Madrid
Estamos acostumbrados a encontrar ejemplos de gemelos digitales en la industria. Estos modelos son capaces de simular situaciones reales, de recrear productos o servicios para así poder probar antes en ellos que en la vida real. Esas emulaciones virtuales y tan versátiles permiten monitorizar y optimizar cualquier comportamiento sin demasiados riesgos. A estas alturas, son muy comunes en diferentes sectores, desde la industria manufacturera y automovilística a la salud, la energía o las ciudades inteligentes. Ahora, un proyecto francés con cooperación española trabaja para conseguir un gemelo digital de los océanos.
"El objetivo es producir una representación digital interactiva y dinámica del océano para una mejor toma de decisiones y una acción sostenible", nos explica Benoit Morin, líder del proyecto. Añade que "proporcionará una descripción virtual consistente, de alta resolución, multidimensional y casi en tiempo real del océano, incluidas sus dimensiones físicas, químicas, biológicas y socioeconómicas".
Lo está impulsando iFremer, la institución francesa para la investigación marina, que tiene colaboración, entre otras instituciones, con la española Puertos del Estado. Fundada hace 40 años, en ella trabajan unos 1.500 científicos, ingenieros y técnicos y tiene presencia en los tres grandes océanos con bases en Reunión (Índico), Tahití (Pacífico) y Brest (Atlántico). Para acometer este proyecto, se ha aliado con la compañía tecnológica NetApp, especializada en la captura y gestión inteligente de los datos.
NetApp, fundada en 1992 en California, les ayuda en este caso -como al 95% de las empresas del Ibex35 en España- a almacenar, gestionar, proteger y analizar sus datos en diferentes entornos. Benoit Morin, jefe del proyecto Datarmor AI en iFremer, nos explica que, para él, el viaje de los datos es muy similar al ciclo del agua que todos hemos estudiado en el colegio. En su caso, esa recolección tiene lugar "del abismo a la superficie, de la costa al mar abierto".
"Esa ingente colecta de datos nos va a permitir cumplir los fines de la organización: proteger y restaurar los ecosistemas marinos, proteger las especies marinas y también explorar las posibilidades de los recursos marinos, ya sea en energía, en recursos minerales, sobre la calidad sanitaria del agua, en la búsqueda de recursos en acuicultura y biotecnología marina...", explica Morin. Y añade que a medida que vayamos teniendo un histórico de datos, podremos realizar predicciones y medir, por ejemplo, el impacto del cambio climático en los océanos y en los humanos… "Nos permitirá lanzar preguntas y obtener nuevas respuestas", añade. Sobre el nivel de desarrollo y detalle que pueden alcanzar en sus mediciones y cálculos, explica también que, por ejemplo, las predicciones de temperatura, precipitaciones o viento podrían realizarse ya por direcciones concretas, por ubicaciones exactas de unos metros si hiciera falta.
Sobre ese aluvión de datos, Guillaume de Landtsheer, vicepresidente de NetApp en Francia, nos recuerda que "según IDC, el volumen total de datos generados a nivel global se duplicará aproximadamente cada dos años". "Esto es impulsado principalmente por el crecimiento en el uso de dispositivos conectados, el Internet de las Cosas (IoT), la inteligencia artificial y el aumento de la digitalización en todas las industrias", añade.
Para captar todos esos datos, iFremer dispone de varios buques oceanográficos y vehículos autónomos capaces de alcanzar profundidades de hasta 7.000 metros. Con uno de ellos, por ejemplo, estuvieron explorando los restos hundidos del mítico 'Titanic' en otro proyecto de investigación. Uno de esos barcos, el Marion Dufresne, alberga un laboratorio flotante de 650 metros cuadrados, que ya quisieran muchos centros científicos en tierra.
Tampoco es casual que haya sido Francia la impulsora de un proyecto de esta magnitud. Benoit Morin lo justifica recordando que su país "posee la segunda zona marítima más grande del mundo con 10 millones de kilómetros cuadrados y las áreas marinas protegidas cubren hoy más del 45% de la costa continental". "También disponemos en los territorios de ultramar del 10% de los arrecifes de coral y del 20% de los atolones del planeta", justifica. Dispone, por lo tanto, del espacio necesario para colocar sensores en boyas, testigos a diferentes profundidades e incluso en animales que envían información en tiempo real a las diferentes bases.
En un aspecto más técnico, desde NetApp nos explican que, en ese proceso de captación, almacenamiento y gestión, "los metadatos y los datos deben ser fáciles de encontrar tanto para humanos como para computadoras". "Para optimizar la reutilización de los datos, los metadatos y los datos deben estar bien descritos para así poderlos replicar y/o combinarse en diferentes entornos", afirma Guillaume de Landtsheer. Y toda esa información aplicada a los océanos revertirá en un mejor conocimiento del medio. Entre otros proyectos, ese gemelo digital de los océanos incluye la construcción de un atlas de genomas marinos de 4.500 especies marinas. "La ausencia de genomas de referencia obstaculiza el progreso de los enfoques metagenómicos, un problema conocido como ómica oscura", añade Benoit Morin.
Para cuando el proyecto de gemelo digital esté finalizado, desde iFremer estarán en disposición de conocer con precisión no solo parámetros que mejoren esa conservación necesaria de este espacio clave y sus hábitats, sino también para su explotación económica sostenible de sus recursos. Como ejemplos de esto último podemos reseñar desde la detección de los mejores caladeros de pesca a la localización de las ubicaciones perfectas para aprovechar las corrientes marinas o los vientos y así generar energía.