
El navegador Google Chrome seguirá aceptando cookies de terceros, después de que el plan del gigante de Internet de eliminarlas completamente haya sido retrasado por la presión de legisladores y reguladores.
Las cookies son pequeños pedazos de información guardados en el navegador, que pueden servir para guardar datos como la sesión de las páginas que usamos; pero también son muy útiles para rastrear a usuarios por Internet, registrando todas las páginas que visitan y sus intereses. Es gracias a estas cookies y otras tecnologías que vemos anuncios personalizados, por ejemplo.
El imperio de Google se ha construido en buena parte gracias a este tipo de cookies, pero los tiempos han cambiado; la privacidad es cada vez más importante para los usuarios, y ya hay navegadores que bloquean completamente estas cookies. La solución, según Google, es un nuevo sistema llamado FLoC (Federated Learning of Cohorts), que en vez de rastrear a usuarios concretos, los mete en grandes grupos de intereses comunes.
El objetivo de Google era aprovechar la gran popularidad de su navegador web Chrome para implementar esta tecnología y que las webs y otras empresas de publicidad no tengan más remedio que usarla. Pero ese plan ha sufrido otro tropiezo.
Hoy, Google ha confirmado que Chrome seguirá teniendo soporte de cookies de terceros al menos hasta mediados del 2023, un año después de lo anunciado. Además, la compañía admite que esta implementación está sujeta a acuerdos con las autoridades británicas; pero estas no son las únicas que han advertido de posibles problemas, tanto por prácticas monopolistas como por privacidad. El pasado abril los máximos responsables de protección de datos de Francia, Alemania y Bélgica confirmaron que estaban siguiendo los pasos de Google con interés.
El problema de FLoC
El problema no está tanto en eliminar las cookies de terceros, que son un problema reconocido, sino por lo que las sustituirá, FLoC. Aunque Google la presenta como una alternativa más privada, no faltan los críticos que apuntan que podría servir para saber aún más de los internautas.
Con FLoC, el navegador analiza las páginas que visitamos y nos asigna a diferentes grupos de intereses; la empresa publicitaria nos mostrará los anuncios relacionados con nuestros intereses, pero no podrá saber más, como sí puede hacer con las cookies.
Pero, como han apuntado críticos como la EFF estadounidense y competidores como Brave o Vivaldi, eso no impide rastrear a una persona; de hecho, lo podría hacer más fácil, ya que cada grupo de interés estaría compuesto sólo por unos miles de usuarios, y no tendrían que distinguir entre miles de millones de personas como ahora. Técnicas como el "fingerprinting", o la comparación con datos obtenidos por otros métodos pueden servir para identificar a un usuario.
Este retraso no significa que Google se haya rendido, ni mucho menos. Especialmente porque las cookies de terceros bien pueden tener los días contados, y el sector de la publicidad online puede enfrentarse a la mayor crisis de su historia si no hay una alternativa viable.