
En 2020, Peloton era la joya del mercado de equipos de fitness, aprovechando la necesidad mundial de hacer ejercicio en casa durante la pandemia. El mercado abrazó con muchas granas esta solución híbrida, que ganaba dinero tanto con las máquinas estáticas que entregaba en los hogares, como con distintos planes de suscripción. Era el modelo Netflix, llevando al fitness.
Sus acciones se inflaron como un globo y todo parecía ir viento en popa, hasta que el regreso de los gimnasios y una serie de catastróficas desdichas (como un episodio de la secuela Sexo en Nueva York que se viralizó tras mostrar el accidente con una de sus bicis), acabaron de darle la puntilla.
John Foley, uno de sus cofundadores y ex-CEO, fue de los que salieron más trasquilados, pasando de ser billonario a vender alfombras y vender casi todas sus posesiones.
¿Cómo es posible que su ex-CEO, John Foley, pase ahora por apuros financieros tan severos que ha tenido que vender casi todas sus posesiones?
De éxito a ruina: el ascenso y la caída de Peloton
Cuando el COVID-19 azotó al mundo en 2020, Peloton encontró la fórmula perfecta para capitalizar una crisis global. Con gimnasios cerrados y la necesidad de mantenerse activos sin salir de casa, millones de personas recurrieron a las bicicletas y cintas de correr de alta tecnología de Peloton.
En cuestión de meses, las ventas de la compañía se dispararon más del 170%, y su valoración de mercado creció de 8.000 millones de dólares a casi 50.000 millones. John Foley, el CEO de la empresa, se convirtió en multimillonario en lo que parecía un abrir y cerrar de ojos.
Peloton parecía invencible. Sus productos, combinados con clases virtuales de entrenamiento, se convirtieron en un fenómeno cultural, mencionados incluso en programas de televisión y anuncios. Parecía que el futuro del fitness pasaba por sus pantallas.
Las primeras señales de declive
Sin embargo, las luces de alerta no tardaron en aparecer. Cuando las restricciones por la pandemia comenzaron a levantarse en 2021, la demanda de productos Peloton empezó a decaer. La compañía había invertido demasiado en nuevos productos, incluso construyendo una fábrica de 400 millones de dólares, confiando en que el crecimiento continuaría. Pero la realidad fue distinta. Los consumidores comenzaron a regresar a los gimnasios y a diversificar sus opciones de entrenamiento.
En noviembre de 2021, Peloton anunció que sus ingresos serían mil millones de dólares menos de lo proyectado, lo que causó que las acciones de la compañía se desplomaran un 35% en un solo día. Fue un duro golpe del que la empresa no pudo recuperarse fácilmente.
Problemas internos y mala prensa
Además de los problemas financieros, Peloton enfrentó varias crisis de relaciones públicas. En un caso trágico, su cinta de correr fue implicada en la muerte de un niño y causó numerosas lesiones, lo que resultó en retiradas de productos y una serie de titulares negativos. Peloton fue representado en programas de televisión como un símbolo de peligro y exceso, impactando aún más su imagen pública.
Los despidos masivos también erosionaron la moral interna de la empresa, lo que agravó la percepción de una gestión inestable. Los empleados despedidos recibieron, como compensación, membresías gratuitas de Peloton, lo que fue percibido como un insulto más que como un beneficio.
La ruina de John Foley
John Foley, quien había dejado su puesto como CEO en febrero de 2022 y se apartó completamente en septiembre de ese año, vio cómo su riqueza se esfumaba junto con el valor de las acciones de Peloton. En sus propias palabras, pasó de tener "mucho dinero en papel" a prácticamente nada en el banco. Su fortuna personal se redujo de 1.900 millones de dólares a alrededor de 225 millones, lo que le obligó a vender propiedades de lujo, incluyendo una mansión de 55 millones de dólares en los Hamptons.
Foley ha intentado mantenerse optimista, lanzando un nuevo negocio llamado Ernesta, que se centra en alfombras hechas a medida. Sin embargo, reconoce que su situación financiera está lejos de la comodidad que alguna vez conoció. "Estoy trabajando duro para ganar dinero de nuevo... porque no me queda mucho", admite Foley con una mezcla de humor y humildad en declaraciones a la CNBC.
Aunque John Foley y Peloton han experimentado un declive dramático, la historia aún no ha terminado. La empresa sigue existiendo, aunque a una escala mucho más reducida, y Foley busca un nuevo comienzo con su empresa de alfombras.