Tecnología

Elon Musk, Jeff Bezos y la fiebre pronatalidad: ¿Por qué Silicon Valley quiere más bebés?

Imagen generada con inteligencia artificial

En el mundo de la tecnología, cada problema parece tener una solución innovadora. ¿Contaminación? Coches eléctricos. ¿Enfermedades? Inteligencia artificial para diagnósticos. ¿Declive en la tasa de natalidad? Más bebés inducidos de forma eficiente. Así lo piensan algunos de los multimillonarios más influyentes de Silicon Valley, quienes han convertido la natalidad en su nueva cruzada.

Pero, ¿se trata de un intento genuino por salvar la civilización o de una peligrosa deriva ideológica?

Figuras como Elon Musk o Jeff Bezos están promoviendo la idea de que la baja natalidad es una amenaza existencial que solo puede resolverse con una explosión demográfica. Pero detrás de este discurso se esconde una mezcla de tecnosolucionismo, intereses económicos y un inquietante deseo de diseñar el futuro de la humanidad a su medida.

El pronatalismo en Silicon Valley: ¿De dónde surge esta idea?

El movimiento pronatalista no es nuevo, pero en los últimos años ha cobrado fuerza entre la élite tecnológica. La premisa es sencilla: la población está envejeciendo, las tasas de natalidad están cayendo en muchos países desarrollados y esto podría llevar al colapso económico y social. Para evitarlo, Silicon Valley propone una solución radical: fomentar la reproducción a gran escala.

Elon Musk ha sido uno de los defensores más vocales de esta idea, afirmando en múltiples ocasiones que "la baja natalidad es la mayor amenaza para la civilización". Jeff Bezos, por su parte, ha sugerido que la humanidad debería expandirse más allá de la Tierra, lo que requeriría un crecimiento poblacional masivo.

Pero, ¿qué motiva realmente a estos magnates? ¿Es una preocupación genuina por la sociedad o una manera de garantizar el dominio de sus propias ideas sobre el futuro?

La baja natalidad: un problema real, pero con soluciones complejas

Es cierto que la caída de la natalidad plantea desafíos. Japón, por ejemplo, lleva décadas lidiando con una población envejecida y una economía estancada. Europa enfrenta problemas similares, con políticas que intentan incentivar la natalidad sin demasiado éxito.

Sin embargo, el enfoque de Silicon Valley ignora las causas profundas del fenómeno. La baja natalidad no se debe solo a la falta de incentivos, sino a factores como:

  • El alto coste de la vida y la vivienda en muchas ciudades.
  • La dificultad de conciliar trabajo y familia.
  • La incertidumbre económica y laboral.
  • Cambios culturales que priorizan la realización personal sobre la reproducción.

En lugar de abordar estos problemas con políticas públicas o cambios estructurales, la élite tecnológica apuesta por soluciones simplistas: más bebés, sin importar las condiciones.

Del pronatalismo al eugenismo: los riesgos de esta obsesión

El entusiasmo de Silicon Valley por la natalidad no está exento de peligros. Algunas de sus propuestas han sido criticadas por recordar ideologías eugenésicas del pasado. En ciertos círculos, la conversación sobre el aumento de la natalidad se mezcla con ideas sobre qué tipo de personas deberían reproducirse.

Por ejemplo, el magnate tecnológico Bryan Johnson, conocido por su búsqueda de la longevidad a toda costa, ha hablado de usar la ciencia para "optimizar" la reproducción humana. Otros han sugerido que las élites intelectuales y económicas tienen una "responsabilidad" de tener más hijos para garantizar el futuro de la civilización.

Este discurso plantea preguntas inquietantes como quién decide qué tipo de familias deben crecer o si se convertirá la natalidad en un privilegio de las élites.

El papel de Neuralink, la empresa de Elon Musk

Otra dimensión de este fenómeno es el papel de la tecnología en la reproducción. Empresas como Neuralink (de Musk) están explorando interfaces cerebro-máquina que podrían transformar la crianza y el aprendizaje. La ingeniería genética y la inteligencia artificial también podrían usarse para influir en el desarrollo de las futuras generaciones.

El auge de la gestación subrogada y la posibilidad de desarrollar úteros artificiales podrían convertir la reproducción en un proceso controlado por corporaciones. Esto abre debates éticos sobre el derecho a la autonomía reproductiva y los riesgos de mercantilizar la natalidad.

¿Qué hay detrás de esta obsesión?

Más allá de los discursos sobre el futuro de la humanidad, el interés de la élite tecnológica en la natalidad también responde a intereses económicos. Una población en crecimiento garantiza más consumidores, más trabajadores y más influencia para quienes controlan los mercados.

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