
Año nuevo, tributación nueva. Alphabet comienza el año con un cambio de su modelo fiscal que favorecerá a las arcas estadounidenses. A grandes rasgos, la compañía propietaria de Google dejará de desviar ingresos obtenidos en todo el mundo hacia Irlanda y Holanda, en su camino hacia diversos paraísos fiscales. Es el caso de Google Ireland Holdings, filial con sede en las Bermudas, islas donde las empresas pueden eludir sus impuestos en virtud de las permisivas leyes de ese estado soberano.
En el mismo caso de Google se encuentran otras multinacionales, aún remisas alterar su factura fiscal, como ocurre con Cisco, Pfizer, Merck, Coca-Cola y Facebook, entre otras. Entre cotizar a una tasa de un solo dígito a hacerlo por encima del 25% media un abismo que ha propinado a esas empresas ahorros estimados en un billón de dólares en impuestos. La agencia Reuters apunta que Google desvió el año pasado, hacia Bermudas, un botín de 21.800 millones de euros, frente a los 19.900 millones de euros de 2017.
De ahora en adelante, el gigante de Mountain View reportará los impuestos de todos sus ingresos directamente en el país de Donald Trump, para alegría del inquilino de la Casa Blanca. En el cambio de estrategia han concluido media docena de fuerzas que empujaban a Google hacia la ortodoxia tributaria. "Ahora estamos simplificando nuestra estructura corporativa y concederemos licencias de nuestra propiedad intelectual de los Estados Unidos, no de las Bermudas", explicó un portavoz de la compañía a través de un comunicado. Las mismas fuentes añadieron que "Google siempre paga todos sus impuestos, incluyendo todas los tributos sobre la renta anuales y únicos en los últimos diez años, nuestra tasa impositiva efectiva global ha sido de más del 23 por ciento, con más del 80 por ciento de ese impuesto adeudado en los Estados Unidos", dijo el portavoz.
Resquicios legales
Las lagunas legales que hasta ahora existían en los referidos países europeos han comenzado regularizarse, al mismo tiempo que se han dulcificado las tasas en los EEUU. De hecho, el impuesto de sociedades que gravaba el 35% de las ganancias en suelo estadounidense se redujo hace año y medio al 15,5%. Asimismo, la presión de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico comienza a obtener resultados en su batalla global contra la evasión fiscal de las grandes compañías. Lo mismo sucede con las propias autoridades estadounidenses, que el año pasado conminaron a sus grupos empresariales a poner orden en sus controvertidas prácticas fiscales internacionales antes de finales de 2020. Por si fuera poco, la práctica totalidad de los países europeos han hecho causa común para erradicar esta competencia desleal de ciertos gigantes online. Tampoco hay encuentro institucional de jefes de Gobiernos de países europeos en la Casa Blanca que no reprochen este tipo de maniobras. Y lo mismo sucede desde la Unión Europea, históricamente comprometida en taponar esta fuga de impuestos. Por todo ello, el movimiento de Google puede empujar a otras empresas estadounidenses a seguir su ejemplo.