
China lo ha vuelto a hacer. Muy pocas semanas después de que DeepSeeek revolucionara el mercado de la Inteligencia Artificial (IA), ahora le toca el turno a Manus. A diferencia de la anterior plataforma, que era gratuita y de código abierto, en este caso solo se puede acceder por invitación. Sin embargo, las demostraciones vistas ya auguran algo importante. Su principal novedad es el uso de Modelos de Grandes Conceptos (LCM) frente a los habituales Modelos Grandes de Lenguaje (LLM). Es un paso de gigante al basarse directamente en conceptos o ideas. Este cambio les permite desarrollar tareas más complejas, más cercanas al intelecto y a la capacidad de razonamiento humano. Dicho en otras palabras: podríamos estar más próximos a la llamada Inteligencia Artificial General (IAG).
"Hasta ahora, la IA se ha basado principalmente en modelos que requieren instrucciones específicas y supervisión constante por parte del usuario. En este sentido, no hay duda de que Manus rompe con este paradigma al ser un sistema multiagente altamente autónomo, capaz de ejecutar tareas de principio a fin sin intervención humana", explica Álvaro Sánchez, director general de la consultora tecnológica FiT by t2ó ONE. Rafael Tamames, que acaba de publicar 'La Inteligencia Artificial y tú' (Plataforma editorial), ve Manus "interesante porque plantea una evolución natural de la IA". "Los Large Concept Models (LCM) pueden representar un cambio de paradigma: pasar de la simple generación de texto basada en patrones estadísticos a una IA que entienda el mundo en términos conceptuales, no solo lingüísticos". Añade este experto que estamos ante un momento clave "porque hasta ahora los modelos de lenguaje han sido impresionantes, pero aún tienen problemas con la verdadera comprensión del contexto y la lógica profunda". Apostilla Álvaro Sánchez a favor de Manus que "no solo responde, sino que actúa y toma decisiones en contextos dinámicos y cambiantes".
Zuckerberg se sube al carro
Meta, con Mark Zuckerberg a la cabeza, también apuesta por este mismo sistema y por dejar atrás los modelos basados en el lenguaje. "Este cambio no solo afecta al diseño y a la arquitectura técnica, sino que redefine el enfoque conceptual de la IA", explica Marcos Carrera, experto en convergencia de IA y Blockchain de la Universidad Internacional de Valencia (VIU). "Los Modelos de Grandes Conceptos proponen un sistema más cercano al razonamiento humano, pasando de predecir palabras a entender significados abstractos, relaciones lógicas y capacidad de razonamiento profundo. Manus, junto a Meta, apuesta por un modelo que permitiría sistemas capaces de inferir, planificar y tomar decisiones estratégicas, algo limitado hasta ahora por los modelos tradicionales", añade. Desde su punto de vista, si logran superar los retos de escalabilidad y aplicación comercial, podríamos estar frente a una transformación radical, equiparable al cambio que supuso la llegada del GPT-4 o ChatGPT.
Algo más escéptico se muestra Ignacio Marrero, director de Data Analytics & AI de UST en España y LATAM: "Me parece un enfoque prometedor, pero es conveniente no perder de vista el contexto actual. Estamos en un momento de desarrollo exponencial de las capacidades basadas en IA. Sin embargo, las técnicas de IA y los datos utilizados como base del entrenamiento son similares. El enfoque de Manus puede llegar a destacar en capacidades equivalentes al razonamiento humano, pero no olvidemos que ninguna IA hasta la fecha posee una verdadera 'consciencia de sí misma'". Añade este experto que, hasta el momento, la IA era capaz de establecer relaciones matemáticas entre palabras gracias a su ya demostrada capacidad de cómputo, pero esto no es suficiente. "Los conceptos son abstracciones del lenguaje, nos ayudan a pensar y, lo que es más importante, nos ayudan a aprender y a madurar con más rapidez. Ésta es la principal novedad de Manus, podría ser capaz de marcar las líneas de avance hacia una IA que aprenda, en vez de repetir", explica Marrero.
Acabar con las alucinaciones
Por todo lo dicho, no resulta extraño que también Meta esté explorando esta vía. Los expertos consultados coinciden en que los LCM permitirían reducir problemas como las frecuentes 'alucinaciones' o patinazos de la IA actual. También tienen otro efecto positivo: al parecer, este procedimiento requeriría un menor consumo de energía computacional comparado con los LLM, lo que ven como un avance importante en sostenibilidad, otro caballo de batalla de esta pujante industria.
