El encuadre de los rostros en las plataformas de videoconferencias produce agotamiento entre los usuarios. Varias horas de Zoom, Skype, Microsoft Teams, Google Meet, Apple FaceTime o Cisco Webex con la imagen de los interlocutores como si estuvieran a escasos centímetros de distancia obliga a mantener la atención sobre la pantalla de forma intensa. Tanto el primer plano (encuadre entre la base del cuello y la cabeza) como el primerísimo primer plano (entre la frente y la barbilla) incrementa la tensión de forma inconsciente para debido a la cercanía virtual de la audiencia. Está comprobado que pocos logran relajarse cuando tienen a otra personas a menos de un palmo de distancia.
También añade presión la imagen proyectada de uno mismo, presencia insólita en la comunicación cara a cara y que invita al autochequeo constante. Asimismo, el nivel de detalle de los rostros induce a los intervinientes a comprobar el grado de interacción, complicidad y aceptación de la audiencia en cada segundo de la conversación, lo que también demanda crecientes dosis de concentración. Por si fuera poco lo anterior, se añade la presión de los silencios, que en lugar de formar parte del discurso puede interpretarse como un fallo de conexión.
Microsoft ha reparado en todo este tipo de elementos para rediseñar el aspecto de sus Teams con una puesta en escena opcional alejada del tradicional panel de rostros con el objetivo de rebajar el estrés. Si nada se tuerce en las próximas semanas, la novedad llegará a los usuarios de todo el mundo a lo largo del próximo agosto. A modo de ejemplo, la reuniones presenciales no exigen el asentimiento constante de la audiencia, algo que suele multiplicarse al sentirse observado cada leve gesto de cada uno. También dispara el estrés del público por le hecho de sentirse observado por múltiples miradas de forma simultánea, algo que en un auditorio, una aula o una mesa de reunión no ocurre ni con las personas que tenemos al lado.
La respuesta de Microsoft se reduce el modo Together (Juntos), por el que el gigante del software dispone a los participantes virtuales de la videoconferencia en un plano más alejado del impuesto por Zoom y sus hermanos, con si todos estuvieran en un aula magna. De esa forma también se evita el baile en la posición de los ponentes cada vez que intervienen en la conferencia, algo que demanda un esfuerzo adicional al cerebro humano. Con la ayuda de la inteligencia artificial, el software toma la imagen de cada participante sin el fondo para colocarlo en un auditorio virtual.
La función Modo Together aporta naturalidad a las reuniones virtuales multitudinarias y evita que cada persona se mire a sí misma una vez que asume que forma parte de un espacio virtual. También se sustituye la opción de levantar la mano para poder intervenir sin interrumpir al resto, con un código de color remarcado sobre la imagen. El significado viene a ser el mismo: "me gustaría decir algo". Entre las mejoras que llegarán a las pantallas en los próximos meses sobresale la transcripción (y traducción opcional) en tiempo real y nuevos catálogos de filtros, con iluminación y retoques. Para enriquecer la comunicación no verbal, los emoticonos irrumpirán en el formato, lo que llenará de pulgares hacia arriba, aplausos y hasta bailarinas con sus trajes de faralaes.