
El cambio de Gobierno en la Casa Blanca va a ser de todo menos "continuista". El tópico utilizado para transmitir la sensación de estabilidad no tiene aquí ningún sentido. El republicano Donald Trump, que finalmente se ha impuesto por 312 delegados frente a los 226 de la demócrata Kamala Harris, no se ha comido mucho la cabeza con eslóganes y ha recuperado el lema que hizo famoso cuando fue presidente ocho años atrás: 'Hacer América grande (de nuevo)'. Como ha repetido en tantas ocasiones, eso pasa por políticas más proteccionistas, por establecer aranceles que limiten las importaciones, también por reducir la regulación…
Las primeras repercusiones económicas se tradujeron en una revalorización del dólar frente a otras divisas y movimientos al alza en las bolsas, con las tecnológicas una vez más a la cabeza. Esas subidas también pudieron reflejar alivio y tranquilidad al producirse una victoria contundente -con independencia del partido que fuera el vencedor. Así se reducía el riesgo de posibles impugnaciones y una mayor polarización y enfrentamiento de la sociedad.
Después de tantos análisis aparecidos en estos días, lo que toca preguntarse es cómo afectará su nuevo y último mandato al sector tecnológico. Suele primar la cautela y, de hecho, prefieren pronunciarse solo desde el ámbito académico, no en las empresas, donde prefieren ver primero y hablar después. De hecho, hasta al momento, los CEOs de las llamadas 'Big Tech' optan por guardar silencio.
Michael Shrage, profesor e investigador en Economía Digital en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), considera que "todavía es demasiado pronto para hacer predicciones útiles sobre propuestas políticas específicas o respuestas del mercado a ellas". Explica a eleconomista.es durante una reciente visita a Madrid que "dicho esto, la mayoría de los líderes empresariales inteligentes -especialmente en el ámbito tecnológico- tienden a revisar los fundamentos de su modelo de negocio cuando parece probable que se produzcan cambios en las políticas regulatorias o macroeconómicas".
Europeos innovando en USA
Antes de participar en una conferencia en la Fundación Ramón Areces, Shrage manda un recado a la Unión Europea: "Como la mayoría de los europeos saben muy bien, Estados Unidos y el capital riesgo estadounidense son mucho más atractivos para la innovación disruptiva y los emprendedores que la mayoría de las políticas de la UE. Cuando tienes un presidente que gana con un lema de campaña 'Make America Great Again' (Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser grande), lo más probable es que veamos un país que promulgue políticas que flexibilicen -en lugar de endurecer- las pautas regulatorias". Y admite también -sin ocultar cierta ironía- que tiene "curiosidad por ver si la nueva Administración -para compensar su ofensiva contra los inmigrantes ilegales y la inmigración- facilita la llegada de los tecnólogos más talentosos de Europa para trabajar, estudiar e innovar en Estados Unidos".
Sobre este punto, invita a reflexionar José García Montalvo, profesor de economía e investigador de la Universidad Pompeu Fabra: "Es interesante contrastar que muchas de las grandes empresas tecnológicas de EEUU y avances innovadores son llevados a cabo por europeos que han ido a vivir a EEUU. Tendríamos que preguntarnos por qué sucede esto". José García Montalvo considera que "en general, la propensión a menor regulación de Trump favorecerá a los gigantes del sector tecnológico y reducirá la probabilidad de que se les obligue a partirse en varias compañías para evitar el dominio de mercado". Admite también este buen conocedor del país y de su idiosincrasia que "en todo caso, el impacto concreto en cada empresa dependerá de si la empresa ha estado apoyando la campaña de Trump o no". Y pone como ejemplo Tesla-X-SpaceX, que se verán beneficiadas por el apoyo expreso de Elon Musk a la campaña, así como Amazon ya que "Bezos se negó a que el Washington Post y Los Angeles post se pronunciarán a favor de Harris. Según García Montalvo, "Alphabet puede tener más problemas".