¿Desaparecerán entonces los otros sistemas basados en el lenguaje? "No creo que los LLM desaparezcan, sino que veremos modelos híbridos donde los conceptos refuercen el procesamiento del lenguaje. En el fondo, la IA se está volviendo más estructurada y menos probabilística, y eso abre nuevas posibilidades para aplicaciones empresariales y científicas", aventura Tamames. De hecho, Manus también se nutre de sistemas de lenguaje natural para pasar al nivel de los conceptos. Esta evolución también acabaría en cierto modo con otro problema que menciona Ignacio Marrero: "Los datos valiosos para entrenamiento están llegando a su fin, según la forma que tenemos de explotarlos, por lo que tendremos que pensar también en formas de aprovecharlos mejor".
De nuevo China
A estas alturas, no sorprende demasiado que sea China la que adelante por la izquierda en esta batalla. "China tiene todo lo necesario para competir en la carrera de la IA: capital, talento, datos y estrategia estatal", sentencia el autor de 'La Inteligencia Artificial y tú'. Nos recuerda que el gobierno de Xi Jinping sigue con su plan 'Made in China 2025' y que ya lidera en áreas como reconocimiento facial, vigilancia masiva y comercio digital. Y destaca su principal ventaja frente a Occidente: menores restricciones en el uso de datos, lo que les permite entrenar modelos con enormes volúmenes de información. "Muchas de las reglas de las empresas americanas y occidentales no las tiene que cumplir. Está compitiendo con ventaja, es un jugador totalmente dopado", explica Tamames.
Para Marcos Carrera, de la VIU, "la lucha tecnológica entre China y Estados Unidos en el ámbito de la IA definirá el liderazgo económico global en la próxima década". A su juicio, las inversiones realizadas por el gigante asiático (superiores a los 150.000 millones de dólares) y esa posibilidad de usar de forma casi ilimitada los datos provenientes de su gran población juegan también a favor de estos desarrollos.
Ya hemos visto que los últimos modelos chinos DeepSeek o Kimi han sido capaces de competir con OpenAI o Antrophic. Sin embargo, para el director de Data Analytics e IA de UST, siguen existiendo dependencias críticas entre países que complican el escenario. Pone como ejemplo la fabricación de los componentes que necesitan los potentes ordenadores que se usan para entrenar los modelos de IA. "Además, hay que meter en la ecuación otro factor crítico que crea fuertes dependencias: la cadena de suministro, un mecanismo global que permite que los bienes y servicios fluyan de un punto a otro del globo", explica.
Otros expertos no ven tan claro que China vaya a superar tan pronto a Estados Unidos. El país de las barras y las estrellas mantiene el dominio en semiconductores avanzados y su atractivo para el talento global, manteniendo aún a Silicon Valley como epicentro mundial de la innovación. "Recordemos que las palancas en este sector es el talento disponible, la potencia computacional y la velocidad de mercado disponible o demanda de compradores dispuestos a usarla", explica Marcos Carrera, de la VIU. A su juicio, "si China logra resolver estos obstáculos, podríamos enfrentarnos a una fragmentación global con dos ecosistemas tecnológicos paralelos: uno dominado por Estados Unidos y otro por China. Esto tendría implicaciones enormes en términos de privacidad, regulación tecnológica y comercio internacional".
"Desafortunadamente, tenemos que hablar de batalla, cuando lo ideal sería hablar de cooperación en aras del bien común", recuerda Marrero. Y deja claro que quien domine las técnicas más avanzadas de IA podría tener una ventaja competitiva importante en el arte de hacer más a menor coste. "Dado el delicado equilibrio macroeconómico, esto podría desequilibrar la balanza en favor de los países con mayor capacidad de adopción", apostilla.
De superar China a Estados Unidos, Europa se quedaría en un escenario comprometido, digamos que tendría que elegir a qué modelo adherirse. Podríamos estar ante un mundo más fragmentado tecnológicamente, con dos ecosistemas de IA incompatibles: "Uno dominado por modelos occidentales con regulaciones sobre ética y privacidad, y otro chino donde prima el control estatal y la eficiencia sin tantas restricciones", explica Rafael Tamames. "Para Europa e Iberoamérica, esto significa que habrá que elegir con quién alinearse tecnológicamente y cómo gestionar la dependencia de estas potencias en infraestructura digital. Estamos en la era de la geotecnología", añade. Para el director general de FiT by t2ó ONE, mientras que China y Estados Unidos invierten agresivamente en la expansión de sus capacidades de IA, "Europa sigue en una fase de debate y regulación, lo que podría costarle su relevancia en el futuro de esta industria".
