Tecnología

La Inteligencia Artificial multiplica el reto ambiental de los centros de datos

  • Las instalaciones podrían multiplicar por diez la actual demanda eléctrica en 2030
  • Europa insta a los grandes 'data center' a ofrecer transparecencia sobre sus consumos de energía
     
  • Los estados miembros animan a las empresas a reutilizar el calor residual de las instalaciones 
Aspecto del interior de un centro de datos.
 

Especial ESG

 
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La Unión Europea lleva la voz cantante mundial en su empeño por reducir el consumo energético de los centros de datos y optimizar sus procedimientos responsables, sin comprometer las funciones críticas de unas instalaciones que en 2030 podrían multiplicar por diez la actual demanda eléctrica. Tradicionalmente, los centros de datos han mantenido tensas relaciones con el medio ambiente a lo largo de las últimas décadas. De hecho, las altas exigencias energéticas quedaban en un segundo plano ante la imperiosa necesidad de gestionar los flujos crecientes de información.

La situación ahora se complica con el desarrollo vertiginoso de la Inteligencia Artificial Generativa y el aprendizaje automático (ML), revoluciones que multiplican la demanda de los centros de datos, con un mayor impacto medioambiental. A modo de ejemplo, "cada persona en el mundo desarrollado tendrá al menos una interacción con un centro de datos cada 18 segundos de su vida en el año 2025", según valoraciones de MTP (Mexico Telecom Partners), en una tendencia que no tiene vuelta atrás.

"Los microchips más avanzados de nuestros días tienen seis veces más capacidad de procesamiento que los chips estándar, pero eso acarrea un mayor consumo energético. De hecho, en los dos próximos años, la mayor parte de la computación de IA en la nube utilizará microchips que se calientan demasiado como para refrigerarlos por la circulación de aire convencional", según indican fuentes de Microsoft. En su caso, se prevé que la refrigeración por inmersión líquida reduzca el consumo de energía de los centros de datos en el futuro entre un 5 y un 15%, para minimizar en gran medida el uso total de agua en centros de datos.

Gracias al compromiso de empresas, administraciones y reguladores, la sostenibilidad ambiental de los centros de datos se ha convertido en uno de los pilares fundamentales del negocio. Como es habitual en el Primer Mundo, Europa suele llevar la voz cantante en estos asuntos, no sólo por la mayor conciencia colectiva de sus ciudadanos, sino también por la presión normativa continental que recae sobre este tipo de actividades.

El Ejecutivo español ha alzado la voz en el continente para plantear los desafíos ambientales y económicos de la infraestructura que hace posible la sociedad digital. Si en 2018 el sector de los centros de datos acaparaba el 2,7% de la demanda de electricidad, dicho mercado se podría multiplicar casi por diez en 2030. En aquel año, el consumo de estas instalaciones situadas en Europa se cifró en 76,8 TWh, mientras se espera que esta cifra aumente hasta los 98,5 TWh hasta 2030, con un incremento del 28 %. "Este aumento en términos absolutos también puede observarse en términos relativos: dentro de la Unión, los centros de datos representaban el 2,7 % de la demanda de electricidad en 2018 y, si la trayectoria actual se mantiene, alcanzarán el 3,21 % en 2030", según fuentes de la Unión Europea.

Todas las empresas que forman parte del ecosistema tecnológico asumen como propio el compromiso por acelerar el crecimiento de la energía limpia, para así mantener el planeta por debajo de 1,5 °C de calentamiento, entre otros desafíos globales.Por su parte, la Agencia Internacional de la Energía estima que el consumo mundial de electricidad de los centros de datos se prevé duplicar entre 2022 y 2025, con un consumo de 460 teravatios-hora (TWh).Ante estas proyecciones, la Comisión Europea ha instado a los países miembros a que vigilen el desarrollo de los centros de datos para que sean altamente eficientes desde el punto de vista energético, además de incorporar medidas de transparencia en cuanto a la huella ambiental de los operadores de telecomunicaciones. Así lo expone en su documento titulado Configurar el futuro digital de Europa, donde la UE se considera un potencial modelo para inspirar al mundo con una sociedad digital basada en valores y normas europeas. En el caso específico de los centros de datos, las miradas en la UE apuntan hacia la Directiva 2023/1791, de 13 de septiembre de 2023, relativa a la eficiencia energética.