Coincide en esta opinión Enrique Dans, profesor de IE University: "Obviamente, las compañías de Elon Musk, que apostó todo a una victoria de Donald Trump, serán las grandes beneficiadas, y posiblemente logrará evitar que los subsidios actuales a vehículos eléctricos se mantengan para aquellos fabricados en los Estados Unidos, y que continúen fluyendo contratos hacia SpaceX - algo que, en cualquier caso, resulta razonable dada su enorme ventaja en costes. Por el lado negativo, Google y Meta, contra las que Trump ha mostrado especial animadversión, seguramente sufran una persecución más intensa".
Dispositivos más caros
Dans admite a eleconomista.es que "la reelección de Donald Trump podría tener importantes repercusiones en el sector tecnológico, comenzando por un más que probable incremento en los precios de dispositivos electrónicos derivado de la guerra arancelaria, que según las promesas de Trump serán de un 60% a las importaciones desde China y entre un 10% y un 20% a importaciones de otros países". Así este experto vaticina que ordenadores, tablets, smartphones, consolas, monitores y televisores "elevarán sus precios entre un 30% y un 45%". En su opinión, este segundo mandato "probablemente intensificará la guerra comercial con China" y esto podría afectar "severamente" a las cadenas de suministro globales, "especialmente en el sector tecnológico, algo que podría afectar especialmente a las empresas estadounidenses que fabrican en China, como Apple", añade Dans.
Desde la firma de inversión y análisis Pictet Digital, Stanislas Effront nos recuerda a modo de contexto que "el gasto en tecnología sobre el PIB mundial es del 8% y se prevé aumente al 14% para 2027". Se trata de una tendencia imparable que no podrá frenar ningún país, ni siquiera Estados Unidos. Sin embargo, Trump sí puede 'animar' con sus políticas a Apple fabricar más en Estados Unidos en lugar de China, uno de los factores que elevarían el precio de sus dispositivos…
El peso de la tecnología en el PIB
Este analista de Pictet Digital también recupera un informe de International Data Corporation que estima que el mercado global de Inteligencia Artificial (IA), incluyendo infraestructura y semiconductores, aplicaciones y servicios, crecerá casi 19% anual, hasta 900.000 millones de dólares para 2026. Goldman Sachs también destaca que esas inversiones pueden impulsar el PIB mundial un 7%, "principalmente por el aumento de la productividad". Sobre esa victoria de Trump, nos explica Effront que, "de momento, un pequeño número de empresas son las que más se benefician. Es el caso de grandes proveedores de 'hiperescala' como Amazon Web Services, Google Cloud Platforms y Microsoft Azure o Meta, que acaparan 78% de la capacidad global de la nube. Microsoft y Amazon continúan liderando el cambio a la computación en la nube en una tendencia que se espera continúe los próximos años. Además, la demanda de chips de alto rendimiento en aplicaciones de IA debe aumentar la demanda de diseño, equipos y fabricantes de semiconductores. Se requieren procesadores potentes y chips más complejos con oportunidades en empresas como TSMC, Synopsys, Micron, AMD, Marvell, ASML o LAM Research".
Preguntamos a García Montalvo si cree que las grandes compañías tecnológicas de Estados Unidos saldrán más fortalecidas frente a sus posibles competidores de China. "Sin duda. Se plantean varias fórmulas como poner dificultades a las compañías chinas para operar en Estados Unidos, algo que ya venía sucediendo, y favorecer que las 'big tech' de EEUU sigan ganando tamaño. También el sector de las monedas digitales se está viendo muy beneficiado por las promesas de reducción de la regulación en el sector", añade este antiguo alumno de la Universidad de Harvard.
