
La carrera tecnológica constituye el teatro de operaciones principal de la guerra comercial entre EEUU y China. En este contexto, ambas potencias luchan por alcanzar la hegemonía de la Inteligencia Artificial, una tecnología que, a ojos de Bill Gates, es tan revolucionara como lo fueron en su día los teléfonos móviles e internet, y que requiere de potentes procesadores para funcionar. Recientemente, una start-up china ha dado la sorpresa al presentar DeepSeek, un modelo de lenguaje similar a ChatGPT entrenado con chips poco actualizados y más baratos. Las dudas se han extendido: Pekín ha logrado lo que nadie ha conseguido en Silicon Valley. Esta incertidumbre, que se ha ampliado a la aparente falta de eficacia de las sanciones de EEUU para contener el avance tecnológico del gigante asiático, ha aumentado todavía más después de que un grupo de científicos chinos haya logrado potenciar un algoritmo con tecnología de Nvidia, el cual puede emplearse en procesadores de bajo nivel.
Investigadores chinos han elaborado un algoritmo capaz de multiplicar por 800 la velocidad de procesamiento de las GPUs (unidades de procesamiento gráfico), permitiendo así resolver complejos problemas ligados al diseño de materiales empleados para la producción y desempeño de dichos procesadores. Para ello, los científicos del gigante asiático han empleado la tecnología de programación CUDA de Nvidia, la cual ha permitido elaborar la estructura general del algoritmo, cuyo diseño y memoria han conseguido potenciar intensamente.
El algoritmo, desarrollado por un equipo de la Universidad Shenzhen MSU-BIT -que cuenta con apoyo de la Universidad Estatal de Moscú y del Instituto de Tecnología de Pekín-, permite solventar problemas derivados del daño y de la fractura del procesador, abriendo un amplio abanico de posibilidades de resolución de problemas mecánicos. Este avance abre la puerta a aplicar el mejorado algoritmo en chips baratos en el mercado y que no están sancionados por Washington y sus aliados occidentales, amplificando su capacidad en cualquier uso que se les dé, incluyendo ámbitos como la industria militar y la aeroespacial.
Según el profesor Yang Yang, involucrado en la investigación, la eficiencia computacional del algoritmo permite reducir cálculos que normalmente llevan días a unas pocas horas e incluso minutos, "utilizando GPUs de nivel casero". En definitiva, esta mejora técnica parece confirmar las sospechas de que, efectivamente, la capacidad tecnológica del país asiático permitió a DeepSeek emplear chips menos actualizados para desarrollar su modelo de lenguaje que provocó el derrumbe de Wall Street el pasado lunes.
Esta investigación de la Universidad Shenzhen MSU-BIT, publicada en el Chinese Journal of Computational Mechanics el pasado 8 de enero, señala, una vez más, los fallos del muro de contención que EEUU ha levantado con el objetivo de limitar el avance tecnológico de China. DeepSeek ha roto los esquemas de muchos analistas en EEUU, quienes ahora estudian las debilidades de la política de Washington en la guerra comercial con China.
En este sentido, Anja Manuel, de Aspen Security Forum, señaló recientemente que EEUU debería centrarse en su propio desarrollo en lugar de basar buena parte de su estrategia en contener el desenvolvimiento tecnológico de Pekín.