Tecnología

El pueblo minero del Bierzo que se digitaliza para sobrevivir

  • Dos años después del cierre de su mina, las pymes de la localidad se pasan a lo digital
Pozo Julia, Fabero. Foto: Ayuntamiento Fabero

"Necesitamos que se invierta el dinero en estas zonas. Se habla mucho de la España vaciada pero no se hace nada en dirección a que no pase", declara José Joaquín Ramón. Es dueño de una tienda de muebles que su padre abrió en el año 56 y que después él heredo. Se encuentra en Fabero, un pequeño pueblo del Bierzo situado al noroeste de la provincia de León. Cuando se cerraron las minas, el pueblo empezó a vaciarse. Ahora, se enfrentan al reto de la digitalización para sacar adelante sus negocios.

Fue en el año 2018 cuando se cerraron las minas que quedaban activas en España, poniendo fin a casi dos siglos de actividad que habían supuesto para numerosas zonas del país una fuente de ingresos y una forma de vida. Entre ellas, se encontraba la mina de Fabero. El cierre de su principal fuente productiva llevó al pueblo a una crisis de transición económica que aun sufren, dejando a cientos de trabajadores en la calle y obligando a muchos a marcharse de la comarca en búsqueda de minas en otros países o de otras formas de ganarse la vida. El pueblo, que los últimos cincuenta años ha sufrido el éxodo rural, pasó de tener ocho mil habitantes en los años sesenta a más de cinco mil cuando vivían aún de la minería. Ahora, el pueblo ni si quiera roza los 4.500 y la pérdida paulatina de población va sumiendo a este pueblo de la España vaciada en una situación que parece irreversible.  

La búsqueda de nuevos puestos de trabajo y de formas de dinamizar la economía que permitieran a la gente quedarse en Fabero llevó a su Ayuntamiento a recurrir a la herramienta del siglo XXI: Internet. Sus habitantes ya tenían claro que había que buscar nuevas formas de producción, pero la situación dejada por la pandemia llevó a su alcaldesa, María Paz Martínez, a dar con una posible solución.  

Digitalizar un pueblo 

Las pequeñas y medianas empresas son las que más han sufrido la situación derivada de la pandemia.  Al llegar las primeras fases de la desescalada, las restricciones impuestas en los comercios para ayudar a controlar el virus dificultaban que los pequeños negocios salieran adelante. Con esa perspectiva nació la idea de Ismael Teijón, que decidió fundar Social Wow, una agencia de marketing y digitalización para pequeños negocios. "Pensé: todos estos negocios van a necesitar ayuda, porque si tu terraza abre solo al 50% es muy difícil salir adelante. Pero teniendo un canal digital es más fácil hacer venta a domicilio, por ejemplo", explica Teijón. Ya tiene a varias personas con contrato fijo trabajando en este proyecto, con el que lanzaron la campaña #adoptaunaPYME.  

La casualidad quiso que el abuelo de Ismael fuese minero de Fabero y que la idea, entre conocidos, llegara a los oídos de Paz Martínez, la alcaldesa de la localidad. Ella lo presentó en un pleno del Ayuntamiento y la idea salió adelante: digitalizarían todas las pymes de Fabero, unas 70 empresas, incluyendo bares, que pasarían a formar parte de una plataforma digital en la que poder conocer los comercios, contactar con ellos y hacer pedidos. Aunque aún no se ha materializado del todo, la idea ya ha causado buena sensación entre los vecinos, quienes esperan que esta iniciativa sea un soplo de aire fresco que ayude a fijar población y a mantener viva la localidad.  

Ismael Teijón explica que no se trata solo de ponerles una página web: es un plan de márketing completo en el que se subirán fotos de los comercios, se incluirá contenido que invite a comprar en ellos y se habilitará un sistema de repartos a domicilio por la región del Bierzo (aunque más adelante, podría ampliarse a todo el país). "Hay un factor muy importante: para que no tenga tirón principal y luego coja polvo, vamos a hacer promoción a través de las redes sociales para que sea más cercano, más personal. Que se cuente quienes son, cómo se fabrican los productos, etc.", explica el creador de Social Wow. 

Este es un servicio que pagan los Ayuntamientos, por lo que sale del bolsillo de los propios vecinos, quienes contarán con un franquiciado de Social Wow que esté con ellos para hacer todo el trabajo y que será quien cobre por los servicios prestados en nombre de la empresa. Teijón habla de que sus expectativas son tener hasta 5000 franquiciados por toda España para dar un servicio mejor, lo que además ayudaría a que el dinero se quede en la propia región. 