Sobre la política de aranceles que Trump ha anunciado, García Montalvo no ve que sean la política económica más acertada: "En primer lugar, porque generarán inflación en EEUU pudiendo provocar una reversión en la reducción de los tipos de interés. No obstante, parece que Trump quiere controlar también la Reserva Federal y, ante la perspectiva de que no pueda hacerlo directamente, sus analistas ya están valorando alternativas. Por otra parte, la globalización sacó de la pobreza a miles de millones de personas en los países poco desarrollados. Los aranceles revertirán este proceso, lo que, unido a la reducción de los flujos de ayuda hacia estos países, producirá consecuencias no deseadas en los grupos de ciudadanos más pobres de los países poco desarrollados".
Problema de financiación
Para Enrique Dans, los aranceles propuestos por Trump podrían tener impactos significativos en la innovación tecnológica en Estados Unidos, "empezando por un aumento de los costes y una reducción de la inversión". "El incremento en los precios de componentes y productos tecnológicos debido a los aranceles podría reducir la capacidad de las empresas para financiar su innovación, ya que tendrán que destinar más recursos a cubrir los costes más altos de producción e importación". Este experto de IE University también llama la atención sobre otra consecuencia: "Se calcula que disminuirán el poder adquisitivo de los consumidores en unos 90.000 millones de dólares anuales, lo que podría reducir la demanda de nuevos productos tecnológicos, y podrían provocar disrupciones en la cadena de suministro". Y advierte de que sectores industriales de futuro, como la industria de vehículos eléctricos, donde China es líder mundial, podría enfrentarse a obstáculos para competir e innovar en el mercado estadounidense. "Y lo mismo podría ocurrir con el sector de energía solar, que podría ver reducida su capacidad de innovación debido al aumento de costos en paneles y componentes", añade.
Sobre esta nueva política de aranceles a la importación desde China sobre todo y en menor medida sobre la Unión Europea, Arun Sai, de Pictet, confía en que todas esas amenazas de Trump no se cumplan en el corto plazo. "Algunas medidas de política comercial no requieren aprobación parlamentaria y pueden aplicarse mediante decretos presidenciales, pero inevitablemente requieren negociaciones, ya que los países pueden tomar represalias", asegura.
Los expertos consultados coinciden en que todos estos cambios se irán produciendo muy poco a poco. A juicio de Dans, la idea primaria de Trump de incentivar la producción e innovación doméstica en ciertos sectores tecnológicos podría llegar a producirse, pero sería un proceso muy lento y costoso, ya que "el sistema actual de producción global ha tardado décadas en configurarse". "Por tanto, aunque los aranceles podrían estimular cierta innovación doméstica, es más probable que en general tengan un impacto negativo en la capacidad de innovación tecnológica de Estados Unidos, al aumentar sus costes, reducir la inversión disponible y provocar problemas en las cadenas de suministro globales de las que depende gran parte de la industria tecnológica", afirma.
Aumentarán los beneficios
García Montalvo tiene claro que una menor regulación del sector tanto en la implantación de la IA como en la privacidad de los datos o en las limitaciones a las prácticas y el tamaño de las 'big tech' "producirá mayores beneficios para estas empresas y produciría seguramente una tasa de innovación mayor, al menos en el corto plazo". Pero también llama a considerar "otros factores importantes cuando se tienen que valorar la bondad de los estímulos a la innovación".
Sobre la anunciada desregulación del sector, Dans considera que la administración Trump podría modificar el enfoque actual sobre regulación antimonopolio, con cambios en la Federal Trade Commission y el Departamento de Justicia. "Los procesos antimonopolio contra empresas como Amazon, Meta o Apple podrían verse afectados o incluso frenados, aunque compañías como Google o Meta podrían enfrentarse a un escrutinio continuo y más intenso debido a la percepción negativa de Trump hacia esas compañías", añade.
