Tecnología

Poniendo a prueba el CAT S52: resistencia sin límites con un software de gama media

Un móvil super resistente tiene un público claro: deportistas, trabajadores en lugares de riesgo y gente que tiende a romper el móvil por todas partes. El CAT S52 promete, entre otras cosas, resistir los golpes desde 1,5 metros, el polvo y ser sumergible durante 30 minutos. En elEconomista hemos querido poner a prueba el smartphone más duro del mercado para ver si mantiene un buen equilibrio entre funcionalidad y resistencia.

Diseño en bruto

A simple vista es un móvil tosco, con unos bordes resistentes y un marco sobresaliente. A diferencia de las tendencias de los demás fabricantes, que suelen redondear los bordes, el CAT S52 viene con unas esquinas marcadas con líneas rectas que dejan un teléfono sexagonal. Los botones son grandes y muy sobresalientes (suponemos que para facilitar el apretado con guantes o similar) y, acentuando el aspecto de móvil de trabajo de campo, viene sellado con seis tornillos pequeños a ambos lados. Viene con puerto para USB tipo C y con un jack para auriculares.

En el lado izquierdo se incorpora la pestaña que permite meter la tarjeta SIM y una tarjeta de memoria micro SD. No hace falta introducir el mítico palito para abrirlo, pero la verdad es que es complicado sacar la pestaña para meter ambas tarjetas (tuve que hacerlo con un clip). En esa misma abertura tiene un agujero como en el que viene en otros móviles para abrir la pestaña de las tarjetas, pero no te equivoques: es para resetear el móvil. Lo pone en pequeño, pero puede dar lugar a confusión. Sin duda es un detalle importante y útil. Por mucho que el móvil resista, cabe la posibilidad de que, tras un fuerte golpe o permanecer mucho tiempo bajo el agua, el móvil se quede "colgado" y resetearlo puede ayudarnos a recuperar la conectividad.

En la parte delantera, el CAT S52 viene con una cámara de 8 MP nada desdeñable y con modo retrato, mientras que en la parte de atrás incluye un lector de huellas dactilares y una cámara de 12 MP Dual Pixel de Sony f/1.8, con estabilización electrónica y enfoque PDAF. Aunque tenga solo 12 MP, funciona notablemente bien y el enfoque electrónico hace su trabajo. Las fotos salen nítidas y con buen color. Eso sí, si vas a usar este teléfono para hacer deportes o irte de aventura, quizá eches en falta un poco de calidad en la cámara con la que poder retratar ciertas cosas sin necesidad de llevar otra cámara encima.

La pantalla es una IPS Super Bright de 5,65 pulgadas. Frente a los móviles de más de seis pulgadas que están saliendo al mercado recientemente, este smartphone supondrá para muchos una ventaja, ya que no todo el mundo desea un móvil inabarcable. Se agarra fácilmente y se llega bien a todas las esquinas de la pantalla con un solo dedo y, aunque no es inmersiva (ni un poquito) no impide realizar cualquier tarea de forma cómoda. Algo que le resta puntos es que no es demasiado agradable al tacto. No sé si por la dureza que necesita para cumplir su cometido (incorpora Corning Gorilla Glass 6), pero la realidad es que dificulta un poco que los movimientos sean fluidos y rápidos.

Software básico

En el interior, el diseño es muy básico, propio de un teléfono más barato, con un menú al que se llega deslizando hacia abajo (de nuevo, de una forma poco fluida) y con las aplicaciones básicas que tiene cualquier móvil -si bien, no cuenta, por ejemplo, con escáner de pantalla ni códigos QR-. Viene con Android 9 con posibilidad de actualizar a Android 10, por lo que sí incluye todas las aplicaciones clásicas de Google. En cuanto a la batería, es de 3.100 mAh y, aunque no es de las más potentes del momento, la verdad es que ha estado más de una semana en stand-by y apenas ha gastado el 50%. Incorpora carga rápida: en menos de una hora se carga al 100%.

El procesador es un MediaTek Helio P35 a 2,3GHz y viene en una única versión de 4 GB de RAM y 64 GB de memoria interna, lo que supone bastante rendimiento y no ha dado ningún fallo incluso forzándolo con algunas aplicaciones.

Resistencia

Sin duda, ha aguantado todas las pruebas realizadas en casa y en la calle: caídas a 1,5 metros, golpes y sumergirlo en agua, así como mojarlo de una forma que perfectamente podría ser accidental. Aunque la pantalla reacciona al agua, si está bloqueado no hay ningún problema y una vez seco funciona como si no hubiese pasado nada.

A pesar del peso (210 gramos que parecen más por la tosquedad del dispositivo), ha aguantado perfectamente las caídas y no ha sufrido ni un rasguño ni arañazo, ni en la pantalla ni en el resto del hardware, que ha quedado intacto. También ha sido sometido a altas temperaturas, ante lo cual no se ha sobrecalentado ni ha impedido su correcto funcionamiento.

En resumen

Si tu uso del móvil es el habitual y suele estar protegido y cuidado, no es un teléfono rentable, sobre todo porque por su precio (499 euros) se pueden encontrar smartphones con mejores especificaciones, rendimiento y con una pantalla mejor. Ahora bien, si realizas deportes con los que pueda correr riesgo, si tiendes a romper todos los teléfonos a base de caídas y golpes o si trabajas en un lugar en el que tu smartphone pueda sufrir, es el teléfono perfecto. El precio sin duda se amortiza por los buenos materiales con los que está fabricado y puede asegurar que vaya a aguantar varios años sin un solo rasguño.

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