¿Qué será lo próximo?
¿En qué se va a traducir todo este desarrollo? Aprovechamos para preguntar a estos expertos por el impacto que tendrá la IA en nuestras vidas y en nuestros negocios en los próximos cinco años. Todos son cautos y les cuesta mirar más allá de 2027, un ejemplo más de lo rápido que evoluciona esta tecnología. "En los próximos dos años, la IA va a ser mucho más que generación de texto o imágenes", explica el autor del libro 'La Inteligencia Artificial y tú'. Y anuncia cambios en tres aspectos clave. Por un lado, vaticina que veremos a la IA integrada en la toma de decisiones empresariales y científicas. "Pasaremos de modelos que 'sugieren' respuestas a sistemas que gestionan y optimizan procesos completos en las empresas. Ya no será solo un copiloto, sino que empezará a ser piloto en muchas áreas". En segundo lugar, barrunta que tendremos acceso a modelos de IA personalizados y más eficientes. Recuerda que, si bien ahora mismo dependemos de modelos gigantes que consumen mucha energía y cuestan millones en entrenamiento, en el futuro veremos IA más ligeras, entrenadas para tareas específicas, que cualquier empresa o usuario podrá adaptar a sus necesidades sin depender de gigantes como OpenAI o Google. En un tercer nivel, pronostica Tamames que "los humanoides ya están aquí y van a estar presentes en cada vez más ordenes de la vida. Saldrán de la fábrica, y estarán en nuestras oficinas y casas".
Para el profesor de la Universidad Internacional de Valencia, asistimos a desarrollos tecnológicos exponenciales, de manera que en los próximos dos años viviremos tecnologías que nos hubieran trasladado 10 años hacia delante. "Y quizás en los próximos 5 años experimentaremos lo que equivaldría a 100 años naturales, quizás una nueva revolución industrial o como cuando el fuego apareció en la vida del hombre", describe Marcos Carrera. Adelanta que en estos próximos cinco años se consolidarán sistemas capaces de interpretar y combinar simultáneamente texto, imágenes y voz, transformando radicalmente la interacción humana con la tecnología. Además, veremos un aumento significativo de la autonomía en la toma de decisiones estratégicas en ámbitos como negocios, medicina y seguridad pública", pronostica. Según este experto, también los avances en interfaces cerebro-máquina, como los promovidos por Neuralink, revolucionarán aún más nuestra relación directa con la IA, permitiendo interacciones cognitivas sin precedentes. También hace una llamada a los reguladores para que podamos detectar y registrar qué decisiones han sido apoyadas por IA y cuáles son, o simplemente si la autoría ha sido 100% IA o qué porcentaje lo ha hecho la persona.
Álvaro Sánchez, de FiT by t2ó ONE, considera que "si el presente ya parece sacado de la ciencia ficción, el futuro de la IA promete ser aún más sorprendente". Y se imagina que "en los próximos cinco años, es muy probable que veamos asistentes completamente autónomos capaces de gestionar empresas enteras, desde la contratación de personal hasta la optimización de la cadena de suministro".
La mirada al futuro del director de Data Analytics e IA de UST incluye "máquinas completamente autónomas, cualquiera que sea su forma, drones, androides, coches, programas informáticos que manejan procesos empresariales o decisiones estratégicas". Según su punto de vista, estos sistemas serán muy eficientes en su contexto y harán muy bien y de manera muy eficiente algunas tareas. "Este camino nos lleva hacia la Inteligencia Artificial General, pero hoy en día no podemos asegurar cuándo llegará ese momento", pronostica. De aquí a un lustro, "los trabajadores de muchos sectores tendrán que trabajar y colaborar con sistemas que funcionan con IA, por lo que nuestra familiaridad con estas tecnologías será mucho mayor que hoy", explica Ignacio Marrero. Y recuerda la necesidad de gestionar este avance para que la sociedad se adapte y los avances se produzcan de forma controlada. "En definitiva, es un proceso imparable al que tenemos que adaptarnos, pero que nos reportará múltiples beneficios", concluye.