
Desde que la Inteligencia Artificial llegara para quedarse de la mano de ChatGPT, el mensaje ha sido claro, esta tecnología ha sido creada para ayudarnos y facilitarnos la vida. Y es que sus capacidades se asemejan a los de los humanos, por lo que estas máquinas pueden hacer cosas por nosotros de una manera más rápida y eficiente, o por lo menos en muchas ocasiones.
El problema al que nos estamos enfrentando en esta primera fase de la "Era de la IA" son los usos que están haciendo los usuarios d ella, y es que al ser una tecnología relativamente nueva para el uso de día a día de las personas, hay personas que están aprovechando las ventajas que ofrece la IA de una manera en la que no debería, por ejemplo, con la ciberdelincuencia.
Aunque no todos los malos usos son ilegales, sino que son aplicaciones de la IA que no son honestas, y tampoco están bien como, por ejemplo, que los alumnos y estudiantes usen la IA sin permiso para que les haga cosas que deberían hacer ellos para su formación y educación.
Esto es justamente lo que pasó con dos alumnos que usaron la plataforma Grammarly, una versión de ChatGPT, para entregar un trabajo. Sin embargo, estos jóvenes confiaron ciegamente en la IA y copiaron y pegaron tal cual el texto que les había devuelto sin ni siquiera pararse a repasarlo o comprobar que todo estaba correcto.
El problema es que la IA está todavía lejos de ser perfecta, y la revisión humana es muy necesaria en muchos casos, y en este caso la IA había dado citas ficticias de libros inexistentes, datos erróneos y varios errores similares, que provocaron que el profesor les pillase. Si bien el manual de los estudiantes no menciona nada de IA, los alumnos tienen terminantemente prohibido usar tecnología para sus trabajos, por lo que el profesor suspendió a los alumnos, provocando que uno de ellos no pudiera acceder a un programa para posicionarte mejor para la Universidad.
Los padres de estos jóvenes alegaron que las medidas eran excesivas, y llegaron a demandar a los profesores por este castigo, pero tras la reclamación, un tribunal dictaminó que el castigo fue justo, dándole la razón a los docentes. Y es que usar un texto generado con IA viola la integridad académica al no haber citado a la IA correctamente, como les habían enseñado con anterioridad.
El expediente de ambos alumnos quedará marcado con este incidente para siempre, aunque esperemos que hayan aprendido la lección y no vuelvan a hacer un mal uso de la IA o por lo menos no asegurar que algo ha sido escrito por ellos cuando en realidad ha sido una máquina.