Europa tiene que despertar
En este nuevo escenario, ¿en qué situación queda la Unión Europea? ¿Qué tiene que hacer para evitar seguir perdiendo notoriedad global en tecnología e innovación? "El informe Draghi es bastante claro. Mientras EEUU innova y avanza, la UE regula en exceso y se enreda en discusiones bizantinas", explica García Montalvo. Sobre la evolución de los mercados, este investigador destaca que en principio las expectativas de mejora de dividendos de las tecnológicas se basan en anuncios y el programa de Trump, "pero esto se tiene que ver refrendado por legislación". "Se dice que por cada nueva regulación que se apruebe se tienen que derogar diez normas, lo que realmente parece poco realista. En general, gran parte de la euforia se debe a las posibilidades que la IA abre para que las big tech sigan incrementando de forma rápida sus beneficios sin depender principalmente de la publicidad. Habrá que ver si las promesas de la IA de aumento de la productividad y utilización se cumplen para ver si las expectativas son razonables. Mientras tanto, las promesas de Trump se verán multiplicadas en forma de valoración bursátil por el hip de la IA".
Dans también es tajante: "Para evitar perder relevancia global en materia de tecnología e innovación, la UE debería considerar un aumento significativo de la inversión en investigación y desarrollo tecnológico". También propone fortalecer sectores estratégicos como la inteligencia artificial, la computación cuántica, los semiconductores y las tecnologías verdes "sin asfixiarlas con un nivel de regulación excesivo". Asimismo, Dans reclama reforzar el mercado único digital para crear un entorno más favorable a las empresas tecnológicas europeas, y armonizar las regulaciones digitales entre los Estados miembros para facilitar el crecimiento de startups y scale-ups europeas. Entre otras medidas, pide diversificar las cadenas de suministro tecnológicas para reducir la dependencia de un solo país, y fomentar la producción local de algunos componentes críticos, como los semiconductores. "La Unión Europea debería buscar alianzas estratégicas con otros países tecnológicamente avanzados, como Japón, Corea del Sur o Canadá, y mantener canales de diálogo abiertos con Estados Unidos en temas de innovación y tecnología, a pesar de las posibles tensiones", añade.
Optimismo en los parqués
Otro analista de Pictet, Arun Sai, explica a eleconomista.es que "en general, es probable que la presidencia de Trump sea positiva para la renta variable estadounidense, especialmente acciones de pequeña capitalización, que se pueden beneficiar de un recorte de impuestos y una agenda política que favorece las empresas nacionales". Da mucha importancia a una reducción de la vigilancia o control por parte de la Administración a su actividad: "La regulación puede ser menos restrictiva en áreas como Inteligencia Artificial, aunque algunas industrias, como la de semiconductores, pueden verse afectadas por políticas proteccionistas".
Si echamos la vista atrás, este experto concluye que "de todos modos, la historia sugiere que el impacto de las elecciones presidenciales de EEUU en los mercados financieros puede ser modesto, ya que los fundamentales económicos, más que la política, determinan la dirección de cada compañía". Y advierte, tras los vaivenes vistos estos días en los parqués, el mayor impacto puede producirse "entre tres y seis meses posteriores a las elecciones".
Enrique Dans considera que la euforia inicial del Nasdaq "podría continuar en el corto plazo, pero es probable que se modere con el tiempo". "Por un lado, la desregulación, el apoyo a las criptomonedas y el estímulo fiscal podrían ser vistos favorablemente por el mercado. Pero por otro, la política arancelaria y la guerra comercial, la volatilidad del mercado y las crecientes tensiones geopolíticas podrían generar inestabilidad que afecte negativamente a los mercados". Y recuerda que históricamente, los mercados han tenido un mejor desempeño bajo administraciones demócratas: desde 1976, el beneficio de Wall Street bajo mandatos demócratas fue del 14,3% frente al 10,8% de las presidencias republicanas. "Aunque el Nasdaq haya reaccionado positivamente en el corto plazo, la sostenibilidad de esta euforia dependerá de cómo un imprevisible Trump lleve a cabo sus políticas y de cómo afecten al panorama económico y geopolítico global. Lo más probable es que veamos períodos de volatilidad y ajustes a medida que el mercado vaya digiriendo las implicaciones a largo plazo de esta presidencia", concluye Dans.