaurante o donde sea y compra algo de bajo valor y paga con un billete más grande, normalmente uno de 50 euros.
La cosa es que en ese billete hay un nombre y un número de teléfono escrito, pero cuando te lo entregan tratan de esconderlo o que no te fijes en ello, ya sea porque te lo dan por el otro lado o el billete doblado. El billete es bueno, por lo que no te debería hacer saltar ninguna alarma, pero el engaño comienza cuando aparece el segundo cómplice después de un rato.
Aquí esta segunda persona, pide o compra algo y te paga con un billete de un valor inferior, por ejemplo, un billete de 20 euros, pero en el momento que el dependiente o camarero le da las vueltas, esta persona asegura que están mal y que ha pagado con un billete de 50 euros. Para añadir credibilidad a la historia, esta persona te indica que está seguro de ello porque se acuerda de que el billete tenía un número de teléfono escrito, e incluso hay casos en el que te lo dice de memoria para demostrar lo que dice.
Al comprobarlo, el hostelero verá que en efecto hay un billete de 50 euros con un nombre y número de teléfono escrito, y aunque duda de ello, para no quedar mal con el cliente le da las vueltas correspondientes a esta cantidad. De esta manera, aunque no sea muchísimo dinero, los estafadores consiguen pequeñas ganancias con un engaño muy simple.