
Investigadores de Samsung han desarrollado una pantalla flexible que puede actuar como una piel electrónica, mostrando información cuando la 'pegamos' a una extremidad como el brazo. Puede representar el futuro de los wearables.
Si hablamos de pantallas flexibles, el nombre de Samsung nos viene a la cabeza, ya que es una de las pocas que ha conseguido hacer realidad el concepto de los smartphones plegables con modelos con el Galaxy Fold 2. De hecho, ahora estaría ayudando a Google para desarrollar un Pixel Fold plegable.
Pero la utilidad de las pantallas plegables va mucho más allá de los smartphones; también se pueden usar en ordenadores y wearables para alcanzar más posibilidades. Así lo ha demostrado el Samsung Advanced Institute of Technology, el laboratorio de investigación y desarrollo de la compañía que ha creado un wearable como ningún otro.
Se trata de una piel electrónica, que podemos pegarnos al brazo para obtener información y datos, igual que si fuese un reloj inteligente pero más privado, ya que podemos pegarlo en el antebrazo o la muñeca de manera que sólo nosotros lo podamos ver.
Semejante factor de forma no es fácil de alcanzar, porque es mucho más que una simple pegatina; la clave es que esta pantalla funciona perfectamente sin importar cómo la estiremos, algo importante cuando está pegada a nuestra piel. De hecho, se puede estirar a un tamaño 1.000 veces superior sin romperse; para conseguirlo, los investigadores sustituyeron el plástico por un tipo de material llamado elastómero, cuya composición molecular fue modificada para resistir mejor el calor y soportar el estrés del constante movimiento.
Lo más interesante es que estos cambios no afectan al aspecto de la pantalla OLED integrada, gracias un material electrodo que resiste la deformación. En realidad, los píxeles no se estiran, sino el espacio entre ellos.
Eso permitió integrar semiconductores dentro del dispositivo, y así hacerlo 'inteligente' con sensores relacionados con la salud; aunque la versión actual sólo es capaz de dar un dato, el ritmo cardíaco, sus creadores creen que en el futuro será posible integrar otro tipo de sensores. Más importante es que, en las pruebas, el dispositivo consiguió capturar el ritmo cardíaco incluso mejor que un sensor convencional, con una señal hasta 2,4 veces más fuerte y, por lo tanto, más fiable para recopilar datos y sacar conclusiones sobre estos.
Por el momento, el equipo se está centrando en mejorar la resolución de la pantalla, además de la precisión de varios sensores; sólo entonces estará lista para la producción masiva, en forma de pequeñas "tiritas" que podremos ponernos para conocer la presión sanguínea o los niveles de oxígeno en sangre.