
La tecnología ha llegado a todos los aspectos de nuestra vida, lo que significa que incluso los más pequeños también usan o están cerca de ella de una manera u otra. Aunque la exposición a los dispositivos entre los niños debería ser mínima o incluso inexistente, hoy en día es muy complicado lograrlo por cómo funciona este mundo.
Entre todos los dispositivos que hay, las tablets han sido elegidas por la mayoría de padres como el que se les da a los niños, ya que de esta manera los adultos siguen teniendo su smartphone encima y los pequeños están entretenidos.
Pero los descubrimientos de un estudio publicado en 'JAMA Pediatrics' ha concluido que el uso de tabletas por parte de los niños contribuye a los arrebatos de ira y frustración en edades de 3,5 a 5,5 años. Estas son las conclusiones obtenidas por el equipo de investigación a través de encuestas realizadas a los progenitores de 315 niños a lo largo de tres años en Canadá. En concreto, el estudio hizo un seguimiento de 171 niños (54 por ciento) y 144 niñas (46 por ciento) a las edades de 3,5 (en el año 2020), 4,5 (2021) y 5,5 años (2022).
Los niños incrementaron su tiempo de uso de tabletas a medida que fueron creciendo, al mismo tiempo que aprendieron a manejar dispositivos móviles por sí solos. Todo ello ha llevado a que el uso de pantallas está cada vez más presente en la vida de los pequeños, donde los padres encuestados señalaron que las utilizan con frecuencia para mantener a los niños ocupados, mientras completan tareas y quehaceres importantes.
Esto sugiere que el uso de tabletas puede ser con frecuencia una actividad solitaria para los niños y, por lo tanto, puede brindar pocas oportunidades para aprender y practicar estrategias de regulación emocional, que se adquieren a través de la observación y de la crianza centrada en las emociones. A su vez, otros estudios señalan que el uso de medios electrónicos por parte de los niños contribuye a reducir la comunicación entre padres e hijos.
Los expertos han señalado que investigaciones futuras deberían considerar la calidad del contenido que los niños ven en las tabletas y la naturaleza de las interacciones de los niños con las pantallas. Esto ayudaría a observar las diferencias entre un uso activo de las tabletas (es decir, lectura en libros electrónicos) y pasivo (visualización de vídeos en YouTube).
A pesar de estos descubrimientos, los investigadores señalan que al mismo tiempo existen ciertas apps y plataformas para tablets que pueden ofrecer apoyo en el desarrollo de habilidades de regulación emocional.