Hay que acudir al artículo 12 para entrar en profundidad una regulación que propone un régimen de evaluación común para todos los centros de datos de la UE. "Estas nuevas normas establecen un marco legal para la transparencia y la recopilación de datos sobre el consumo energético de los centros de datos, con el objetivo de impulsar la sostenibilidad en este sector", según explican fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO).RefrigeraciónEl mismo departamento asegura que las nuevas normas "establecen un marco legal para la transparencia y la recopilación de datos sobre el consumo energético de los centros de datos, con el objetivo de impulsar la sostenibilidad en este sector". Eso afecta a los consumos vinculados a la refrigeración, la iluminación, los paquetes de baterías o los sistemas de alimentación ininterrumpida, pero no a los servidores, equipos de conexión de red, almacenamiento, estaciones de trabajo, ordenadores portátiles, fotocopiadoras, sensores, equipos de seguridad, o electrodomésticos de la gama blanca y aparatos audiovisuales.

Entre las obligaciones de los centros de datos se marca en rojo la fecha del 15 de mayo de cada año, día en el que los centros de datos con una potencia eléctrica demandada por los sistemas de tecnologías de la información (TI) de 500 kW o más deberán publicar anualmente su información energética y medioambiental. Esa documentación debe aportar transparencia sobre "la recogida y publicación de datos que sean pertinentes para el rendimiento energético, la huella hídrica y la flexibilidad de la demanda de los centros de datos".Desde Europa se considera que una fiscalización de las grandes instalaciones, tanto de las nuevas como las existentes, "puede dar lugar a una reducción considerable del consumo de energía y agua, a un aumento de la eficiencia de los sistemas que promueva la descarbonización de la red o a la reutilización del calor residual en instalaciones y redes de calor a distancia cercanas".

A la caza del calor residual

Entre otras actuaciones, el regulador fomenta "las soluciones del sistema de refrigeración que permitan eliminar o capturar el calor residual a un nivel de temperatura útil con una potencia energética auxiliar mínima". Ante esa demanda, los Estados miembros están llamados a "procurar eliminar los obstáculos a la utilización del calor residual y prestar apoyo para que se adopte este recurso cuando se proyecten por primera vez o se renueven instalaciones".

De forma paralela, las instituciones comunitarias impulsan un Código de Conducta para la eficiencia energética de los centros de datos, creada por el Centro Común de Investigación (JRC, Joint Research Centre), con el objetivo de "informar y alentar a los operadores y propietarios de centros de datos para que reduzcan el consumo de energía de una manera rentable sin comprometer las funciones críticas de estas instalaciones". A grandes rasgos, el gran reto consiste en "reducir las repercusiones medioambientales, económicas y de seguridad del suministro energético".

Amazon Web Services (AWS) alcanzó el año pasado su objetivo de "combinar el 100% de la electricidad que consume con energía renovable". Para marcarse el reto de lograr las cero emisiones netas de carbono en 2040. Entre algunos de los logros reseñables de AWS sobresale que "su infraestructura es hasta 4,1 veces más eficiente energéticamente que la on-premise y puede reducir la huella de carbono de las cargas de trabajo hasta en un 99%". El gigante de la nube también devuelve cada año más de 7.000 millones de litros de agua a las comunidades locales a través de los esfuerzos de reposición de agua. Para incrementar la eficiencia, AWS se centra en todos los aspectos de la infraestructura, desde el diseño de los centros de datos y hardware hasta el modelado del rendimiento de las operaciones para mejorar continuamente la eficiencia. Solo de esa forma- añaden- "podemos reducir la cantidad de energía necesaria para operar nuestros centros de datos".

Amanda Peterson Corio, responsables global de la energía de los data centers de Google Cloud, ha indicado desde el blog corporativo que su grupo ha firmado acuerdos de compra de energía (PPA) por más de 1,5 gigavatios (GW) de capacidad de energía limpia en Norteamérica y Europa, "lo que nos acerca a nuestro objetivo para 2030 de funcionar con energía libre de carbono (CFE) 24 horas al día, siete días a la semana, en todas las redes en las que operamos".

Microsoft también comparte los compromisos de sus competidores, como lo evidencia el liderazgo ambiental de Azure, plataforma que "considera la sostenibilidad y la respuesta de la humanidad al cambio climático como uno de los mayores desafíos de la historia". En ese empeño, el gigante del software y de la nube se ha comprometido "a que las tecnologías sostenibles sean la máxima prioridad de nuestra innovación, para asegurarnos de que nos adaptamos y evolucionamos al ritmo que lo hace el planeta, con el mínimo impacto medioambiental", según indican en su página corporativa.

Por lo pronto, el cuaderno de deberes de Azure contempla que el 100% de la energía consumida sea renovable en 2025. También trabajará para tener un saldo positivo de agua en 2030, es decir, que sea capaz de reponer más recursos hídricos de los que utilizará en ese año. También en 2030 será capaz de eliminar totalmente todos sus residuos operativos. Respecto a la compensación a las comunidades locales, Microsoft sitúa la sostenibilidad como prioridad corporativa, "para lo que ha ampliado los objetivos ambientales más allá de la forma en que operamos los centros de datos.

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