
Tuvalu es un país insular de Oceanía que queda integrado dentro de la Polinesia. Está ubicado, aproximadamente, a unos 4.000 kilómetros de Hawái y Australia y sus países más cercanos son Fiji, al sur, Kiribati, al norte, e islas Salomón, al oeste. Su capital es Funafuti (aunque también se considera Vaiaku, en la isla de Fongafale, por ser la sede del Parlamento Nacional) y es considerada la segunda nación independiente con menor número de habitantes, con 11.544, según datos de 2022.
Las fuentes de riqueza de Tuvalu son muy limitadas y se basan en la agricultura, la pesca y la venta de licencias de pesa principalmente a Taiwán, Japón y Estados Unidos. Tan solo tienen un producto que exportan y es la copra, que se obtiene a partir de la desecación de la pulpa del coco. A pesar de la belleza del país, Tuvalu es un territorio con un turismo sin desarrollar, tanto que es uno de los países menos visitados del mundo, con menos de 4.000 turistas al año.
Al estar geográficamente aislado es extremadamente vulnerable a factores externos incluyendo fenómenos climáticos. De esto ya se avisó Naciones Unidas en un informe sobre el "efecto invernadero" publicado en 1989, en el cual incluía a Tuvalu entre las islas que terminarían desapareciendo bajo el mar durante el siglo XXI. De hecho, una evaluación reciente realizada por científicos de la NASA calcula que para 2050, el 50% de Funafuti, donde reside más de la mitad del país, habrá quedado inundada por las mareas.
"El nivel del mar seguirá aumentando durante siglos, lo que provocará inundaciones más frecuentes", dijo en un comunicado Nadya Vinogradova Shiffer, quien dirige los programas de física oceánica de la División de Ciencias de la Tierra de la NASA. "La nueva herramienta de inundaciones de la NASA nos indica cómo será el posible aumento de la frecuencia y la gravedad de las inundaciones en las próximas décadas para las comunidades costeras de las naciones insulares del Pacífico".
El cambio climático ha llegado para quedarse y actualmente está presente en casi todos los aspectos de la vida cotidiana. Se prevé que el país experimente para finales de este siglo más de 100 días de inundaciones al año, además de la intrusión de agua salada, olas de calor e intensificación de los ciclones. Una carga con la que muchos tuvaluanos están, sorprendentemente, dispuestos a convivir. "Es cierto que el cambio climático nos afecta, pero queremos quedarnos", confesó el responsable de programas de la Asociación de Salud Familiar de Tuvalu, a National Geographic. "No queremos ser tuvaluanos en otro país. Queremos ser tuvaluanos en Tuvalu", recalcó.
En noviembre de 2023, Tuvalu y Australia firmaron el Tratado Falepili, un acuerdo bilateral sobre clima y migración que ofrece al pequeño y singular país 11 millones de dólares para proyectos de restauración costera y visados para que 280 tuvaluanos puedan convertirse en residentes permanentes australianos. Un asunto que tiene a la población de la capital dividida: unos piensan que es una vía de bienvenida para quienes quieran marcharse; y a otros les preocupa que invada la soberanía de Tuvalu.
Un país digital
Tuvalu decidió ir un paso más allá en su intento de preservar su tierra y su condición de Estado y para ello decidió crear una copia digital del país, con el objetivo de recrear desde sus casas hasta sus playas y árboles. Esta iniciativa se enmarca dentro del Proyecto Future Now y fue anunciado por primera vez por el ministro de Asuntos Exteriore, Simon Kofe, a través de un discurso en video divulgado en la COP27 de 2022.
El objetivo de incluir un gemelo digital es crear un espacio virtual donde las tradiciones y prácticas locales puedan permanecer intactas en caso de que la población emigre y el archipiélago quede sumergido. El metaverso se convierte de hecho en un refugio virtual para Tuvalu. Esta iniciativa desafía las normas existentes, ya que puede sentar un precedente para otras naciones vulnerables en el futuro, allanando el camino para una nueva comprensión de la soberanía y los derechos de los pueblos.
"Nuestra tierra, nuestro océano, nuestra cultura son los bienes más preciados de nuestra gente y los trasladaremos a la nube"
"Nuestra tierra, nuestro océano, nuestra cultura son los bienes más preciados de nuestra gente y, para mantenerlos a salvo de cualquier daño, sin importar lo que suceda en el mundo físico, los trasladaremos a la nube", reveló Kofe.
Por ello, además de asegurar las fronteras de la nación dentro del metaverso, el gobierno de Tuvalu busca crear pasaportes digitales, almacenados en tecnología blockchain, para permitir que el gobierno continúe funcionando. Este mecanismo permitirá desde la celebración de elecciones y referendos hasta llevar un registro de nacimientos, defunciones y matrimonios.
Un año después del anuncio de la COP27, el país completó un escaneo 3D de sus 124 islas utilizando tecnología Lidar, una técnica de detección remota mediante pulsos láser. Más adelante, en marzo y abril de 2024, Place, una organización sin ánimo de lucro comenzó a mapear Funafuti, usando drones y cámaras de 360 grados para registrar cada detalle tanto desde el aire como a nivel del terreno.
El siguiente paso para Tuvalu será mapear el resto de las islas y luego llenar los vacíos restantes, señala Franck Pichel, supervisor de operaciones de Place. "Creo que hemos recorrido unos 80 o 90 kilómetros y realmente hemos cubierto todo lo que pudimos", revela en declaraciones recogidas por la BBC. Aún así, Place espera regresar y capturar cada dos años más datos de las islas, que están en constante cambio debido al impacto del cambio climático.
"Lo que está en juego es algo más que nuestras casas", aseguró la activista climática de Tuvalu, Grace Malie. "Es nuestra dignidad, nuestra cultura, nuestra herencia. No es algo que podamos meter en maletas y llevarnos con nosotros. Hemos hecho lo mínimo para causar la crisis climática, pero estamos pagando el precio más alto". El viaje al mundo metaverso apenas ha comenzado...