De padre diplomático y madre diseñadora, María Sybilla Sorondo, conocida profesionalmente como Sybilla (EE.UU, 1963), encontró en la moda su refugio para interpretar el mundo desde que era pequeña. Hoy, aún habiendo rehuido siempre de la fama, la diseñadora se encuentra entre las figuras más destacadas de este sector.
Sybilla se trasladó a vivir a Madrid con su padre cuando era muy joven, y fue aquí donde empezó realizar sus primeras prendas con la ayuda de una modista que vivía en su casa. La creadora trabajaba en el sótano de la vivienda y se inspiraba en la ropa que veía en las tiendas para después reinventarla. Con tan solo 17 años, se fue a París a trabajar en el taller de alta costura de Yves Saint Laurent, donde pudo perfeccionar su técnica, y en 1983, presentó su propia colección de vestido en una pasarela de Madrid.
En 1986 comenzó a producir y presentar sus colecciones en la codiciada pasarela de Milán, y rápidamente alcanzó el éxito entre sus gentes. Si algo ha tenido claro la diseñadora desde sus inicios es que no quería producir ropa que pudiera venderse en muchas tiendas y a doquier, si no crear piezas únicas para un momento determinado, con todo el mimo y el reposo que este proceso necesita.

Siguiendo este patrón y con la necesidad de un cambio, en 1992 decidió retirarse de la escena internacional de la moda e irse a Japón a continuar su carrera. Fue aquí donde, además de triunfar con sus colecciones de ropa, empezó a diseñar una línea de decoración para el hogar y diferentes accesorios de moda como relojes, joyas, cinturones y pañuelos, que tuvieron una espléndida acogida entre la ciudadanía.

Ya en su primera colección Sybilla plantó cara al estilo power woman imperante en la época de los 80. Sus prendas, que rápidamente consiguieron un gran número de adeptos, marcaron la diferencia con la utilización de superposiciones, accesorios excéntricos, bordados y trampantojos. Y es que, muy lejos de querer convertirse en una fashion star, el objetivo de la creadora siempre ha sido otorgar un toque de valor a sus diseños, intentando reconciliar en ellos aspectos tan fundamentales como la sensualidad, la discreción y la funcionalidad.

Entre sus hitos, destaca la creación del vestido en crespón en seda negro que realza y estiliza el cuerpo de la mujer. Se trata de un vestido de tirantes, con escote redondo en el pecho y en la espalda, con largo hasta el suelo y una pequeña cola por detrás. Una pieza que ejemplifica el minimalismo de la época de los 90 y que habla por sí sola de algunas de las vivencias de Sybilla y de aspectos importantes para ella.

Con una trayectoria colmada de galardones, uno de los más sonados fue el Premio Nacional de la Moda que recibió en 2015, siendo la segunda mujer en recibirlo. Actualmente, tras haber pasado la mayor parte de su carrera en el extranjero, la creadora reside en Madrid, donde continúa con la producción de ropa a medida y de alta costura y participa en diferentes proyectos artísticos, como la creación de un bolso con Louis Vuitton.
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