Dejar atrás la mina 

Dos años después de que cerraran las minas, Paz Martínez, alcaldesa de Fabero, explica que se sienten "un poco perdidos". "Nunca llegaron las ayudas estatales. Sacaban siempre que teníamos unas prejubilaciones altísimas, pero ni todo el mundo se prejubiló ni todo el mundo tenía una pensión altísima. No hemos recibido nada y tampoco han hecho políticas para que se reactive la zona. El sentimiento es de que nos han dejado a la deriva, nos ven como <>", explica Martínez. Destaca que ni la Junta ni el Gobierno central han sabido ubicar las minas ni la localidad y que, siendo una zona minera, como tantas otras, muy reivindicativa, ahora carece de la fuerza necesaria para seguir con las protestas.  

"Seguimos siendo mineros y lo seremos toda la vida, es un orgullo, pero eso no significa que no tengamos que reinventarnos."

"Lo ideal hubiera sido crear microempresas para que esto saliera adelante", explica la alcaldesa. La falta de oportunidades ha ido alejando a la gente joven del pueblo, quien sale fuera a estudiar y a trabajar. Ahora, esperan que la innovación y la informática puedan acercar de nuevo a los más jóvenes y que se pueda buscar un futuro para el pueblo a largo plazo. "Seguimos siendo mineros y lo seremos toda la vida, es un orgullo, pero eso no significa que no tengamos que reinventarnos", señala. Desde el Ayuntamiento han impulsado otras medidas para intentar que el turismo se convirtiese en una fuente de ingresos importante, como crear un museo de la minería (el primer patrimonio histórico minero, el denominado 'Pozo Julia') o un programa de ayudas con las que se cede acceso a internet a los locales y se les ofrece una rebaja en el coste de los suministros. También ha cedido parcelas a bajo costo para que se pueda construir a precios asequibles; la idea es que la gente vaya a vivir a Fabero aunque trabaje fuera.  

Expandir lo local 

José Manuel tiene 56 años y su comercio de ultramarinos, 'La tienduca de Jose', es uno de los comercios que vivirá esta digitalización y que espera poder salir adelante gracias a ella. Espera que los productos que venden puedan llegar a repartirse por el país ("sin abusar, porque tampoco daríamos abasto", señala).  

"Cada dos días estamos sin internet. En las ciudades se habla de 4G y 5G y tendrían que venir aquí a ver que, lo que realmente está sucediendo, no tiene nada que ver."

Él nunca ha tenido internet en la tienda, explica que los pedidos se hacen por teléfono, pero destaca que tampoco la situación del pueblo ayuda: "Cada dos días estamos sin internet. En las ciudades se habla de 4G y 5G y tendrían que venir aquí porque entre lo que ellos hablan y lo que realmente está sucediendo, no tiene nada que ver". Explica que muchas veces no puede usar el datáfono que tiene en la tienda y que es una situación que viven todos los comercios e incluso el centro de salud. 

José Manuel vende embutido y productos del Bierzo, verduras y frutas de la zona, lo que impulsa y dinamiza la economía del pueblo: "si yo ayudo al vecino y él ayuda a otro y así sucesivamente, al final son 15 o 20 familias las que viven de lo que yo vendo. Nos ayudamos". 

También se encuentra en Fabero la tienda de muebles de José Joaquín Ramón, quien, aunque sí tenía más contacto con lo digital a través de las redes sociales, donde cuelga productos de su tienda, recibe de forma positiva la iniciativa. "Es un servicio más que vamos a dar y es una mejora, lo hace más cómodo y directo", señala, "Sé que también puede haber problemas con la gente mayor, que podemos estar reacios a la digitalización, pero supongo que todos pondremos un poco de interés y recibiremos un poco de ayuda". 

José Joaquín explica que, al vivir siempre de la minería, no se pensaba en alternativas de producción, "pero que ahora con la transición energética se necesita algún tipo de impulso para atraer a emprendedores, a los que se debería apoyar para poder llevar sus negocios a cabo". Enfatiza también en el tema de la comunicación por carretera: "necesitamos una vía rápida: estaba planteada, pero quedó en agua de borrajas. También serían buenas inversiones culturales".

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